Senda de los Contrabandistas

La Senda de los Contrabandistas une las dos vertientes de los Pirineos.

El contrabando y los paqueteros o contrabandistas, eran muy famosos en nuestras montañas, corre la voz que hace no mucho tiempo, se pasó una cosechadora de mano despiezada por el valle de Tena, la primera de su época en la zona. Anteriormente la necesidad de productos de un lado a otro de la frontera hizo que eso que se llamó contrabando, fuera nada más que un intercambio de mercancía entre países. Eso sí, evitando los aranceles.

Para acceder al tren se sube en un teleférico que va desde la base en en Lac de Fabrèges hasta estación de Sagett a la cota de 1.914 m., y durante 50 minutos traslada al viajero por el monte hasta la presa de Artouste. En el primer tramo del recorrido se pasa por el túnel de Ours, que se construyó teniendo en cuenta las dimensiones exactas de la pequeña locomotora. El túnel tiene una longitud de 314 metros donde la oscuridad y el ruido de la locomotora se convierten en la gran protagonista

“Le Petit Train d’Artouste”, un peculiar y prácticamente desconocido ferrocarril francés. La pequeña línea ferroviaria, casi un tren de juguete, es el segundo itinenario turísticos más elevado de Europa y ofrece en sus diez kilómetros de recorrido impresionantes panorámicas de la cordillera pirenaica francesa.

Cumbres parcialmente cubiertas por las nieves o que, al menos, aún siguen vestidas con el blanco manto de los hielos en sus picos más altos se abren ante los ojos del curioso viajero en su primera visión del Parque Nacional de los Pirineos occidentales franceses. Un paraje en el que conviven las altas montañas con los impresionantes amontonamientos de rocas y bloques de granito salpicados de líquenes verdes y lagos de gran altitud encajados entre las cumbres. Un contraste de colores donde el gris envuelve los picos y se vislumbran todavía los rojos agujeros de las minas de hierro, el verde oscuro y beige de los bosques y el azul intenso del cielo y los lagos.

La serpiente zigzagueante del antiguo tren minero se abre paso al mismo borde de la cima, en un discurrir de vértigo, con los vagones a punto de despeñarse al precipicio, pero aferrados al camino de hierro como si estuvieran claveteados sobre las vías.