Subida al Terril

OJO: PERDIMOS EL CAMINO. Al malinterpretar la información leída en un blog y no llevar la ruta cargada en el GPS, perdimos el camino en una zona surcada por decenas de veredas hechas por los rebaños de cabras. Por lo tanto, recomendamos que NO DESCARGUÉIS ESTE TRACK o, si lo hacéis, que tengáis en cuenta lo dicho en esta descripción.

Aclarado este punto, la ruta no es exigente, como la distancia y el desnivel muestran con claridad. Sin embargo, la multitud de veredas existentes y el terreno descarnado si se elige la bajada por la cresta justifican sobradamente catalogarla como "moderado".

Desde el kilómetro 8 de la carretera entre Pruna y Algámitas, la excursión comienza por una veredilla que sube entre encinas y matorral hasta un collado con un pluviómetro. Continuamos ascendiendo a la izquierda del pluviómetro y, al llegar a un segundo colladito, hemos de extremar la atención para no perder la vereda buena (como nos ocurrió a nosotros), que asciende claramente. Siempre cerca de la cresta pero sin llegar a tocarla, la vereda se ensancha y se desdibuja por momentos, aunque la visión del Terril con su vértice geodésico hará muy difícil que no lleguemos a buen puerto. Tras una agrupación de encinas que sobrevivió al evidente incendio forestal ocurrido por estos lares, la última subida nos conduce a la modesta cumbre del techo provincial de Sevilla, desde donde disfrutamos de unas vistas magníficas de los cerros colindantes, la Serranía de Ronda y la Sierra de Grazalema.

Para bajar, optamos por seguir siempre la cresta, pasando por la cima gemela del Terril y una segunda elevación con una curiosa construcción metálica oxidada. A partir de este punto y hasta llegar al pluviómetro, el terreno va empeorando notablemente y la piedra y tierra sueltas nos exigirán ir atentos para no dar con los huesos en el suelo.