Ruta del Llano de Olivares. Dólmenes de Gorafe (Granada)
near Rambla de Balata, Andalucía (España)
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Trail photos
Itinerary description
Pequeña incursión a los Dólmenes de Gorafe. Dejamos el coche en un parking al principio de la ruta del llano de Olivares, visitamos unas agrupaciones de dólmenes pequeños y un mirador.
El principal atractivo de Gorafe son sus 240 dólmenes neolíticos diseminados en 10 necrópolis, que la convierten en la mayor concentración de túmulos prehistóricos de España.
La razón de esta abundancia es que el arroyo de Gor es una depresión natural situada en un corredor geográfico muy transitado durante la Prehistoria, frontera entre los grupos tribales levantinos y los de la baja Andalucía que ocupaban esta zona en el V milenio a.C.
Las poblaciones neolíticas que se asentaron aquí formaban una sociedad compleja, jerarquizada, y con una economía de tipo agropastoril. Vivían en casas excavadas en las laderas o en construcciones de piedra con tejados de ramas y enterraban a sus muertos en el interior de dólmenes.
De los 240 dólmenes un total de 198 han sido estudiados y catalogados, localizadas en ambas márgenes del valle excavado por el río Gor, y distribuidas en grupo a lo largo de una decena de kilómetros. La abundancia de megalitos ha hecho que a la gran mayoría no se les conozca por nombres, sino por la numeración impuesta por los arqueólogos. Además de por la concentración, llama la atención la diversidad de sus estructuras, ya que las hay de planta trapezoidal, pentagonal, rectangular, cuadrangular y poligonal.
Aunque se fechan hasta hace unos 5.000 años, las excavaciones realizadas y los numerosos ajuares encontrados (ídolos, collares, cuchillos de silex, vasos cerámicos,…etc.), revelan que una gran parte de estos sepulcros fueron utilizados desde el Neolítico Final (2800-2600 años a. C.) hasta el Cobre Pleno (2400-2200 a. C.).
El Centro de Interpretación del Megalitismo de Gorafe es de gran utilidad para conocer su importancia.
Quizás para honrar a los difuntos, los hombres primitivos alzaron estos enormes bloques de piedra. O bien lo hicieron bajo los designios y advocación de algún patrón astronómico. La duda permanece hoy día.
La civilización que levantó los megalitos de Gorafe floreció en torno al río hacia el 6.000 a.C. Aquellos primeros pobladores excavaron las paredes de los montículos para vivir en cuevas y, como apunta parte de la historiografía, construían dólmenes para acoger el cuerpo de uno de sus difuntos. El esfuerzo que suponía levantar estos monumentos ya revela la trascendencia del hecho funerario y la conciencia ya temprana de un más allá en tiempos prehistóricos.
La posterior llegada de pobladores pertenecientes a la cultura de El Argar, 1900 a.C., y de los iberos de la Edad de Hierro (1000 a.C.) y su establecimiento en los cercanos poblados de El Culantrillo, Las Angosturas y Montealegre supuso una continuidad en la construcción de monumentos funerarios a juzgar por el ajuar encontrado en alguno de los dólmenes. Los monumentos funerarios de la zona de Gorafe están realizados en losas de piedra caliza o conglomerado obtenidas en los alrededores y labradas según las necesidades de construcción aunque se desconoce la presencia de grabados en ellas.
Se diferencian cinco tipos constructivos según la forma de la planta de la cámara: dólmenes trapezoidales (los de mayor tamaño y menos frecuentes), rectangulares, pentagonales (los más frecuentes), cuadrangulares (los más pequeños) y poligonales. Se ha establecido relación entre el tamaño de las estructuras y el estatus social de las personas enterradas en ellas, de modo que parece ser que los grandes dólmenes trapezoidales debían pertenecer a familias importantes dentro de la comunidad o tribu.
El principal atractivo de Gorafe son sus 240 dólmenes neolíticos diseminados en 10 necrópolis, que la convierten en la mayor concentración de túmulos prehistóricos de España.
La razón de esta abundancia es que el arroyo de Gor es una depresión natural situada en un corredor geográfico muy transitado durante la Prehistoria, frontera entre los grupos tribales levantinos y los de la baja Andalucía que ocupaban esta zona en el V milenio a.C.
Las poblaciones neolíticas que se asentaron aquí formaban una sociedad compleja, jerarquizada, y con una economía de tipo agropastoril. Vivían en casas excavadas en las laderas o en construcciones de piedra con tejados de ramas y enterraban a sus muertos en el interior de dólmenes.
De los 240 dólmenes un total de 198 han sido estudiados y catalogados, localizadas en ambas márgenes del valle excavado por el río Gor, y distribuidas en grupo a lo largo de una decena de kilómetros. La abundancia de megalitos ha hecho que a la gran mayoría no se les conozca por nombres, sino por la numeración impuesta por los arqueólogos. Además de por la concentración, llama la atención la diversidad de sus estructuras, ya que las hay de planta trapezoidal, pentagonal, rectangular, cuadrangular y poligonal.
Aunque se fechan hasta hace unos 5.000 años, las excavaciones realizadas y los numerosos ajuares encontrados (ídolos, collares, cuchillos de silex, vasos cerámicos,…etc.), revelan que una gran parte de estos sepulcros fueron utilizados desde el Neolítico Final (2800-2600 años a. C.) hasta el Cobre Pleno (2400-2200 a. C.).
El Centro de Interpretación del Megalitismo de Gorafe es de gran utilidad para conocer su importancia.
Quizás para honrar a los difuntos, los hombres primitivos alzaron estos enormes bloques de piedra. O bien lo hicieron bajo los designios y advocación de algún patrón astronómico. La duda permanece hoy día.
La civilización que levantó los megalitos de Gorafe floreció en torno al río hacia el 6.000 a.C. Aquellos primeros pobladores excavaron las paredes de los montículos para vivir en cuevas y, como apunta parte de la historiografía, construían dólmenes para acoger el cuerpo de uno de sus difuntos. El esfuerzo que suponía levantar estos monumentos ya revela la trascendencia del hecho funerario y la conciencia ya temprana de un más allá en tiempos prehistóricos.
La posterior llegada de pobladores pertenecientes a la cultura de El Argar, 1900 a.C., y de los iberos de la Edad de Hierro (1000 a.C.) y su establecimiento en los cercanos poblados de El Culantrillo, Las Angosturas y Montealegre supuso una continuidad en la construcción de monumentos funerarios a juzgar por el ajuar encontrado en alguno de los dólmenes. Los monumentos funerarios de la zona de Gorafe están realizados en losas de piedra caliza o conglomerado obtenidas en los alrededores y labradas según las necesidades de construcción aunque se desconoce la presencia de grabados en ellas.
Se diferencian cinco tipos constructivos según la forma de la planta de la cámara: dólmenes trapezoidales (los de mayor tamaño y menos frecuentes), rectangulares, pentagonales (los más frecuentes), cuadrangulares (los más pequeños) y poligonales. Se ha establecido relación entre el tamaño de las estructuras y el estatus social de las personas enterradas en ellas, de modo que parece ser que los grandes dólmenes trapezoidales debían pertenecer a familias importantes dentro de la comunidad o tribu.
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Information
Easy to follow
Scenery
Easy
Corta ry llana ruta en la cual podemos observar dólmenes en buen estado haciéndonos una idea de la grandiosidad de esta zona plena de ellas y del gran barranco donde se ubica el Arroyo de Gor.