41. Sendero del Pan Perdido desde Navas de Bureba
near Navas de Bureba, Castilla y León (España)
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Trail photos
Itinerary description
INDICE IBP de Dificultad de la Ruta
Para Criterios y Tabla de Interpretación, Ir a:
https://www.ibpindex.com/index.php/es/
El resultado del análisis IBP es de 72 (para Senderismo): dificultad 'Media' para una preparación física 'Media'.
El cómputo del desnivel acumulado de la ruta por parte de IBP es de 727 metros (superior al que estima Wikiloc).
Hicimos esta ruta siguiendo el trazado de Parque Natural de Montes Obarenes-San Zadornil, en Wikiloc ( https://es.wikiloc.com/rutas-senderismo/prc-bu-218-sendero-del-pan-perdido-desde-navas-de-bureba-62800163 ). Gracias a ese riguroso 'track', conseguimos salir airosos de nuestra ruta con mayores dificultades hasta ese momento.
No me refiero a su demanda física; moderada, tirando a dura. Más bien, a sus exigencias técnicas: en particular, a las dificultades en la orientación a lo largo de la cresta, incrementadas por condiciones climáticas que complicaron la movilidad en bastantes puntos de ésta (hielo en el suelo y viento en el aire; véase debajo).
Al parecer, se ha incrementado la señalización recientemente (año 2020). Efectivamente, el trazado resulta fácil de seguir en las partes bajas y medias. En cambio, a lo largo de la cresta el terreno es, lógicamente, muy irregular; en numerosas ocasiones, con cambios constantes cada pocos metros. Es muy aconsejable, si no imprescindible, llevar alguna ayuda que marque el camino a seguir con detalle. En nuestro caso, el ‘angel de la guarda’ en forma de track, antes mencionado.
Después de un cómodo ascenso inicial por el Hoyo la Sierra, contemplando La Bureba envuelta en suaves nieblas, nos encontramos con un bello paisaje en el lado norte, con buena visibilidad, que nos acompañará todo el trayecto por la cresta. Sopla, sin embargo, un fuerte viento del suroeste y pronto comprobamos, además, que en la vertiente norte de la cresta los senderos aparecen cubiertos de gruesa escarcha helada. Pero ahí aún nos sentíamos seguros, animados por un día azul, aunque gélido.
Pronto comprobaremos, al crestear, ya desde el pico anterior al Ventanas (al parecer sin nombre propio, pero pendenciero en estas condiciones) y hasta descender del Pan Perdido mucho después, que las condiciones no invitan a la euforia. Senda escapista en bastantes tramos, viento que nos hace tambalear (la típica foto en “la ventana” del pico Ventanas, imposible) y, sobre todo, el suelo resbaladizo por el hielo, frenan de raíz nuestros humos iniciales.
¿Es una imprudencia continuar? ¿Nos rendimos y retrocedemos? A duras penas, mantenemos la esperanza en que las condiciones del trayecto mejorarán. Además, si otros lo habían hecho antes… es que era posible. Adelante... Ahora podemos contarlo y revivir la experiencia, crecidos en nuestra fortaleza mental. Ahora… (ahora, aquí, en el sillón; pero, ¡ay allí y entonces…!).
En realidad, después de esas vicisitudes, de haber “caminado” a cuatro patas y de arrastrarnos de culo, la subida a la cima del Pan Perdido, la más elevada, nos supuso un alivio; parecía casi una senda de rosas (aunque seguíamos con viento fuerte, pero menos hielo y terreno menos escarpado). De ahí sí tenemos foto, junto a su peculiar buzón montañero, para dar fe y presumir de nuestra entereza.
Desde la cumbre descendemos con precaución, pero ahora más seguros porque el sendero en la vertiente sur no está helado. Enseguida, después de un zigzagueo, entramos en un extenso bosque de encinas a lo largo de toda la falda de la sierra. Vamos flanqueados por majestuosas moles rocosas, ahora serenas y antes fuente de nuestra tensión. En su primera parte, el bosque es más seco; en el último tercio, es más húmedo y frondoso, con aspecto embrujado (de bruja buena).
En conjunto, la ruta es un auténtico regalo de la naturaleza, que hemos de conservar. Después de los largos momentos de alerta, e incluso alarma, llegó el bálsamo, con un apacible descenso y largo recorrido por el bosque. En cualquier caso, sirva nuestra experiencia como nota de cautela y aviso de precaución para otras personas normales (no expertos), buena gente de carne y hueso (como nosotros).
(*) Hay una ruta muy cercana a ésta, justo al otro lado (al norte) de la cresta de esta sierra, que se mantuvo durante meses en lo más alto de nuestro pedestal: https://es.wikiloc.com/rutas-senderismo/de-barcina-de-los-montes-al-pico-cuchillos-84230137 . Comienza en Barcina de los Montes y llega hasta el pico Cuchillos. Fuimos como 'flotando' durante toda ella; increíblemente placentera. Si hay tiempo para repetir alguna ruta, será esa la primera de la lista (y ya de paso, aprovecharemos para ponerle 'waypoints' o puntos de interés...).
Para Criterios y Tabla de Interpretación, Ir a:
https://www.ibpindex.com/index.php/es/
El resultado del análisis IBP es de 72 (para Senderismo): dificultad 'Media' para una preparación física 'Media'.
El cómputo del desnivel acumulado de la ruta por parte de IBP es de 727 metros (superior al que estima Wikiloc).
Hicimos esta ruta siguiendo el trazado de Parque Natural de Montes Obarenes-San Zadornil, en Wikiloc ( https://es.wikiloc.com/rutas-senderismo/prc-bu-218-sendero-del-pan-perdido-desde-navas-de-bureba-62800163 ). Gracias a ese riguroso 'track', conseguimos salir airosos de nuestra ruta con mayores dificultades hasta ese momento.
No me refiero a su demanda física; moderada, tirando a dura. Más bien, a sus exigencias técnicas: en particular, a las dificultades en la orientación a lo largo de la cresta, incrementadas por condiciones climáticas que complicaron la movilidad en bastantes puntos de ésta (hielo en el suelo y viento en el aire; véase debajo).
Al parecer, se ha incrementado la señalización recientemente (año 2020). Efectivamente, el trazado resulta fácil de seguir en las partes bajas y medias. En cambio, a lo largo de la cresta el terreno es, lógicamente, muy irregular; en numerosas ocasiones, con cambios constantes cada pocos metros. Es muy aconsejable, si no imprescindible, llevar alguna ayuda que marque el camino a seguir con detalle. En nuestro caso, el ‘angel de la guarda’ en forma de track, antes mencionado.
Después de un cómodo ascenso inicial por el Hoyo la Sierra, contemplando La Bureba envuelta en suaves nieblas, nos encontramos con un bello paisaje en el lado norte, con buena visibilidad, que nos acompañará todo el trayecto por la cresta. Sopla, sin embargo, un fuerte viento del suroeste y pronto comprobamos, además, que en la vertiente norte de la cresta los senderos aparecen cubiertos de gruesa escarcha helada. Pero ahí aún nos sentíamos seguros, animados por un día azul, aunque gélido.
Pronto comprobaremos, al crestear, ya desde el pico anterior al Ventanas (al parecer sin nombre propio, pero pendenciero en estas condiciones) y hasta descender del Pan Perdido mucho después, que las condiciones no invitan a la euforia. Senda escapista en bastantes tramos, viento que nos hace tambalear (la típica foto en “la ventana” del pico Ventanas, imposible) y, sobre todo, el suelo resbaladizo por el hielo, frenan de raíz nuestros humos iniciales.
¿Es una imprudencia continuar? ¿Nos rendimos y retrocedemos? A duras penas, mantenemos la esperanza en que las condiciones del trayecto mejorarán. Además, si otros lo habían hecho antes… es que era posible. Adelante... Ahora podemos contarlo y revivir la experiencia, crecidos en nuestra fortaleza mental. Ahora… (ahora, aquí, en el sillón; pero, ¡ay allí y entonces…!).
En realidad, después de esas vicisitudes, de haber “caminado” a cuatro patas y de arrastrarnos de culo, la subida a la cima del Pan Perdido, la más elevada, nos supuso un alivio; parecía casi una senda de rosas (aunque seguíamos con viento fuerte, pero menos hielo y terreno menos escarpado). De ahí sí tenemos foto, junto a su peculiar buzón montañero, para dar fe y presumir de nuestra entereza.
Desde la cumbre descendemos con precaución, pero ahora más seguros porque el sendero en la vertiente sur no está helado. Enseguida, después de un zigzagueo, entramos en un extenso bosque de encinas a lo largo de toda la falda de la sierra. Vamos flanqueados por majestuosas moles rocosas, ahora serenas y antes fuente de nuestra tensión. En su primera parte, el bosque es más seco; en el último tercio, es más húmedo y frondoso, con aspecto embrujado (de bruja buena).
En conjunto, la ruta es un auténtico regalo de la naturaleza, que hemos de conservar. Después de los largos momentos de alerta, e incluso alarma, llegó el bálsamo, con un apacible descenso y largo recorrido por el bosque. En cualquier caso, sirva nuestra experiencia como nota de cautela y aviso de precaución para otras personas normales (no expertos), buena gente de carne y hueso (como nosotros).
(*) Hay una ruta muy cercana a ésta, justo al otro lado (al norte) de la cresta de esta sierra, que se mantuvo durante meses en lo más alto de nuestro pedestal: https://es.wikiloc.com/rutas-senderismo/de-barcina-de-los-montes-al-pico-cuchillos-84230137 . Comienza en Barcina de los Montes y llega hasta el pico Cuchillos. Fuimos como 'flotando' durante toda ella; increíblemente placentera. Si hay tiempo para repetir alguna ruta, será esa la primera de la lista (y ya de paso, aprovecharemos para ponerle 'waypoints' o puntos de interés...).
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