Sedella - Collado Monticara - Cabecera barrancos Almanchares, Encina y la Fuente - Collado Cuesta Pardilla - Loma Cuascuadra.

Guanchi, Curro, Lara y yo salimos de Sedella subiendo por el amplio carril que circunda el cerro Tablón y después recorre un hermoso pinar hasta llegar al collado de la Monticara; existe una alternativa por cortafuegos, pero bastante vamos a tener que subir durante el día como para meterle más pendiente. En la Monticara se inicia un precioso sendero que faldea por el cerro del Fuerte, con unas fabulosas vistas hacia la mole de Sierra Tejeda, en cuyas laderas se sitúa el nacimiento del arroyo de la Encina, que se despeña por un gigantesco barranco que se abre a nuestros pies. La caminata discurre por una senda pedregosa de fuerte pendiente, que se incrementa tras pasar por la fuente del Fuerte en el tramo que nos separa del collado de la Jilana. Este collado separa el cerro del Fuerte y el Tajo Vélez y nos abre las vistas hacia el maravilloso barranco del Almanchares; se trata de una de las zonas de montaña más bonitas que he visto, unas afiladas crestas bajo la que discurre un precioso sendero empedrado que serpentea esquivando diferentes promontorios de dolomías y alterna las panorámicas sobre los dos barrancos. Tras una zona relativamente plana, el sendero vuelve a empinarse y nos permite observar desde lo alto el paisaje que hemos recorrido, a la vez que vemos ascender una niebla que nos va a acompañar durante el resto de la ruta.

Abandonamos el sendero que sube hacia el tajo Volaero y entramos en una desdibujada vereda que va a faldear por las paredes de sierra Tejeda, cruzando las surgencias que dan origen a los varios arroyos que van a unirse mucho más abajo en el río Salares y que forman dos grandes barrancos principales, el del arroyo Encina y el del arroyo de la Fuente. La vereda recorre esos barrancos en la cota 1.550-1.650 metros, pasando justo por encima de la cueva de la Yedra, a la que no bajamos por no ver una alternativa clara. Vamos inmersos en la niebla con mucha calma, ya que hay bastantes pasos comprometidos y además hay sitios donde la vereda está totalmente desdibujada y es difícil no perderla, como nos ocurre poco antes del collado del Peñón Rodado, que nos obliga a hacer una subida campo a través para retomar la vereda. Como he comentado, el sendero pasa por encima de la cueva de la Yedra, sigue entre esparto y pinos dispersos hacia el collado de la Cuna, que separa los barrancos de la Encina y de la Fuente, continúa hasta el collado del Peñón Rodado que divide en dos el barranco de la Fuente y por último llega al collado de Cuesta Pardilla, parte final de la larga cresta que baja desde sierra Tejeda y que acaba en las llanadas de Sedella. Por desgracia la niebla cubría todo el paisaje, lo que nos privó de unas vistas panorámicas espectaculares durante este electrizante trayecto.

Cruzamos las Llanadas rápidamente pues el viento arreciaba y reducía aún más la sensación térmica y buscamos rápidamente el cortijo de Picaricos, donde pudimos refugiarnos y reponer fuerzas. Desde ahí tomamos el sendero que baja por la loma de Cuascuadra, pero lo hacemos por el que se limpió hace pocos años para la travesía de la Axarquía y no por el que va directo por la misma Loma; se trata de una histórica senda que utilizaban los arrieros para realizar el comercio entre Sedella y Salares con Játar y que traza amplios zigzags para suavizar la pendiente. Finalmente llegamos a una acequia por donde pasa la Gran Senda de Málaga, que tomamos en dirección Sedalla, a donde llegamos tras cruzar por el puente de origen romano que salva el arroyo de la Fuente.