Ruta de la Cuesta 'El Caballo': Corcos

Realizada por el Ayto. de Corcos. La ruta se inicia por el camino de la Estación, tal vez vacceo y romano, prestaba múltiples servicios. Cañada Real Leonesa, en la trashumancia; Camino de la Aceña, por el transporte del trigo hacia la molienda; Camino de Palazuelos, por su relación con el monasterio y con la llegada del ferrocarril, Carretera de la Estación. A la izquierda la era de Villa, de origen comunal, y al pie de la cuesta, excavadas en sus margas yesosas, y alineadas a lo largo del camino, las bodegas tradicionales con sus lagaretas, luceras y lagares con prensas de viga romanas. A la derecha eras limitadas por cerca de tapia con sus casetas de servicios, a 200m. Se encuentra la carretera que lleva de Villalar a Torremormojón. Se toma hacia la izquierda hasta cruzar el puente sobre el arroyo del Prado. A la derecha se toma el camino paralelo al arroyo, a la izquierda puede observarse la cuesta reforestada con pino negral, al otro lado del arroyo, el sotillo convertido en chopera, anteriormente adobera con las pozas donde debatían los limos de greda mezclados con paja para moldear adobes que luego secaban al sol. A unos 500m. Se incorpora al camino de Trigueros, se inicia la subida a la primera terraza del Pisuerga, el pago de El Caballo. A partir de este punto, la ruta ofrece una lección de edafología: un paisaje de plantas variadas adaptadas a suelos complicados. La primera terraza fue durante mucho tiempo un río helado. Los depósitos de caliza endurecidos formarían una costra sobre la que el río, a medida que profundizaba su nuevo cauce, depositaría arenas y cantos rodados. Cuando la capa freática se abre paso entre la peña, aparecen manantiales de aguas filtradas, cristalinas.
De la pobreza e estos suelos habla la toponimia de sus pagos: el lechizal; el Carrascal, o la relación con el pastoreo como indica la presencia del bello chozo “Cuquillo”. También las viejas plantaciones se adaptan a este suelo: si perforan la costra zalia, la raíz se alimenta en suelo suelto, profundo y húmedo, sin decaer en los estiajeas; si no se perfora, la raíz se acuesta sobre la roca, no está preparada para el estiaje prolongado. La asimilación del viñedo con el pastoreo, lleva a cerrar las parcelas con almendros dulce amargo, millar; zarzas y majuelas, planta que dará nombre a la viña: “majuelo”. Los nuevos viñedos, de especies selectas, con plantación en espaldera y destino industrial, presentan un manto verde para recreo de la vista.
Abandonamos el camino de Trigueros para seguir por el pago del Carrascal, a unos 30 metros a la izquierda se halla el chozo el “Cuquillo”, en buen estado de conservación, lugar apropiado para hacer un alto, otear el horizonte y disfrutar de la panorámica del valle del Pisuerga y poblados como Aguilarejo, Cabezón, Santovenia y un belén de construcciones dispersas por la campiña.
A la derecha, por el camino del pago de Las Carretillas abandona la terraza, al descender a la Carretera de la Estación. Sigue la dirección del pueblo y, sin cruzar el arroyo del Prado, se desvía por la ruta del pago de Fuenteñaña; a la derecha se observan las caprichosas formaciones que la erosión ha labrado en la roca (Peña Hueca), a la izquierda los levantamientos del terreno, en forma de túmulas, esconden las ruinas del despoblado de Valhenoso, sigue hasta los pagos de encima de Fuenteñaña, y regresa por el camino abandonado de la cuesta de El Caballo.