Senderos La Cebadilla (PR-A 69) y Acequias del Poqueira (PR-A 23) en Capileira
near Capileira, Andalucía (España)
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Trail photos
Itinerary description
Clásica ruta alpujarreña (muy bien organizada por Senderos Córdoba), partiendo desde Capileira, pueblo situado en la parte alta del valle de Poqueira (su nombre procede del vocablo latino Capillaria, que significa “cabellera”, y alude al hecho de ser el pueblo más alto del barranco, en la vertiente meridional de Sierra Nevada); forma parte del Conjunto Histórico del Barranco del Poqueira (uno de los barrancos más bellos de esta vertiente sur) y parte de su término municipal pertenece al Parque Nacional de Sierra Nevada, llegando hasta las cimas del Veleta y del Mulhacén (lo que lo convierte, con los de Güéjar Sierra y Trevélez, en uno de los tres municipios más altos de la península).
Salimos del núcleo urbano por su extremo norte, siguiendo los senderos PR-A 69 La Cebadilla y PR-A 23 Acequia del Poqueira (que coinciden hasta el Puente de La Cebadilla), y enfrentamos de inicio una fuerte cuesta en la que conviene parar de cuando en cuando y echar la vista atrás, disfrutando de la bella estampa que nos regala Capileira y el tramo inferior del Barranco del Poqueira, invadido de nubes que amenazan con alcanzarnos. Después la pendiente se suaviza, continuando por el sendero bien balizado y desembocando en un camino junto a la Acequia de los Lugares. Estas rústicas canalizaciones de agua (de origen árabe), excavadas en la tierra o en la roca siguiendo las líneas de menor pendiente, conducían el agua de los cauces naturales hasta las albercas y los cultivos escalonados en las laderas, formando pequeños bancales (como los que podemos ver en la Loma Ramón, al otro lado del Poqueira), con los que se conseguía ganar terreno a la montaña (llegaban hasta una altura de 2 500 msnm) para practicar una agricultura de subsistencia a base de cereales (trigo, maíz…), hortalizas y frutales como manzanos, cerezos, perales... (la ganadería extensiva complementaba la economía de la zona). Además de estas acequias de riego, que suman unos 415 kilómetros de longitud, hay otras de careo (que forman una red de unos 142 kilómetros, aunque las hay que también sirven para regar), situadas a mayor altitud (incluso a más de 2 000 msnm) para llevar el excedente de agua procedente del deshielo primaveral a los pastos o a las “simas”, zonas permeables donde quedaba el agua retenida un tiempo antes de aflorar por fuentes y manantiales.
Atentos a la señalización del sendero, nos desviamos por una senda a la izquierda que baja a la pista que cómodamente lleva a La Cebadilla, el poblado construido en los años cincuenta del siglo pasado para albergar a los trabajadores de la Central Hidroeléctrica de Poqueira, situada en la junta de los ríos Toril y Naute (cuya unión da lugar al Poqueira).
Durante el trayecto, nos llama la atención la omnipresencia de la rascavieja (Adenocarpus decorticans), también llamada siete sayos o rompesayo, un arbusto perennifolio de alta montaña que prefiere suelos pedregosos, calizos (aunque también se desarrolla sobre los ácidos) y frescos (es más común por tanto en zonas umbrías, en laderas con orientación norte) y cuyas flores amarillas ponen una destacada nota de color; también abunda la lechetrezna, el euforbio mediterráneo
(Euphorbia characias), que los herbívoros no comen porque el látex que posee sus jugos lechosos es muy irritante y cáustico: desde la antigüedad su savia blanca y pegajosa se ha usado incluso para tratar excrecencias cutáneas, como tumores y verrugas.
Ya en La Cebadilla, nos recibe su ruinosa ermita; el poblado también tuvo su propia escuela, pues llegó a contar con unas 200 almas, que disponían (dada la dificultad para desplazarse que imponía la orografia del terreno) de un "recadero" propio, al cual mandaban cada dos días con un burro a comprar en los pueblos cercanos pan, leche... o lo que precisasen. Pero a medida que fue disminuyendo el trabajo en la Central (que todavía está en funcionamiento), las casas se fueron cerrando (nueve familias aguantaron durante más tiempo) y hoy solamente dos de ellas todavía se usan por el personal de mantenimiento (aunque nadie vive aquí, salvo, según cuenta una leyenda, el espíritu de una princesa mora, que todavía puede verse deambular por el paraje de Barranco Hondo).
La Central Hidroeléctrica propiamente dicha se encuentra un poco más arriba de La Cebadilla, al final de la pista, pero cruzando el puente sobre el recién nacido Poqueira se separan los dos senderos de pequeño recorrido: el PR-A 23 inicia una remontada por los valles del río Naute y Mulhacén hasta el Cortijo de las Tomas; y el PR-A 69 inicia el camino de vuelta por la otra vertiente del barranco.
Primeramente subimos por una estrecha pista unos 600 metros hasta el cortijo Abuchite, que se encuentra en la primera curva cerrada del camino, pasando por encima del mismo y tomando la senda que baja hasta el río, entre antiguos cortijos y bancales la mayoría abandonados (donde antaño se cultivaban cerezos, castaños, manzanos, almendros, morales, higueras...); estos cortijos estaban perfectamente adaptados a esta escarpada orografía, con sus distintas partes dispuestas escalonadamente (situándose la vivienda generalmente en la parte superior de la pendiente con los corrales adosados en la parte baja). Junto a algunos de ellos encontramos eras, albercas y acequias. Su abandono debido a la fuerte emigración de las décadas de los 50 y 60, también conllevó que la vegetación natural fuese recuperando sus dominios, por lo que pueden verse en las laderas manchas de encinar y un robledal que es el más meridional del continente (de roble melojo o rebollo).
Alcanzamos el Puente de Abuchite, en un entorno natural de gran belleza, con una alameda y numerosas pozas, por donde cruzamos al otro margen del Poqueira, subiendo a continuación por un camina empedrado. Más arriba, en una bifurcación, continuamos por el camino de la derecha, dirección sur, siguiendo las marcas del PR-A 69, hacia Capileira, subiendo hasta un mirador habilitado en las Eras de Aldeire: desde aquí tenemos una magnífica panorámica de la cabecera del Barranco del Poqueira, que cierra por sendos extremos el Pico del Veleta (3392 msnm), a nuestra izquierda, y el Mulhacén (3482 msnm), techo de la península; entre ambos colosos, el Pico del Púlpito (2804 msnm), con Loma Púa y Loma Pelada a sus lados; en la ladera de la izquierda, queda la sonora Loma de la Matanza.
Entramos en Capileira, que bien merece al menos un corto callejeo, ya que el municipio está declarado Conjunto Histórico Artístico y Paraje Pintoresco y desde el 2017 forma parte de la asociación Los Pueblos Más Bonitos de España, además de haber sido mencionado por el Consejo de Europa como modelo de arquitectura popular (donde destacan sus afamados tinaos). Tras llegar junto a su Iglesia Parroquial de Nuestra Señora de la Cabeza (reconstruida en el siglo XVII, de cuando data su retablo barroco en madera dorada, aunque también alberga una imagen de la Virgen de la Cabeza aún más antigua, donada por los Reyes Católicos), concluimos la ruta en la vecina plaza tomando un merecido zumo de cebada, anticipo del contundente plato alpujarreño que nos espera después.
Salimos del núcleo urbano por su extremo norte, siguiendo los senderos PR-A 69 La Cebadilla y PR-A 23 Acequia del Poqueira (que coinciden hasta el Puente de La Cebadilla), y enfrentamos de inicio una fuerte cuesta en la que conviene parar de cuando en cuando y echar la vista atrás, disfrutando de la bella estampa que nos regala Capileira y el tramo inferior del Barranco del Poqueira, invadido de nubes que amenazan con alcanzarnos. Después la pendiente se suaviza, continuando por el sendero bien balizado y desembocando en un camino junto a la Acequia de los Lugares. Estas rústicas canalizaciones de agua (de origen árabe), excavadas en la tierra o en la roca siguiendo las líneas de menor pendiente, conducían el agua de los cauces naturales hasta las albercas y los cultivos escalonados en las laderas, formando pequeños bancales (como los que podemos ver en la Loma Ramón, al otro lado del Poqueira), con los que se conseguía ganar terreno a la montaña (llegaban hasta una altura de 2 500 msnm) para practicar una agricultura de subsistencia a base de cereales (trigo, maíz…), hortalizas y frutales como manzanos, cerezos, perales... (la ganadería extensiva complementaba la economía de la zona). Además de estas acequias de riego, que suman unos 415 kilómetros de longitud, hay otras de careo (que forman una red de unos 142 kilómetros, aunque las hay que también sirven para regar), situadas a mayor altitud (incluso a más de 2 000 msnm) para llevar el excedente de agua procedente del deshielo primaveral a los pastos o a las “simas”, zonas permeables donde quedaba el agua retenida un tiempo antes de aflorar por fuentes y manantiales.
Atentos a la señalización del sendero, nos desviamos por una senda a la izquierda que baja a la pista que cómodamente lleva a La Cebadilla, el poblado construido en los años cincuenta del siglo pasado para albergar a los trabajadores de la Central Hidroeléctrica de Poqueira, situada en la junta de los ríos Toril y Naute (cuya unión da lugar al Poqueira).
Durante el trayecto, nos llama la atención la omnipresencia de la rascavieja (Adenocarpus decorticans), también llamada siete sayos o rompesayo, un arbusto perennifolio de alta montaña que prefiere suelos pedregosos, calizos (aunque también se desarrolla sobre los ácidos) y frescos (es más común por tanto en zonas umbrías, en laderas con orientación norte) y cuyas flores amarillas ponen una destacada nota de color; también abunda la lechetrezna, el euforbio mediterráneo
(Euphorbia characias), que los herbívoros no comen porque el látex que posee sus jugos lechosos es muy irritante y cáustico: desde la antigüedad su savia blanca y pegajosa se ha usado incluso para tratar excrecencias cutáneas, como tumores y verrugas.
Ya en La Cebadilla, nos recibe su ruinosa ermita; el poblado también tuvo su propia escuela, pues llegó a contar con unas 200 almas, que disponían (dada la dificultad para desplazarse que imponía la orografia del terreno) de un "recadero" propio, al cual mandaban cada dos días con un burro a comprar en los pueblos cercanos pan, leche... o lo que precisasen. Pero a medida que fue disminuyendo el trabajo en la Central (que todavía está en funcionamiento), las casas se fueron cerrando (nueve familias aguantaron durante más tiempo) y hoy solamente dos de ellas todavía se usan por el personal de mantenimiento (aunque nadie vive aquí, salvo, según cuenta una leyenda, el espíritu de una princesa mora, que todavía puede verse deambular por el paraje de Barranco Hondo).
La Central Hidroeléctrica propiamente dicha se encuentra un poco más arriba de La Cebadilla, al final de la pista, pero cruzando el puente sobre el recién nacido Poqueira se separan los dos senderos de pequeño recorrido: el PR-A 23 inicia una remontada por los valles del río Naute y Mulhacén hasta el Cortijo de las Tomas; y el PR-A 69 inicia el camino de vuelta por la otra vertiente del barranco.
Primeramente subimos por una estrecha pista unos 600 metros hasta el cortijo Abuchite, que se encuentra en la primera curva cerrada del camino, pasando por encima del mismo y tomando la senda que baja hasta el río, entre antiguos cortijos y bancales la mayoría abandonados (donde antaño se cultivaban cerezos, castaños, manzanos, almendros, morales, higueras...); estos cortijos estaban perfectamente adaptados a esta escarpada orografía, con sus distintas partes dispuestas escalonadamente (situándose la vivienda generalmente en la parte superior de la pendiente con los corrales adosados en la parte baja). Junto a algunos de ellos encontramos eras, albercas y acequias. Su abandono debido a la fuerte emigración de las décadas de los 50 y 60, también conllevó que la vegetación natural fuese recuperando sus dominios, por lo que pueden verse en las laderas manchas de encinar y un robledal que es el más meridional del continente (de roble melojo o rebollo).
Alcanzamos el Puente de Abuchite, en un entorno natural de gran belleza, con una alameda y numerosas pozas, por donde cruzamos al otro margen del Poqueira, subiendo a continuación por un camina empedrado. Más arriba, en una bifurcación, continuamos por el camino de la derecha, dirección sur, siguiendo las marcas del PR-A 69, hacia Capileira, subiendo hasta un mirador habilitado en las Eras de Aldeire: desde aquí tenemos una magnífica panorámica de la cabecera del Barranco del Poqueira, que cierra por sendos extremos el Pico del Veleta (3392 msnm), a nuestra izquierda, y el Mulhacén (3482 msnm), techo de la península; entre ambos colosos, el Pico del Púlpito (2804 msnm), con Loma Púa y Loma Pelada a sus lados; en la ladera de la izquierda, queda la sonora Loma de la Matanza.
Entramos en Capileira, que bien merece al menos un corto callejeo, ya que el municipio está declarado Conjunto Histórico Artístico y Paraje Pintoresco y desde el 2017 forma parte de la asociación Los Pueblos Más Bonitos de España, además de haber sido mencionado por el Consejo de Europa como modelo de arquitectura popular (donde destacan sus afamados tinaos). Tras llegar junto a su Iglesia Parroquial de Nuestra Señora de la Cabeza (reconstruida en el siglo XVII, de cuando data su retablo barroco en madera dorada, aunque también alberga una imagen de la Virgen de la Cabeza aún más antigua, donada por los Reyes Católicos), concluimos la ruta en la vecina plaza tomando un merecido zumo de cebada, anticipo del contundente plato alpujarreño que nos espera después.
Waypoints
Comments (2)
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Excelente relato!!!!
I have followed this trail verified View more
Information
Easy to follow
Scenery
Moderate
Espectacular 👌