Sallent-El Garrofí 100 Cims-Ermites
near Sallent, Catalunya (España)
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Trail photos
Itinerary description
Rutes Complementàries:
Dolmen i miradors
Còdol i 100 Cims
Des de les Roques a la Roca
El 100 Cims Sant Sadurní de Galliga
Des de Riells a Sant Miquel del Fai
Este largo verano nos permite madrugar sin reticencias. Aunque estamos a mediados de octubre y empieza a amanecer mas tarde, el benigno clima lo propicia. Con catorce grados y en manga corta, no tenemos demasiado frio, al contrario, enseguida despunta el sol y nos regala bochorno y sudoración. Todo es paz y quietud junto al camposanto, donde aparcamos, aunque ciclistas, corredores, caminantes y paseadores con perro, pululan por los andurriales. Pocos vehículos, de diversas formas y tamaños, circulan raudos por la pista de tierra y grava por la que avanzamos. Algunos, para mi sorpresa de urbanita, enlentecen la marcha y se disculpan por la nube de polvo que presumiblemente levantarán a su paso. Bendita humanidad, parece que aún tendremos remedio si se extiende como un amigable virus tal muestra de urbanidad. Tras un rato , ahora por pista de tierra, llegamos a la primera ermita, Sant Martí de Serraïma. Arropada entre arboleda, parece bien cuidada, y bromeamos con las dos pequeñas campanas que seguramente sustituyeron a su hermana mayor, deteriorada, extraviada o robada. El desnivel es progresivo y no demasiado exigente, lo que nos permite caminar departiendo relajados, en nuestro repaso habitual a los recientes acontecimientos personales y de actualidad. Como siempre no todas los noticias, ni locales ni mundiales, son agradables. Pisamos un tramo de sendero con gran regocijo, curioseando luego entre las ruinas de Sant Sadurní de Serraïma, intentando descifrar la inscripción sobre su umbral, y trepando como chiquillos al vértice geodésico, para inmortalizar la hazaña, como si hubiéramos coronado el Everest. Otro tramo de pista y un erosionado sendero, nos deposita en el 100 cims de hoy. Desde El Garrofí, no esencial, se disfruta de unas excelentes panorámicas, entre las que podemos reconocer algunas cimas, a pesar de la neblina que las oculta. Como el Montcau, Matagalls, Bellmunt, y Sant Jeroni en Montserrat. La mayoría de los reflejados en el disco informativo, sin falsa modestia, ya visitados, pendientes los menos. Extremando las precauciones en la bajada por el citado sendero, erosionado por la fuerza del agua, alcanzamos la pista para iniciar el regreso. La amigable pista propicia las confidencias y los planes de futuro, hasta la siguiente ermita. En Sant Pere de Serraïma, también rodeada de arboleda y en buen estado de conservación, han tenido a bien dejar una pequeño ventanuco, que permite contemplar su interior, para favorecer el culto y la curiosidad, de propios y extraños. Casi al final la pista deviene cementada, para ayudar al agarre de los vehículos, desembocando como un tranquilo río, aunque con algo de pendiente, en el punto de destino. Una plácida jornada finaliza, igual que este relato, y solo resta, como siempre, aconsejar tener cuidado en la subida y bajada al Garrofí, para no pagar con golpes, y alguna gota de sangre, el tributo debido.
Dolmen i miradors
Còdol i 100 Cims
Des de les Roques a la Roca
El 100 Cims Sant Sadurní de Galliga
Des de Riells a Sant Miquel del Fai
Este largo verano nos permite madrugar sin reticencias. Aunque estamos a mediados de octubre y empieza a amanecer mas tarde, el benigno clima lo propicia. Con catorce grados y en manga corta, no tenemos demasiado frio, al contrario, enseguida despunta el sol y nos regala bochorno y sudoración. Todo es paz y quietud junto al camposanto, donde aparcamos, aunque ciclistas, corredores, caminantes y paseadores con perro, pululan por los andurriales. Pocos vehículos, de diversas formas y tamaños, circulan raudos por la pista de tierra y grava por la que avanzamos. Algunos, para mi sorpresa de urbanita, enlentecen la marcha y se disculpan por la nube de polvo que presumiblemente levantarán a su paso. Bendita humanidad, parece que aún tendremos remedio si se extiende como un amigable virus tal muestra de urbanidad. Tras un rato , ahora por pista de tierra, llegamos a la primera ermita, Sant Martí de Serraïma. Arropada entre arboleda, parece bien cuidada, y bromeamos con las dos pequeñas campanas que seguramente sustituyeron a su hermana mayor, deteriorada, extraviada o robada. El desnivel es progresivo y no demasiado exigente, lo que nos permite caminar departiendo relajados, en nuestro repaso habitual a los recientes acontecimientos personales y de actualidad. Como siempre no todas los noticias, ni locales ni mundiales, son agradables. Pisamos un tramo de sendero con gran regocijo, curioseando luego entre las ruinas de Sant Sadurní de Serraïma, intentando descifrar la inscripción sobre su umbral, y trepando como chiquillos al vértice geodésico, para inmortalizar la hazaña, como si hubiéramos coronado el Everest. Otro tramo de pista y un erosionado sendero, nos deposita en el 100 cims de hoy. Desde El Garrofí, no esencial, se disfruta de unas excelentes panorámicas, entre las que podemos reconocer algunas cimas, a pesar de la neblina que las oculta. Como el Montcau, Matagalls, Bellmunt, y Sant Jeroni en Montserrat. La mayoría de los reflejados en el disco informativo, sin falsa modestia, ya visitados, pendientes los menos. Extremando las precauciones en la bajada por el citado sendero, erosionado por la fuerza del agua, alcanzamos la pista para iniciar el regreso. La amigable pista propicia las confidencias y los planes de futuro, hasta la siguiente ermita. En Sant Pere de Serraïma, también rodeada de arboleda y en buen estado de conservación, han tenido a bien dejar una pequeño ventanuco, que permite contemplar su interior, para favorecer el culto y la curiosidad, de propios y extraños. Casi al final la pista deviene cementada, para ayudar al agarre de los vehículos, desembocando como un tranquilo río, aunque con algo de pendiente, en el punto de destino. Una plácida jornada finaliza, igual que este relato, y solo resta, como siempre, aconsejar tener cuidado en la subida y bajada al Garrofí, para no pagar con golpes, y alguna gota de sangre, el tributo debido.
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Ideal per una matinal