Ruta tren burra zaratan td1

Esta ruta parte de la villa de Zaratán, situada a escasos cinco kilómetros de la capital, que como se ha probado pertenecía a la Orden del Temple por la concesión realizada por Alfonso XI al Monasterio de las Huelgas. Vestigio de esta presencia lo constituye lo que fue la ermita de Santa María, se conserva parte de su entorno y las casas de alrededor, situadas en el centro de la villa. Consta por escrito que en Zaratán residió la Infanta Doña Juana.
Alfonso XI, en 1335, cede este lugar al Monasterio de las Huelgas de Valladolid, ejerciendo su abadesa el señorío y por tanto la jurisdicción civil sobre la villa, manteniéndose una relación entre el monasterio y la localidad. La Abadesa de las Huelgas Reales, era Marquesa de Zaratán. A fines de la Edad Media el Infantado de Valladolid y la propia ciudad alcanzan un gran desarrollo que la lleva a capital de la nación en el siglo XVI, Zaratán entrará en la órbita de la ciudad a medida que esta absorbe diversos señoríos eclesiásticos.

El sendero del Tren Burra es un sendero tradicional que discurre por el antiguo trazado del ferrocarril que comunicaba las poblaciones de Valladolid y Medina de Rioseco, prolongándose hasta Villalón de Campos, con dos ramales que llegaban hasta Palanquinos, en la provincia de León, y Palencia capital. Este antiguo trazado comenzó a prestar servicio en 1884, utilizándose tanto para transporte de pasajeros como de mercancías. Dejó de utilizarse en 1969. El tren Burra partía de la estación de San Bartolomé, en el barrio de La Victoria, en Valladolid, continuando su andadura hacia Zaratán.
Actualmente se conserva bien el tramo de ascensión a la planicie del páramo, conocida como la "Cuesta del Reventón". Muchos viajeros recuerdan cómo esta subida, bordeando la ladera y ganando poco a poco en altura, se hacía realmente costosa. Incluso se cuenta que muchos se apeaban del tren cuando iba lleno porque la máquina no podía más, y subían andando la cuesta hasta el páramo, donde volvían a montarse en el trenecillo. Una vez allí continuaba hasta Villanubla, Torozos, La Mudarra, Coruñeses... Tardaba unas 2 horas en llegar a Medina de Rioseco, a una media de 20,5 kilómetros por hora.

Para empezar el trayecto, en Zaratán hemos de buscar la parte más alta del pueblo y, antes de llegar al depósito de agua, nos topamos con un viejo puente bajo el que pasaba el ferrocarril.
Son algo más de tres kilómetros de subida. De tranquila y pacífica subida, pegados a la ladera sur de Montes Torozos, balcón sobre el valle del arroyo Madre, ofreciendo bonitas panorámicas de los cambiantes campos de cereal. Cruzamos entre robles, más tarde vemos chopos y juncos que denotan humedad, luego pasamos entre dos buenas paredes de yeso y, al final, cuando estamos casi arriba, el paso se corta con una tapia. Ya en la superficie del páramo había un apartadero y cargadero de unas canteras de caliza, hoy desaparecido.

Algo más de tres kilómetros, un paseo que ofrece unas espectaculares vistas panorámicas a los cambiantes campos de cereal y al valle.

Se ha vuelto a poner en marcha la celebración de 'El día del árbol', una iniciativa en la que aquellos vecinos que lo deseen pueden plantar uno en las inmediaciones de este espacio y que, con el paso del tiempo, harán que la zona se convierta en un gran pulmón verde para el municipio. Podemos verlos en nuestro camino adornando el recorrido.

Según la época del año en la que nos acerquemos podremos disfrutar de las amapolas que llevan miles de años en compañía del hombre, brotando en los campos de cereales, donde su color rojo intenso destaca entre las espigas verdes y amarillas como describía Miguel Delibes en sus relatos.
De igual modo podemos observar el paso de golondrinas, vencejos y aviones (pariente de las golondrinas que viene a criar en verano). Si te gusta observar las aves que encontraremos es recomendable llevar prismáticos.
A lo largo de toda la ruta existen paneles informativos con las especies vegetales y animales que podemos encontrar a nuestro paso.

A nuestro regreso podremos visitar la Iglesia Parroquial de San Pedro Apóstol del siglo XVII, construida en piedra protegida por un pórtico con columnas, formando un hermoso mirador sobre el pueblo, En su interior destaca el Santo Cristo del Amparo, obra del taller de Gregorio Fernández de 1621. Su retablo está dedicado a la Virgen del Carmen, y tiene pinturas sobre cobre y tabla del siglo XVI. En el coro podemos encontrar un órgano gótico. Tiene un pórtico con columnas clásicas del siglo XIX y un crucero de piedra de 1599.

En cuanto al transporte público, la conexión del municipio con la capital vallisoletana es muy frecuente, por lo que no es necesario hacer uso del vehículo particular para realizar estos desplazamientos. La villa está conectada con una línea de autobuses que realizan una docena de paradas y que cubren la ruta entre Valladolid-Zaratán cada media hora de lunes a viernes y con una frecuencia de cada hora durante los fines de semana.

Una ruta muy asequible y apta para personas con discapacidad, para disfrutar con toda la familia e incluso aprovechar el merendero que podemos encontrar en el camino y coger fuerzas en una jornada que no olvidaremos.