Ruta de La Perota

PUNTO DE PARTIDA Y DE LLEGADA: Iglesia de Peque.
DURACIÓN: 2,5 horas
DESNIVEL: 70 m.
TIPO DE CAMINO: camino y senda.
USO RECOMENDADO: peatonal y bicicleta
DIFICULTAD: baja.
ÉPOCA RECOMENDADA: todo el año

Comenzamos la ruta en la iglesia parroquial de Peque, situada en el centro del
pueblo. Desde allí nos dirigimos hacia el Puente Grande sobre el río de la
Ribera. Discurre este primer tramo entre frondosas alamedas y huertos. Antes
de llegar al río, el paraje de La Ribera se presenta majestuoso con la Sierra de
Peña Negra al fondo. A la derecha dejamos una pequeña tembleda (alameda de
álamo temblón) que en otoño nos regala una cascada de colores que van desde
el amarillo al rojo intenso.
Seguimos por el camino de Gramedo hacia el poniente, atravesamos las
húmedas praderas de La Veiga, dejando a la derecha los antiguos linares, y
llegamos a un bosquete de grandes robles. Si nos desviáramos a la izquierda por
un pequeño carril, llegaríamos a la Fuente de La Veiga en la que podemos
llenar nuestra cantimplora. El camino asciende entre los matorrales de La Blanca,
por un lado y los castaños de La Debesa, por el otro. A unos 400 m lo
abandonamos y tomamos otro por el lado izquierdo, que asciende lentamente
por encima de La Debesa atravesando urces y carqueisas, permitiéndonos una
bonita estampa del pueblo de. Llaneamos por el paraje de La Perota. Podemos
abandonar la ruta por un momento y ascender algo más por la ladera si
tomamos un desvío a la derecha que nos lleva hasta Peñafita y los pinares de
Otero. Siguiendo por la Perota, poco a poco asomamos a la cuenca del río
Negro que nos ofrece una hermosa vista a El Castro (que alberga un castro
celta), de su falda (Oterino) y al viejo puente de Oterino. El camino ahora
desciende a la Urrieta (vaguada) Sapos hasta el río.
De frente hay una peña a modo de plataforma que presenta dos fracturas y una
hendidura en la caída hacia el río. Cuenta la leyenda que Santiago anduvo por
estas tierras, y que saltó desde el alto del Castro con un carro tirado por un
caballo; las fracturas son las marcas que dejó el carruaje y la hendidura la causó
la cabeza del famoso corcel.
Enlazamos con un camino y giramos a nuestra izquierda, de regreso a Peque, por
La Cruz de las Viciellas, y descemos girando a la derecha para poder cruzar el río
de la Ribera a la altura del puente del Souto. Antes de cruzar nos detendremos a
observar el Molino de la Rivirina o de la Charrina. En el molino existe un
paso a modo de puerta que nos conduce a las aceñas y a la presa. Este molino
fue el último que molió en Peque hasta principios de los años 80 del siglo
pasado. El abandono y las crecidas han precipitado su inevitable ruina así como
la de la presa, que fue reconstruida tras reventar en 1989. Sin embargo, la
Confederación Hidrográfica del Duero está realizando el proyecto de
rehabilitación de este molino y de su presa. En tiempo veraniego se puede
disfrutar de un buen baño en la presa de la Rivirina o bien, 200 m aguas abajo
en el Pozo del Ti Damián.
De vuelta por el puente El Souto el sonido del agua nos invita a detenernos y
observar la desembocadura del río de la Ribera que se une al río Negro, en su
discurrir hacia Santa Eulalia del Río Negro.
Las riberas de ambos ríos forman parte del Lugar de Interés Comunitario (LIC)
Riberas del río Tera y afluentes, incluido en la Red Natura 2000. Su mayor
interés estriba en que alberga humeredas (alisedas) y fauna acuática de gran
interés (náyade, trucha, desmán del Pirineo, nutrias, etc.).
Continuando por la ruta nos elevamos por encima del valle y andamos 1 km
hasta llegar al pueblo. Dejamos a la izquierda las ruinas del molino El Fresno
sobre el río de la Ribera. En el último tramo abandonamos el camino y tomamos
una senda que bordea las Cortinas de Abajo, en las que es fácil encontrar en
verano algún lugareño dirigiendo con la azada el agua de los caños para regar
los huertos. El sendero finaliza por una de las culagas (pasos entre paredes) que nos llevarán de nuevo a la iglesia, fin del recorrido.