Santa Ana La Real - Hornos de cal - Bosque de Las Letras - Riscos de Levante . Mirador de las Estrellas circular

SANTA ANA LA REAL – HORNOS DE CAL – BOSQUE DE LAS LETRAS – RISCOS DE LEVANTE – MIRADOR DE LAS ESTRELLAS CIRCULAR

Ruta fantástica, de las más bonitas de la zona, debido a la diversidad de paisajes que presenta teniendo en cuenta su corta distancia.

Es una ruta muy asequible todo el año, pero conviene hacerla en primavera y otoño, pues la Rivera de Santa Ana llevará más agua y, aunque hay abundantes zonas de sombra, tanto en el tramo del Bosque de los Libros como en la zona de Los Riscos de levante, no olvidemos que la última parte, el ascenso hasta el Mirador de las Estrellas transcurre por una zona despejada y bajo la mirada de un sol constante, lo cual, si bien es de agradecer en invierno, en verano puede endurecer ese tramo bastante, teniendo en cuenta que realizaremos una subida moderada con una pendiente de entre un 10 a un 20% de media durante unos 2,5 km, en los que ascenderemos unos 200m.

La ruta se puede dividir en cuatro partes bien diferenciadas:

1ª El tramo de Santa Ana hasta los hornos de cal: subida moderada por un terreno muy asequible entre pinares y castaños y con bastantes zonas de sombra. Los hornos están bastante derruidos, a excepción del los dos últimos (horno de Miguel de Paco y horno del Tío Eulogio). El descenso al bosque de las letras es agradable y llevadero, excepto algunos pequeños tramos de piedra (barrancos).

2ª La Rivera de Santa Ana y Bosque de las Letras: aquí comienza una de las partes más bellas de la ruta, un paseo maravilloso a lo largo de la Rivera, con mucha sombra y frescor y el constante murmullo de las aguas discurriendo por su cauce.

3ª Los Riscos de Levante: Aquí la cosa cambia por completo; comenzamos a ganar altura y el paisaje se vuelve más abrupto, encajonándose por un estrecho sendero empedrado que, llevados por nuestra imaginación, nos hace trasladarnos por un momento a cualquier zona de Asturias, lo cual nos ha sorprendido muy gratamente.
Seguimos oyendo el discurso del río, ahora por debajo nuestra y, si hace temperatura suficiente, podríamos incluso desviarnos de la ruta para bajar a alguna poza donde poder comer a la sombra e incluso bañarte.

Más adelante encontramos un cartel que nos indica el final del sendero de la ruta de Los Riscos de Levante. Nosotros continuaremos por el estrecho sendero unos metros más hasta encontrar un desvío a la derecha con una fuerte pendiente, donde comenzará la cuarta parte de nuestra ruta. Hay que estar muy atentos, porque este desvío pasa muy desapercibido.

4ª Subida al Mirador de las Estrellas y regreso a Santa Ana la Real: Antes de llegar al cruce de caminos donde tomaremos el sendero que nos conduce hasta el Mirador de Las Estrellas, debemos atravesar una pequeña casa junto a la cual se encuentra una zona de colmenas con bastante actividad en algunas épocas del año. Conviene no hacerse notar demasiado.

Poco después, encontraremos otra bifurcación con tres posibilidades, y también cogeremos a la derecha, por una subidita donde hay un árbol con un indicativo de coto privado de caza, pero abajo, entre zarzas, hay una baliza de sendero.

Una vez tomamos el desvío, viene la parte más dura de la ruta, pues debemos realizar un ascenso moderado y constante, con pendientes de un desnivel medio del 15% a lo largo de unos 2,5km en los que ascenderemos unos 200m. Se puede hacer sin mayor dificultad, al ritmo que cada cual se sienta cómodo, pero conviene saber que el ascenso es por la ladera sur, por lo que caminaremos por zona de solana, cosa a tener en cuenta porque esta subida puede ser tan castigadora en verano como agradable en invierno. Las vistas en este tramo de la ruta, en todo su recorrido y especialmente desde el mirador merecen mucho el esfuerzo, pues abarcan todo el sur de Sierra Morena.

Una vez hemos repuesto fuerzas en el mirador y hemos disfrutado de tan hermosas vistas, sólo nos quedará el descenso hasta Santa Ana, a donde regresaremos después de un tranquilo paseo de apenas 700 metros, parte de él por una pista y el último tramo por un camino asfaltado.

La naturaleza siempre nos reconforta, nos reequilibra y, con su extraordinaria belleza y sencillez, nos recuerda que formamos parte de ella y de su entorno; por eso, aquí nos sentimos como en casa. La vida es el camino, pero el camino nos da la vida.