SAN MUÑOZ – CABRILLAS – SAN MUÑOZ

A cuarenta y seis kilómetros de la ciudad de Salamanca, y dentro de la comarca del campo Charro encontramos el pequeño pueblo de San Muñoz donde disfrutaremos de un paseo por los caminos de concentración parcelaria que nos llevará entre prados donde pace el ganado.
Para ello aparcaremos en la entrada de esta localidad de poco más de doscientos habitantes y avanzaremos por la carretera DSA 308 en dirección Boadilla. En seguida alcanzaremos una breve alameda que flanquea nuestro camino mientras pasamos por encima del río Huebra en su discurrir entre Escurial de la Sierra hasta su desembocadura en el Duero a la altura de aguas abajo de la presa de Saucelle y tras haberse unido con el Yeltes.
Obviaremos un primer camino vecinal donde se aprecia una agrupación de naves y vivienda de uso agrario que nos saldrá a nuestra izquierda y que discurre paralelo al Huebra. Doscientos metros más adelante veremos un nuevo camino de tierra que nos invita a desviarnos, esta vez sí, a nuestra izquierda. En esta ocasión veremos que hay una primera nave techada a dos aguas y un trecho más adelante otra con el techo redondeado de metal. Hacia ésta nos dirigiremos. Unos pasos antes de alcanzarla, tomaremos el desvío que sale frente a ella, donde también encontramos una agrupación de naves para guardar la maquinaria y el ganado y avanzaremos por él prácticamente en línea recta entre algunas encinas, campos labrados y zonas de pasto hasta alcanzar un cruce con una pequeña carretera asfaltada conocida como Camino de Castillejo y que, de seguirla hacia nuestra izquierda, nos llevaría al pueblo de Cabrillas.
Se han encontrado vestigios arqueológicos en San Muñoz, concretamente del periodo del achelense que se extiende desde 350.000 a 128.000 años antes de Cristo, por lo que suponemos que, en estos ricos valles regados por el río Huebra, ya había grupos de humanos, probablemente nómadas que se movían con las manadas de animales de las que se alimentaban.
Una vez alcanzado el Camino de Castillejo, nos dirigiremos hacia la izquierda, en dirección a Cabrillas, sin tomar un primer camino que se nos ofrece a la izquierda, en una curva pronunciada, pues este nos llevaría de regreso a San Muñoz. Poco más adelante, cuando alcanzamos a ver en un alto una nueva nava ganadera, podremos continuar por el sendero que surge a nuestra derecha y avanzando por una leve cuesta ascendente que nos aleja del asfalto, mientras podemos contemplar diversos ejemplos de los cultivos de cereal como el trigo, cebada y avena y las cortinas de hierba fresca para las vacas y ovejas que se crían en extensivo junto a charcas que les aprovisionan de agua en la época de estío. En los bordes del camino nos acompañan la jara y el cantueso y lagartos y lagartijas corren a esconderse a nuestro paso.
Quizás por estos mismos caminos llegó a San Muñoz en 1801 el Cuerpo Expedicionario de la Gironda del ejército francés, al mando del General Lecrec, en su camino hacia Salamanca capital y Ciudad Rodrigo durante la Guerra de Independencia. A su paso aprovecharon para saquear al vecino pueblo de Cabrillas y el 17 de noviembre de 1812 se produjo a orillas del río Huebra en San Muñoz un encontronazo entre las tropas Aliadas (68.000 hombres) y las tropas francesas (60.000 hombres).
De hecho, cuando nosotros alcancemos un nuevo cruce de caminos en un punto donde parece que se hace más denso el grupo de encinas que nos viene acompañando en el camino, giraremos a nuestra izquierda en dirección a Cabrillas, continuando por esta pista de tierra claramente definida y llana durante un buen trecho sin desviarnos de ella y rebasando a nuestro paso otra nave agrícola hasta alcanzar casi la carretera SA-2015, momento en el cual, unos trescientos metros antes, tomamos un desvío a nuestra izquierda que discurre paralela a ella y baja hasta enlazar de bueno al Camino de Castillejo, muy cerca de Cabrillas. Podemos aprovechar entonces a acercarnos para tomar un refrigerio en uno de sus bares y si da la casualidad de que coincide con el día de las Águedas, o las fiestas del 17 de enero en honor a San Antonio Abad o el 15 de mayo en honor a San Isidro Labrador, no será raro encontrarnos junto a la iglesia parroquial de la Purísima a gente asando carne y a las mujeres vestidas con el traje tradicional bailando al son de la gaita y el tamboril.
El nacimiento de la localidad se remonta a la Baja Edad Media, cuando a finales del siglo XIV Pedro de Anaya se constituyó en Señor de Cabrillas. Más tarde en 1894, Alfonso XIII elevaría el Señorío de Cabrillas a la categoría de condado. Desde entonces la localidad siempre se ha caracterizado por las faenas agrícolas y ganaderas.
Para regresar a San Muñoz, podemos tomar el denominado Camino de Salamanca, que parte desde una nave que alberga un taller en las afueras de Cabrillas, para cruzar sobre el río Valhondo y no desviarnos de él, acompañados por tierras de cultivo de secano y atravesar más tarde los campos flanqueados por encinas, En ese momento el camino vira acusadamente hacia la izquierda por donde avanzaremos hasta desdeñar un ramal de nuevo a la izquierda puesto que ya alcanzaremos a ver la silueta de San Muñoz tomando un desvío a la derecha que nos ha de llevar hasta las orillas del Huebra. Llegados a este punto podemos optar por entrar al pueblo por el camino del cementerio que nos lleva a la carretera, o alargarlo un poco más, avanzando en paralelo al río hasta dar con aquel puente y arboleda donde comenzamos nuestro paseo y desde allí, acercarnos de nuevo al pueblo para descubrir la Iglesia de San Juan Bautista y su bella portada, sobre el Teso del Calvario, en cuyo interior se atesora una talla del Cristo de la Buena Muerte de finales del S. XVI atribuida al taller de Juan de y que es considerada una de las más valiosas de la Diócesis de Ciudad Rodrigo.
En San Muñoz hay un albergue de peregrinos para quienes que hacen el Camino Torres, desde Salamanca hasta Santiago de Compostela o transitan por la Cañada Real de Extremadura.