Sierra de las Villas (Jaén): Poyollano y Cueva de la Morra desde Guarondo

10.01.16
Itinerario: Guarondo (embalse del Aguascebas)-collado Caracho-lancha de Candiles-Poyollano-pasa de Candiles-Poyollano (cortijo de las Pepas)-Escalera de Poyollano-cortijo de Justa (la fumaora)-cortijo, fuente y tornajo de Facundo-cueva de la Morra-vértice bajo de la Morra-navilla y sima de la Morra-escalera de la Morra-cortijo Carambilla-cascada de Chorrogil-Guarondo
Que divertida resulta una ruta cuando, los que participan en ella tienen intereses muy próximos, y sobre todo ganas de pasarlo bien. Si digo que la ruta estaba planificada, digo la verdad, sin embargo, un cambio de planes sobre el terreno nos engrandeció el recorrido y nos aportó argumentos para otros "churreteos" por la zona.
Gracias a la intercesión del amigo Tomás, previendo dificultades en el trazado acordado más alla del Tranco del Acebo, propuso cruzar Chorrogil por la preciosa y serena pasá de Candiles tras subir el tranco de la lancha del mismo nombre. Tras visitar el cortijo de las Pepas, otra sorpresa nos regaló, ascender de la manera más cómoda al terreno llano que fue de Justa, la que se hizo famosa en la sierra como "la fumaora" y visitar su encantadora cueva-cenajo. Quién andorreara este poyo sabra de las gozosas vistas que se disfrutan del valle de Guarondo. De allí saltamos al cortijo (que fue) aledaño, el de Facundo, ambos cortijos se vieron envueltos en oros tiempos en luctuosos acontecimientos relacionados con la conocida como la Cruz de Colín.
Tras regocijarnos con la estampa de varios jamelgos retozando el libertad por aquellos prados, se nos presentaba el reto que todos llevábamos en cartera: la cueva de la Morra. Tanto se lo había leído a Gómez Muñoz que tenía ganas extremas de poder disfrutar del lugar. Como no, el encargo principal de la busqueda lo recibió el amigo Pepe Cabrera y, como siempre, no defraudó, no tardó mucho el olfato y su sexto sentido en buscar el resquicio cuando los demás andábamos más perdidos que el barco del arroz. La disfrutamos, bonita de verdad, coqueta, muy parecida a Cueva Buena como ya apuntaba el Jesuita. Tras disfrutarla, menos de lo que nos hubiera gustado, tocaba regresar , más contentos que unas pascuas, por el conocido camino de la escalera de la morra y la cascada de Chorrogil, que vimos algo más repuesta que la última vez que la visitamos. En definitiva, otra "tontá" serrana en el saco.