SENDERO DE RIO VERDE (OTIVAR)

Hoy, 24 de marzo de 2018, hemos hecho una rutilla por una zona en la que preveíamos nos iba a dejar la climatología. La AEMET daba buen tiempo en el Término municipal de OTIVAR, si bien con viento de unos veinticinco kilómetros por hora.
Visto lo visto, decidimos que hoy era el día de bajar a Rio Verde, y los intrépidos e intrépidas andarines/as Enrique, Pilar, Víctor, Trini, Enrique Pozo y Emilio, nos dispusimos ha recorrer este sendero. Como quiera que uno se nos quedó dormido, iniciamos la ruta muy cerca de las nueve de la mañana (para nosotros, empezar a andar a esas horas es sacrilegio).
Iniciamos la ruta a la altura del km. 31 de la carretera de la Cabra (A-4050), donde hay un cartel informativo sobre la misma y unas escalerillas de obra, practicadas con materiales del lugar y algo de cemento para acceder a la vereda.
La vereda que conforma la ruta, es preciosa y nos lleva en suave descenso, al principio, que se va acentuando conforme bajamos, para ponerse casi la vertical llegando a la cascada de los árboles petrificados. Allí llegamos y las fotos de rigor, tanto de la cueva como de la propia cascada.
Desde la cascada, decidimos ir a la pantaneta del Barranco de Funes, para lo que seguimos la vereda que nos sacó a un carril y lo tomamos a la derecha en ascenso, sobre unos trescientos o cuatrocientos metros. El embalse estaba a tope de agua y desaguando.
Desde la pantaneta y por una vereda casi perdida, en descenso, tomamos de nuevo la vereda del sendero del río Verde, por el que continuamos, llegando a los pocos metros a la zona de las bañeras, que le dicen, y que se trata de unas cascadas preciosas que van cayendo en la propia roca horadándola y formando pequeñas pozas, (de ahí lo de bañeras). Hoy estas chorreras estaban preciosas y con abundante agua (es la primera, de las tres veces que las he visitado, que caía el agua).
Continuamos por la senda en descenso, y a los pocos metros cruzamos el río, hoy un problema dado su caudal. Ahora la vereda se ha ensanchado llegando a convertirse en una pista en fuerte ascenso, y la continuamos sobre un kilómetro, donde pasa a tener de nuevo las dimensiones de vereda, una vereda preciosa de casi un kilómetro que en fuerte descenso nos lleva hasta el mismo Rio Verde; concretamente a unas pozas preciosas.
A unos treinta metros de las pozas, en el margen derecho del río y en sentido descendente, está el cartel de fin de Sendero. De buena gana habríamos seguido pero es cierto que el camino se torna difícil y este tiempo propenso a tormentas y posibles riadas nos aconseja que lo dejemos para otra época más cálida; y por lo tanto decidimos emprender el regreso por el mismo camino que nos trajo hasta el río y ahora está claro que hay que subir todo lo que hemos bajado, sobre seiscientos metros de altitud en unos seis y medio kilómetros.
La climatología no se portó mal; lo hizo según las previsiones, aunque en la velocidad del viento, creo que se quedaron cortas.
Cervecilla en Los Prados y a casa con las pilas cargadas para la semana.