Salinas de Cabo de Gata

Ruta totalmente plana que rodea al completo las más que conocidas Salinas del Cabo de Gata. Iniciamos la ruta desde la entrada a la barriada de Cabo de Gata para dirigirnos por el escaso arcén de la carretera hasta el primer mirador para avistar aves. Seguimos otro corto trayecto de carretera para introducirnos por senda que nos acerca a una explotación agrícola (invernadero o similar). El track de referencia que seguí -de julio.guijarro- y perfectamente descrito, se acercaba al lateral o valla del invernadero para a continuación auparse a un muro para saltar al lado opuesto y entre cañaveras seguir alguna senda que desembocase en la pista que seguiremos durante una gran parte del recorrido. Se conoce que el tiempo pasa de forma inexorable y a día de hoy se hace dificultoso transitar por este pequeño tramo al no estar balizado (tampoco es necesario) pero sí estar lleno de basura plástica y de compost o similar. No hay camino por lo que o bien nos alejamos de la valla y nos aupamos al muro para pasar al otro lado o bien rodeamos al norte completamente la zona vallada para entrar directamente en la pista a seguir. En una ortofoto se puede ver claramente.
Solventado este tramo ya solo queda seguir intuitivamente la pista perimetral que sigue religiosamente el vallado de las salinas prácticamente en su totalidad, lo que resta vistosidad al no ser agradable ir haciendo hilo durante varios kilómetros al lado de una alambrada.
Es un paseo de algo más de 13 km apto para todos los públicos. Va a permitir fotografiar la iglesia de las Salinas desde todos los ángulos. A fin de cuentas es la figura que emerge en esta planicie inundada de agua que constituye uno de los iconos más característicos de Almería.
El valor de esta ruta creo radica en gran parte en el avistamiento de las colonias de flamencos, tanto las de paso como las que han abandonado la migración. Pero los caprichos del día pueden hacernos ver desde unos pocos y lejanos a colonias próximas y nutridas. De ahí que haya que armarse de unos buenos prismáticos y un buen zoom amén de conseguir tener las aves "amistosas" ese día.
En el trayecto nos toparemos, nos desviaremos, con cinco observatorios de aves. Con suerte y binoculares podremos disfrutar de su peculiar figura.
El tramo final, desde la torre de San Miguel, lo hacemos poco menos que a campo a través. No tiene pérdida aunque también se puede optar seguir por la carretera.