Sonsón - San Francisco [Vereda Manzanares - Vereda La Playa] (Día 1)

Primero he de agradecer a los usuarios *Ricardo Mejia* y *basiliobb* por compartir sus trayectos que nos sirvieron de inspiración para conocer este increíble camino y a la muy amable gente que vive en esta zona, sin ustedes no hubiéramos descubierto las maravillas que se encuentran bordeando a Río Verde y Río Melcocho.

Segundo, recomiendo que si desean realizar esta ruta pueden acudir a la agencia turística Aventura San Francisco (https://aventurasanfrancisco.co/), ya que ellos ofrecen este plan iniciando desde San Francisco y viene todo incluido (siendo lo más importante los conocimientos de supervivencia, primeros auxilios y la zona en sí).

Tercero, mis recomendaciones para estas rutas son siempre un botiquín básico de primeros auxilios (que sepamos utilizar los elementos que en este cargamos), un filtro de agua (no debemos confiar nunca en una fuente de agua por más cerca que estemos a un nacimiento), ropa que proteja de la naturaleza y un bastón de senderismo. Un mapa físico siempre es una buena ayuda junto con una brújula y los conocimientos de interpretación de mapas y orientación.

Para prepararnos en esta aventura debemos conocer los ecosistemas por los que atravesaremos, siendo el Páramo de Sonsón donde encontraremos el punto más alto a 2729 msnm y Puente Amarillo en la Vereda El Retiro siendo el punto más bajo a 784 msnm. El páramo es una zona de mucha lluvia y por debajo de los 1000 msnm el calor es inclemente. Afortunadamente en cuestión de hidratación iremos sobrados y el único tramo por el que estaremos sin fuentes de agua por unos pocos kilómetros será mientras nos trasladamos de la Vereda La Playa a la Vereda Primaveral.

Lamentablemente, no puedo sincronizar los PDI de la app de Suunto a Wikiloc, pero la ruta está bien demarcada y con ayuda de un mapa físico que podremos descargar e imprimar usando la app de InkAtlas (https://inkatlas.com/create/) será fácil guiarnos y encontrar las zonas veredales.

INICIO DE LA RUTA

La alarma inicia con su particular melodía a las 03:00 am del día sábado 4 de noviembre del 2023. Nos damos una ducha rápida con agua caliente, nos vestimos con la ropa que dejamos previamente preparada desde la noche anterior y posterior a un breve desayuno y colocarnos nuestras maletas, pedimos un carro el cual llega en cuestión de minutos y nos lleva hasta la Terminal del Norte en la ciudad de Medellín donde tomaremos el microbús con ruta Medellín - Sonsón de parte de la empresa Sonar Expreso a las 04:30 am.

En un viaje que tarda aproximadamente 3 horas pedimos la parada a la entrada de la Vereda Manzanares, desde donde muchos senderistas inician su ruta para conocer el Cerro la Vieja en el Páramo de Sonsón o bien, como nosotros, iniciar su travesía hasta San Francisco.

A pocos 500 metros de la entrada encontraremos un restaurante casero donde disfrutamos de un buen desayuno con un delicioso jugo de mora. Después de esta comida no volveríamos a comer algo similar hasta llegar al estadero de Puente Amarillo, unas 50 horas después.

Podemos decir que desde acá inicia la ruta y mientras seguimos avanzando por la vereda y cada vez aumentamos el desnivel positivo y dejamos de manera gradual de ver casas y fincas, el frío se comienza a sentir un poco más, además de encontrarnos con el momento de realización en que sabemos que no volveremos a pisar otro municipio hasta un buen tiempo y muchos pasos después.

Una vez dejamos la vereda atrás, tal vez esto suceda al encontrar la capilla de la vereda, vemos como el camino al principio es muy pedregoso, pero con el tiempo se torna en una caminata de esas que te vislumbran por su belleza y que te gustaría guardar en tu memoria por mucho tiempo. Sofía llevaba una GoPro con la cual al caer la noche y ya dentro de nuestras carpas nos regocijábamos con estos paisajes.

Al llegar a la cima del camino comienza una baja ardua, un desafío para las rodillas e incluso más para la mente. El terreno es demasiado resbaloso, lo que nos obligó a ir un ritmo muy lento para poder bajar con seguridad sin miedo a caernos (o eso pensábamos).
La verdad es que nos caímos muchas veces, los ánimos se sentían bajos porque el camino parecía eterno, pero no era este el momento para darnos por vencidos. En medio de muchas caídas, algunas torceduras de tobillo y con las rodillas ya exhaustas, supimos atravesar este antiguo camino real hasta donde encontramos finalmente civilización.

La Vereda La Playa la reconocemos porque comenzamos a ver cultivos de frijol en las laderas a ambos lados de las montañas que forman un valle con el Río Verde. Eran ya casi las 5 de la tarde cuando vimos por primera vez los campesinos de la zona en sus tareas perpetuas de este tipo de vida que acompaña la dicha de vivir en el campo antioqueño.

Por motivos que aún no entendemos, decidimos no acampar cerca a la vereda, sino en la mismísima ladera de uno de estos cultivos. Estando a menos de 100 metros de la vereda, una zona plana y extensa para acampar, decidimos armar la carpa en un pequeño abismo (Sofía no estuvo muy contenta con esta decisión, les aseguro).

Aun así, hicimos lo que pudimos con lo que teníamos a disposición. Preparamos una cena caliente, nos pusimos ropa para dormir y mientras veíamos las estrellas, escuchábamos los perros y a los mismos campesinos que se comunicaban con ininteligibles gritos, veíamos a las arañas, grillos, mosquitos y muchos animales más que se posaban alrededor de la carpa, supimos encontrar la forma de dormir a una temperatura que estaba rondando los 14 grados centígrados.

El día 1 de los 3 que estaríamos en esta zona había terminado.