Setenil de las Bodegas - Alcalá del Valle y Ruta de los Molinos

Ruta circular.
La ruta comienza en la localidad gaditana de Setenil de las Bodegas, uno de los pueblos blancos más bonitos de la sierra de Cádiz. Inicialmente se recorren las principales calles cuevas, viviendas empotradas en enormes piedras areniscas. A continuación se sale en dirección a Alcalá del Valle en suave ascenso por la campiña, entre parcelas de olivos y cereales, donde no pasan desapercibidos elementos etnográficos de interés como cortijos, pozos... y un paisaje que en primavera se vuelve espectacular: la campiña se viste de verde para anunciar la estación del amor.
En Alcalá del Valle, una depresión que forman las sierras de la Molinilla, el cerro de la Atalaya y la serranía de Ronda, se puede pasear por el casco urbano, ver algunos de sus monumentos, como la Iglesia santa María del Valle, la fuente Grande..., obras como el encauzamiento del río..., descansar y retomar fuerzas.
El regreso a Setenil se realiza por el Arroyo de los Molinos, una ruta rivera entre ambos pueblos salpicada de huertas pequeñas, restos de antiguos molinos y vegetación de rivera, pues la ruta transcurre paralela al río Guadalporcún.
El piso es cómodo, ancho y seguro. Transcurre por caminos, algunos de ellos hormigonados, y vías pecuarias. Hay un tramo de unos 500 m de carretera, pero en el momento que se está realizando la ruta, se está procediendo por parte del Estado a implementar la red de infraestructuras verdes en el medio rural y encauzando el tramo de carretera por una vía alternativa, que proporcionará total seguridad a los senderistas. El tramo por la campiña carece de sombra, por lo que la ruta conviene hacerla en la dirección indicada para a primera hora de la mañana salvar la zona con menos arbolado.
Al finalizar la ruta en Setenil, antes de reponer fuerzas o después, no podemos abandonar el pueblo sin realizar la Ruta de las Cuevas, unos 2 km por el casco urbano, pasear por sus empinadas calles, por sus pequeñas y cuidadas plazas, por sus monumentos de interés, por sus miradores, visitar una casa-cueva y degustar sus platos típicos.