Subida al Mirador de las Planas y Vértice Salinas por el Molino Solitario y descenso, por el barranco de Las Almunias

Dejo la furgoneta al final de la Urbanización el Sisallete, a la altura del comienzo de la pista del barranco de Las Cabras, que tomo tras un pequeño tobogán, para acto seguido, enlazar con la pista cementada que sube a los depósitos de agua, que dejo a mi derecha, donde el asfalto da paso a una pista de tierra, por la que desciendo, perdiendo los metros ganados.

Tras un corto tramo de falso llano, la pendiente aumenta hasta alcanzar el punto alto, en el que se ubica el molino solitario, donde la pista se convierte en un sendero, por el que rodeando distintas puntas, disfruto de las vistas hacia el castillo de Cadrete con la sierra de Algairén y la Plana de Lobaco, como telón de fondo.

Unos metros más adelante, enlazo con la pista que sube a las Planas desde Cadrete, por la que avanzo, deteniéndome de vez en cuando, para observar los diferentes barrancos que surcan esta zona, en el que se aprecia claramente, las zonas compuestas de yeso, con pequeñas manchas de pinos, que se ubican sobre todo en las zonas altas.

Tras algo más de hora y media, alcanzo el mirador de la Plana, donde las vistas hoy son algo escasas, pero en días despejados, se puede disfrutar de una bonita panorámica de la ciudad con la sierra de Guara y de los Pirineos, así que antes de continuar, me acerco al otro lado, donde está la cima secundaria del vértice Salinas (la principal está a un centenar de metros), donde disfruto de las vistas hacia el Moncayo.

Después, continúo por el que camino que atraviesa la Plana de Norte a Sur, que recorro durante casi cuatro kilómetros (3.7 km), hasta localizar a mano izquierda, un sendero marcado con un hito, que indica el acceso al barranco del Montañés, un barranco cerrado en sus primeros compases y surcado por los pinos, en el que a medida que voy perdiendo desnivel, este se abre, hasta alcanzar el famoso arco natural, símbolo de este barranco, en el que converge con el barranco de Los Fantasmas.

Ahora ya, por el fondo del barranco, avanzo por el cauce tranquilamente, disfrutando de los paredones de yeso al estilo Far West, donde me entretengo contemplando a un grupo de cabras, que me miran desde las alturas, sabedoras que no soy un peligro para ellas, mientras poco a poco el barranco se abre definitivamente, hasta desembocar en la pista del barranco de Las Cabras, donde cierro la circular.