Ruta circular MELGOSA - VALDEARNEDO
near Melgosa, Castilla y León (España)
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Itinerary description
Día desapacible en el que Miguel Ángel y el que suscribe iniciamos una ruta circular en sentido antihorario que, empezando a las afueras de Melgosa de Burgos nos va a llevar al despoblado de Valdearnedo descendiendo por ambas orillas del arroyo de Fuente Monte. Vamos a regresar luego por las lomas arcillosas del Valle de las Navas, en las estertores orientales de estos parajes que han denominado no sin acierto la Arizona burgalesa.
Hoy es el tercer día de enero de 2024 y no nos llueve pero el cielo nublado y triste, encapotado. Solo al final de la jornada se despejará un poco como para ver los montes Obarenes y la Mesa de Oña. Para eso habrá que subir un poco ya mediado nuestro recorrido.
Salimos a las 11.17 de la confluencia entre la pista que proviene de Melgosa con otra pista proveniente del oeste. Un mapa denomina este paraje Cuesta Zamarra y otro los Casares.
Como ha llovido recientemente las roderas están llenas de barro que se adhiere a nuestras botas haciendo que nos pesen algo más de la cuenta.
Al principio el arroyo queda a nuestra derecha. Vamos por la margen izquierda hidrográfica. Nos vamos elevando un poco y obtenemos una panorámica sobre el valle con el riachuelo haciendo continuos meandros. La vega es de cierta anchura para permitir estos zigzags en el curso del agua. Pero las laderas enseguida se empinan. Los caminos que se supone descienden paralelos al río desaparecen a veces roturados por los agricultores. Tenemos que intuir por dónde se ubican. Es costumbre pensar que por aquí no anda nadie y que no pasa nada si me pongo a arar encima de una servidumbre de paso. Nadie se va a enterar.
Tenemos que cruzar el río en dos ocasiones (11.53 y 12.02), saltando en unos puntos que nos evitan descalzarnos. La vegetación imperante es sobre todo de ribera, abundando los chopos. Las estratificaciones de los cerros circundantes son horizontales y podemos ver los efectos de la intensa erosión en el material relativamente blando de las laderas.
En las inmediaciones en las que desagua el tributario del arroyo Valdizán que nos llega por la izquierda, el Fuente Monte cambia su rumbo norte al de noreste. Nosotros encontramos un desvío hacia la izquierda que nos dejará enseguida en el pueblo en ruinas de Valdearnedo. En esta misma confluencia vemos unas cárcavas pequeñas producto de una erosión que se lo lleva casi todo por delante y deja entre la blanda roca unas esculturas naturales de original belleza.
Llegamos por fin a Valdearnedo (12.26). Hay solo dos casas provistas de techumbre pero es mejor no aventurarse dentro porque es tan precaria que la ley de Murphy puede hacer que se nos caiga todo encima de la cabeza cuando entramos a curiosear.
Accedemos a la iglesia. Es de factura románica. Tiene en sus capiteles interiores unas molduras ajedrezadas y unas vigas metálicas instaladas a principios del siglo XX de pared a pared para que no se les cayera el edificio. Los daños mayores de la iglesia no sé si se los ha hecho el tiempo o los veraneantes oriundos de los pueblos cercanos. A la hora de promocionar sus pueblos algunos parecen competir en número de grafitis y tamaños de los mismos para ver quién es el mejor. Melgosa se lleva la palma. He contado más de media docena de veces este nombre pintado en las paredes del templo, solo igualado en tamaño por el nombre de pila de los autores de estas obras de arte.
Continuamos nuestra marcha remontando un vallejo que sale del mismo despoblado hacia el suroeste. Pasamos una fuente de reciente construcción a las afueras de Valdearnedo, nada más entrados en el vallejo. El mapa llama al lugar Prado Redondo y nuestra senda pasa a denominarse Camino de los Pozos.
Al cabo de un kilómetro y medio de remontada (los mapas de que dispongo hablan de los parajes de La Esa y de Fuente An, tal cual), nos salimos del camino y nos adentramos en otra vaguada a nuestra derecha con tierras de labor. Enseguida ascendemos por una cresta denominada el Zarzalón. La vegetación rala consta de enebros de escaso porte, aulagas y gayuba. Vamos ganando altura hasta alcanzar el punto más alto de nuestro recorrido, que es el Valle Sanzón (871), donde confluyen tres municipios,: El Valle de las Navas, la Merindad de Río Ubierna y Carcedo de Bureba. Cerca se encuentra el Alto de Peña Sanzón. Por esta zona no hallamos sendas ni mucho menos pistas.
Por despiste alargamos un poco la ruta hasta el cercano Alto de San Quirce. Pero enseguida buscamos el camino bueno. Es un decir porque de camino, nada. Habíamos ido hacia el sur-suroeste cuando lo que había que hacer es tirar hacia el noreste por la parte alta de la loma en la que nos encontrábamos. Tenemos que descender un poco y atravesar unos campos de labor hasta alcanzar de nuevo la cresta y tomar un rumbo este. Pasamos un cercado de ganado que parece encerrar un humedal porque la vegetación es mucho más verde que todo lo que hay alrededor. El lugar se marca en el mapa como la Huertona. En las inmediaciones se encuentra el sondeo petrolífero Valdearnedo 1. Se queda en sondeo. No ha pasado a mayores.
Proseguimos en busca del camino que nos llevará al punto de inicio y con él cerraremos el círculo y daremos por finalizada la excursión. Alternando campos de labor y crestas, a falta de caminos, por fin alcanzamos en el paraje de la Callejuela una pista paralela al arroyo de Royales, la cual, tras un corto recorrido de no más de kilómetro y medio, nos deja en el punto en el que empezamos la excursión tres horas y media antes. Son las 14.51 cuando damos por finalizada la marcha de hoy.
La belleza no es espectacular; no nos imaginemos el valle de Ordesa ni el cañón del Colorado, pero tiene un punto romántico y salvaje porque es precisamente el lugar en el que uno ni se imagina encontrarse con excursionistas. Este es un entorno para el que los anglosajones acuñaron un término apropiadísimo: out of the beaten track. O sea, fuera del camino trillado. Y eso a mí me encanta.
Hoy es el tercer día de enero de 2024 y no nos llueve pero el cielo nublado y triste, encapotado. Solo al final de la jornada se despejará un poco como para ver los montes Obarenes y la Mesa de Oña. Para eso habrá que subir un poco ya mediado nuestro recorrido.
Salimos a las 11.17 de la confluencia entre la pista que proviene de Melgosa con otra pista proveniente del oeste. Un mapa denomina este paraje Cuesta Zamarra y otro los Casares.
Como ha llovido recientemente las roderas están llenas de barro que se adhiere a nuestras botas haciendo que nos pesen algo más de la cuenta.
Al principio el arroyo queda a nuestra derecha. Vamos por la margen izquierda hidrográfica. Nos vamos elevando un poco y obtenemos una panorámica sobre el valle con el riachuelo haciendo continuos meandros. La vega es de cierta anchura para permitir estos zigzags en el curso del agua. Pero las laderas enseguida se empinan. Los caminos que se supone descienden paralelos al río desaparecen a veces roturados por los agricultores. Tenemos que intuir por dónde se ubican. Es costumbre pensar que por aquí no anda nadie y que no pasa nada si me pongo a arar encima de una servidumbre de paso. Nadie se va a enterar.
Tenemos que cruzar el río en dos ocasiones (11.53 y 12.02), saltando en unos puntos que nos evitan descalzarnos. La vegetación imperante es sobre todo de ribera, abundando los chopos. Las estratificaciones de los cerros circundantes son horizontales y podemos ver los efectos de la intensa erosión en el material relativamente blando de las laderas.
En las inmediaciones en las que desagua el tributario del arroyo Valdizán que nos llega por la izquierda, el Fuente Monte cambia su rumbo norte al de noreste. Nosotros encontramos un desvío hacia la izquierda que nos dejará enseguida en el pueblo en ruinas de Valdearnedo. En esta misma confluencia vemos unas cárcavas pequeñas producto de una erosión que se lo lleva casi todo por delante y deja entre la blanda roca unas esculturas naturales de original belleza.
Llegamos por fin a Valdearnedo (12.26). Hay solo dos casas provistas de techumbre pero es mejor no aventurarse dentro porque es tan precaria que la ley de Murphy puede hacer que se nos caiga todo encima de la cabeza cuando entramos a curiosear.
Accedemos a la iglesia. Es de factura románica. Tiene en sus capiteles interiores unas molduras ajedrezadas y unas vigas metálicas instaladas a principios del siglo XX de pared a pared para que no se les cayera el edificio. Los daños mayores de la iglesia no sé si se los ha hecho el tiempo o los veraneantes oriundos de los pueblos cercanos. A la hora de promocionar sus pueblos algunos parecen competir en número de grafitis y tamaños de los mismos para ver quién es el mejor. Melgosa se lleva la palma. He contado más de media docena de veces este nombre pintado en las paredes del templo, solo igualado en tamaño por el nombre de pila de los autores de estas obras de arte.
Continuamos nuestra marcha remontando un vallejo que sale del mismo despoblado hacia el suroeste. Pasamos una fuente de reciente construcción a las afueras de Valdearnedo, nada más entrados en el vallejo. El mapa llama al lugar Prado Redondo y nuestra senda pasa a denominarse Camino de los Pozos.
Al cabo de un kilómetro y medio de remontada (los mapas de que dispongo hablan de los parajes de La Esa y de Fuente An, tal cual), nos salimos del camino y nos adentramos en otra vaguada a nuestra derecha con tierras de labor. Enseguida ascendemos por una cresta denominada el Zarzalón. La vegetación rala consta de enebros de escaso porte, aulagas y gayuba. Vamos ganando altura hasta alcanzar el punto más alto de nuestro recorrido, que es el Valle Sanzón (871), donde confluyen tres municipios,: El Valle de las Navas, la Merindad de Río Ubierna y Carcedo de Bureba. Cerca se encuentra el Alto de Peña Sanzón. Por esta zona no hallamos sendas ni mucho menos pistas.
Por despiste alargamos un poco la ruta hasta el cercano Alto de San Quirce. Pero enseguida buscamos el camino bueno. Es un decir porque de camino, nada. Habíamos ido hacia el sur-suroeste cuando lo que había que hacer es tirar hacia el noreste por la parte alta de la loma en la que nos encontrábamos. Tenemos que descender un poco y atravesar unos campos de labor hasta alcanzar de nuevo la cresta y tomar un rumbo este. Pasamos un cercado de ganado que parece encerrar un humedal porque la vegetación es mucho más verde que todo lo que hay alrededor. El lugar se marca en el mapa como la Huertona. En las inmediaciones se encuentra el sondeo petrolífero Valdearnedo 1. Se queda en sondeo. No ha pasado a mayores.
Proseguimos en busca del camino que nos llevará al punto de inicio y con él cerraremos el círculo y daremos por finalizada la excursión. Alternando campos de labor y crestas, a falta de caminos, por fin alcanzamos en el paraje de la Callejuela una pista paralela al arroyo de Royales, la cual, tras un corto recorrido de no más de kilómetro y medio, nos deja en el punto en el que empezamos la excursión tres horas y media antes. Son las 14.51 cuando damos por finalizada la marcha de hoy.
La belleza no es espectacular; no nos imaginemos el valle de Ordesa ni el cañón del Colorado, pero tiene un punto romántico y salvaje porque es precisamente el lugar en el que uno ni se imagina encontrarse con excursionistas. Este es un entorno para el que los anglosajones acuñaron un término apropiadísimo: out of the beaten track. O sea, fuera del camino trillado. Y eso a mí me encanta.
Waypoints
Panorama
2,674 ft
Panorámicas sobre el valle de las Navas desde la loma por la que seguimos ascendiendo
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