RUTA 7: Salida y llegada a la Pandera, bajada al Puerto de la Nava dirección las Cimbras por caminos perdidos de herradura.

Iniciamos la ruta en el helipuerto de la Pandera, buscando una vereda al oeste del citado puerto, justamente donde no existe bionda en la carretera de acceso. Emprendemos la bajada por una vereda con muchas piedras pero accesible para nuestra actividad. Rápidamente,en 50 minutos nos encontramos en la Nava donde reconocemos las elevaciones de Peña Blanca y Cagasebo. El terreno, se pone de nuestra parte y transitamos durante unos minutos por este precioso paraje de pinar que es la Nava, a los pies de la Pandera. Desde aquí, comienza la aventura de investigación para intentar encontrar y reconocer la vía de herradura que nos habían comentado.Y que, nacía a medio camino de bajada hacia la "Casa del Guarda" o Fuente del Obispo. En una curva cerrada de la citada vereda de descenso, nace otra muy poco definida y difuminada, que nos llevará por un trazado muy laborioso al obligarnos a movernos con dificultad en nuestra búsqueda del ansiado paso de herradura. Por fin, encontramos restos de cantería que nos evidencia la existencia del citado paso serrano. Y que, con alguna dificultad nos lleva a un mirador natural con unas vistas espectaculares de toda la Sierra Sur y en especial, del Barranco de la Hoya. Desde allí, después de descansar nuestras maltratadas piernas, nos disponemos a seguir ascendiendo teniendo como compañera de ruta una valla de limitación de un coto de caza. Ascenderemos en gesto casi épico, debido a su gran desnivel, hasta conseguir ver ante nuestros ojos y finalmente, las ansiadas Cimbras. Ya desde las alturas de dicha cumbre, nos lleva la ruta hacia unos barranquillos de trazado de espesa vegetación, que nos obliga a no distraernos hasta llegar de nuevo con la confluencia de la vereda inicial que utilizamos al comienzo de nuestra ruta en la bajada. Ese punto de intersección, sería el comienzo de nuestra improvisada subida que fue más propio de un "calvario" por un bosquejo de boj y de formaciones rocosas. Evidenciando que, debimos subir por la misma vereda de descenso inicial. Una vez tocado cima y, poder disfrutar de la pista existente, nos dirigimos en un último ataque final hacia el refugio de Peña del Altar. Lugar éste, dónde nos encontramos con Antonio el cabrero y el vigilante contra incendios destacado hasta ese lugar de servicio. Ya es de noche, la luz natural acaba de llegar a su ocaso y nuestras piernas nos piden poner punto final a un expedición corta en kilómetros pero especialmente dura en su trazado. Nos quedamos con los paisajes grabados a fuego en nuestra retina, pensando ya, en la próxima ruta...