Sierra de Aracena: Santa Ana la Real-Hornos de cal-Chorros de Joyarancón-Riscos de Levante

Se inicia la ruta por un sendero que sale de la carretera HU-8105, justo enfrente de la calle Nueva. Nos vamos adentrando en un bosque de alcornoques y castaños, hasta llegar a un punto donde hay que girar a la derecha para seguir el barranco del Negrito, y a unos 500m encontraremos el horno de Tío Eulogio, uno de los hornos de cal de la zona, de unos 2,5m de diámetro.
Tras un giro a la izquierda, continuamos el camino hasta un puente de madera, que debemos cruzar para subir a los chorros de Joyarancón. Ahora, en el mes de enero, no tienen mucha agua, pero en época de lluvias tiene un salto de 15m en tres niveles. Después de un breve descanso volvemos al cruce y continuamos hacia la izquierda, donde vamos encontrando algunos ejemplares de cerdo ibérico.
De nuevo en la carretera, la cruzamos para proseguir la ruta por el barranco de los Casares hacia el Bosque de las Letras, donde encontramos poemas y textos cortos de autores de la comarca, así como un intercambiador de libros.
Vamos cruzando varios puentes sobre la Rivera de Santa Ana, y encontraremos un magnífico ejemplar de alcornoque junto al camino. El sendero se aleja ligeramente de la rivera, y al llegar a un cruce debemos bajar a la izquierda y continuar por un valle cada vez más estrecho hasta toparnos con los Riscos de Levante, un mole rocosa de unos 15m de altura.
Desde aquí se puede bajar hasta unas pozas entre grandes rocas, para volver luego sobre nuestros pasos hasta el último cruce, donde debemos seguir de frente. A nuestra izquierda vamos encontrando explotaciones con cerdos que buscan bellotas caídas de los alcornoques, y a nuestra derecha veremos el horno de Puerto Molino, y ya cerca de Santa Ana, el horno del Cosme.
En la entrada del pueblo encontramos el lavadero junto a la fuente de los tres caños, y ya en el centro, la iglesia de Santa Ana. Una muy buena opción, si coincide la hora, como fue nuestro caso, es comer en el restaurante Corral Concejo, para dar por terminada la ruta con una buena comida.