RUTA DE LA CULTURA LECHERA

RUTAS VII ENCUENTRO REGIONAL CAMINERO - BELMIRA

RUTA DE LA CULTURA LECHERA

GRADO DE DIFICULTAD (1 a 5): MEDIO (2)
DISTANCIA: 8 km
DURACIÓN: 5 horas
ATRACTIVOS: Paso por fincas de ganado de leche, introducción a los procesos técnicos de los paisajes lecheros, caminos antiguos de arriería hacia Sopetrán, miradores del valle del río Chico, truchera de San José.

DESCRIPCIÓN
Partimos de vereda la Última Copa, para visitar los procesos agrotecnológicos de la hacienda Pinar Verde, después por la entrada a la vereda la Salazar nos dirigimos hacia la entrada a las veredas San José y Santo Domingo, siguiendo la ribera del río Chico y con un paisaje lechero donde las casas antiguas poco a poco van siendo transformadas por el advenimiento del progreso y un proceso de gentrificación que ya se empieza a leer en este territorio que por su belleza recuerda los Alpes suizos. Además, los caminos reales antiguos van cediendo su lugar a las vías carreteables. Precisamente seguiremos un o de estos caminos, el camino de Chorrillo que se dirigía hacia Sopetrán y comunicaba las veredas de la parte alta de Sopetrán con el valle de río Chico y en general el valle de los Osos. Este camino ya muy alterado y en donde ha sido abandonado los árboles y arbustos reclaman su espacio por la falta de uso del camino, entraremos a otra finca lechera donde escucharemos por arrieros del camino historias reales sobre el mismo.
Seguiremos en parte otros caminos antiguos paralelos al anterior camino real los cuales conducían a lo alto de la montaña en dirección a Sopetrán, los nombres de las veredas en esta región atrapan un patrimonio toponímico relacionado con lo agreste del camino para pasar del cañón de Occidente al valle del río Chico: Morrón, Montegrande, Filo del Medio, Filo Grande, Loma del Medio.

Posteriormente giraremos hacia la quebrada San Francisco, para llegar por un carreteable y siguiendo el paisaje lechero a la truchera San José, un agradable sitio ecoturístico donde se practica la pesca deportiva y podemos saborear una deliciosa trucha o hidratarnos un poco con un paisaje de ensueño a nuestro alrededor.