Senda 003/23 - CALBLANQUE, VUELTA AL CABEZO DE LA FUENTE
near Los Belones, Murcia (España)
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Itinerary description
Senda 003/23 - 2023-01-18 – “CALBLANQUE, VUELTA AL CABEZO DE LA FUENTE” - BELONES, PLAYA LARGA, NEGRETE, PARREÑO, HACHO, HUNCO, CANTALAR, BELONES, 11,4 Km, 3 horas, 32 minutos, +371m, -371 m.
Lo que vimos:
https://photos.app.goo.gl/2zHAMPSLWPiKyVhx7
Hay unos versos de Miguel Hernández que, para mí, son el sumo de cómo un vecino de cierto lugar puede ensalzar la belleza del pueblo donde vive. Dicen así, refiriéndose a Orihuela:
“Si queréis el goce de visión tan grata / que la mente a creerlo terca se resista; / si queréis en una blonda catarata / de color y luces anegar la vista; / si queréis en ámbitos tan maravillosos / como en los que en sueños la alta mente yerra / revolar, en estos versos milagrosos, / contemplad mi pueblo, contemplad mi tierra”.
Miguel, sé que yo sería incapaz de expresar, de definir con esa claridad tuya la belleza del pueblo donde vivo, pero me hubiese gustado que, esta mañana, nos hubieses acompañado, ya ves, en esta sola senda, para que, con tu pluma, hubieses relatado la belleza del mío, de este lugar al sureste de la Piel de Toro, bañado por un par de mares y que, sin embargo, es reacio a recibir abundante agua de lluvia.
Pero me gustaría que hubieses visto que nuestra tierra es tan agradecida que, con un solo rocío, con tan solo un chaparrón como el de esta mañana, nuestros montes se visten de un verde intenso, una alfombra de flores se tienden en nuestra laderas y mil plantas aromáticas inundan nuestros caminos, ya hemos visto margaritas y las varas de San José. También me gustaría, Miguel, que te hubieses asomado al Parque de Calblanque y comprobases que, allá donde mirasen tus retinas, éstas tendrán un orgasmo de placer, de ver cómo, al escuchar la música de las olas al romper en nuestras playas, y sentir cómo éstas inundan la dorada arena de espuma blanca, sentirías un placer infinito, al igual que nosotros lo sentimos hoy.
Si no te lo crees, Miguel, mira las fotos, y que te conste que solamente han sido 3 horas de camino, en las que recorrimos menos de 11 kilómetros y nos elevamos a unos 300 metros de altitud. Qué no daríamos nosotros porque nos hubieses acompañado. Con qué gusto te hubiésemos llevado al Tato para que hubieses degustado una cerveza y que, en agradable conversación, como la que hemos platicado mi amigo Juan y yo, te acompañáramos a la Taberna del Martillo y te hubiésemos invitado a una rubia de bodega y algo de vianda. Salud.
Lo que vimos:
https://photos.app.goo.gl/2zHAMPSLWPiKyVhx7
Hay unos versos de Miguel Hernández que, para mí, son el sumo de cómo un vecino de cierto lugar puede ensalzar la belleza del pueblo donde vive. Dicen así, refiriéndose a Orihuela:
“Si queréis el goce de visión tan grata / que la mente a creerlo terca se resista; / si queréis en una blonda catarata / de color y luces anegar la vista; / si queréis en ámbitos tan maravillosos / como en los que en sueños la alta mente yerra / revolar, en estos versos milagrosos, / contemplad mi pueblo, contemplad mi tierra”.
Miguel, sé que yo sería incapaz de expresar, de definir con esa claridad tuya la belleza del pueblo donde vivo, pero me hubiese gustado que, esta mañana, nos hubieses acompañado, ya ves, en esta sola senda, para que, con tu pluma, hubieses relatado la belleza del mío, de este lugar al sureste de la Piel de Toro, bañado por un par de mares y que, sin embargo, es reacio a recibir abundante agua de lluvia.
Pero me gustaría que hubieses visto que nuestra tierra es tan agradecida que, con un solo rocío, con tan solo un chaparrón como el de esta mañana, nuestros montes se visten de un verde intenso, una alfombra de flores se tienden en nuestra laderas y mil plantas aromáticas inundan nuestros caminos, ya hemos visto margaritas y las varas de San José. También me gustaría, Miguel, que te hubieses asomado al Parque de Calblanque y comprobases que, allá donde mirasen tus retinas, éstas tendrán un orgasmo de placer, de ver cómo, al escuchar la música de las olas al romper en nuestras playas, y sentir cómo éstas inundan la dorada arena de espuma blanca, sentirías un placer infinito, al igual que nosotros lo sentimos hoy.
Si no te lo crees, Miguel, mira las fotos, y que te conste que solamente han sido 3 horas de camino, en las que recorrimos menos de 11 kilómetros y nos elevamos a unos 300 metros de altitud. Qué no daríamos nosotros porque nos hubieses acompañado. Con qué gusto te hubiésemos llevado al Tato para que hubieses degustado una cerveza y que, en agradable conversación, como la que hemos platicado mi amigo Juan y yo, te acompañáramos a la Taberna del Martillo y te hubiésemos invitado a una rubia de bodega y algo de vianda. Salud.
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