Ruta circular Horcajo- El Moral (Hurdes)

Recorro una carretera paisajística, estrecha, ascendente, hacia el pulmón de las Hurdes. Busco una alquería despoblada, El Moral. Detengo el coche en Horcajo (alquería de Pinofranqueado) y camino por una pista forestal hasta lo más recóndito del bosque. La vegetación es densa, una extensa superficie de pinares rodenos y piñoneros me rodea por completo. A buen resguardo, al borde mismo del río Horcajo, aparece por fin ante mis ojos la majada que busco, en una agreste geomorfología del terreno, las construcciones negras como la mismísima pizarra, me resultan una aparición absolutamente fascinante. Las cuadras servían de refugio a pastores y animales. La esencia de lo que fue flota en el aire. He ido sola hoy, para perderme no he podido hallar un lugar mejor, en este particular paraíso que antaño fuera cuasi inaccesible. Camino con mi excelente soledad a cuesta, escuchando el sonido del correr del agua del arroyo a mi izquierda, y el viento zumbando leve por mi derecha. Crujen mis pisadas sobre el terreno de bancales. Regreso por el Lombo de las Viñas, un sendero de cuento, que me devuelve hasta el pueblo, donde me encuentro con una hurdana pelando castañas secas, que me ofrece unas pocas, y también unos caquis que no había visto nunca antes, estos son pequeños, como la humilde tierra que piso.
"Si en todos los lugares del mundo, los hombres son hijos de la tierra, en las Hurdes, la tierra es hija de los hombres" Miguel de Unamuno.
Naturalmente repetí, esta vez acompañada de mi hijo. Y volveré...