SEGUIMIENTO DE GORILAS DE MONTAÑA EN EL PN DE BWINDI-UGANDA-AFRICA

Marcha realizada el miércoles 9 de agosto de 2017
AVISO: Se entiende, que todo aquel que quiera realizar esta misma ruta, asume la responsabilidad que conlleva una actividad no exenta de posibles riesgos o incidentes, en un entorno en el que el sentido común y las circunstancias pueden marcar la diferencia entre pasar un buen día o todo lo contrario.
Llevamos una semana y media en Uganda, y tras haber visitado el santuario de rinocerontes blancos en Ziwa, donde pudimos caminar al lado de un grupo de cuatro hembras, y poco después junto a una madre y su cría, así como haber rastreado a los chimpancés en el bosque de Budongo, donde los tuvimos muy cerca y escuchamos, pero al final no pudimos ver, y después de haber recorrido los parques nacionales de Murchison y de Quen Elizabeth; hemos venido hasta los montes Virunga, en la frontera con Ruanda y el Congo, para poder ver a los impresionantes gorilas de montaña.

Para ello nos encontramos en el parque nacional de Bwindi, donde a diferencia de con los chimpancés, aquí sí que nos garantizan que es rarísimo irse sin ver a los gorilas. A primera hora de la mañana, una reunión de todos los turistas autorizados para ver las familias de gorilas, con el jefe de los rangers que nos da las pautas a seguir, así como los grupos de no más de ocho personas que con varios rangers haremos el seguimiento de una familia de gorilas, durante poco más o menos una hora, a partir del momento en que establezcamos el contacto con dicha familia. Una vez formados los grupos, cogemos los todoterreno que nos van repartiendo por distintas zonas del parque nacional. Nuestro grupo, formado por siete personas, se desplaza a una zona que está a algo más de media hora, antes de empezar la caminata. Caminata que al principio transcurre por zona habitada y con campos de cultivo, hasta que al llegar a un pequeño collado iniciamos una fuerte ascensión, primero por un senderito ya en plena selva, y a la media hora salirnos del angosto camino para empezar una brusca bajada, en la que aunque nos van abriendo camino con los machetes, sin embargo el camino no se puede ver, ni muchas veces pisar en suelo firme, producto de la densa vegetación por la que nos movemos. Tenemos suerte, puesto que cuando las fuerzas de varios del grupo empezaban a flaquear, tenemos el primer contacto con un macho espalda plateada, que aunque no es el líder, sin embargo, rápidamente se une al resto del grupo, en el que además de ahora sí el jefe, también podemos ver varias crías y hembras. Nos tiramos una hora persiguiéndolos por el impenetrable bosque, y acercándonos todo los que nos permiten, tanto los rangers como los propios gorilas, que nos sorprenden por su paciencia y docilidad. Cuando nos queremos dar cuenta, el tiempo máximo de avistamiento, se ha pasado y nos dan la pauta de dejarlos para retornar, ahora subiendo sin camino alguno, hasta salir al mismo sendero que nos devuelve al collado en el que comeremos y nos darán el diploma-acreditación de la inolvidable experiencia.