RUTA 42 : YACIMIENTO DE PEÑALOSA Y MONUMENTOS DE BAÑOS DE LA ENCINA.

Iniciamos la ruta, disfrutando al tener ante nosotros una calzada romana a las puertas de Baños de la Encina. Justamente a unos 100 metros dirección al sendero del yacimiento de Peñalosa nos encontramos un puente de la misma época con un estado de mantenimiento inmejorable. Desde allí, tomamos la senda oficial que nos lleva hasta el yacimiento argárico de Peñalosa (Edad del Bronce), datado en los años 1.850/ 1.450 A.C y, donde podremos conectar con aquél tiempo, donde se extrajo y se transformó el mineral que desarrolló toda la comarca norte de la provincia de Jaén. Propició por tanto, el asentamiento de núcleos de población mantenida en el tiempo. Y que, mantenían unos patrones sobre la cultura del argar (asentamientos sobre cerros escarpados y zonas amesetadas) de forma fortificada a modo de acrópolis.
Posteriormente, volveremos sobre nuestros pasos y, a medio camino bajaremos al cauce del río para tomar unos barranquillos que asciende de forma cómoda hasta Baños de la Encina (pasando antes por un piralillo en la parte alta del citado barranco).
Pisamos asfalto y, la ruta se transforma para intentar hacer algo de justicia a éste joya de pueblo que es Baños de la Encina. Buscamos la Ermita del Santísimo Cristo del Llano, donde guarda en su interior el paradigma del barroco que podremos encontrar (un delirio de belleza) que aconsejo visitar y disfrutar. Para ello, habrá que llamar al número de teléfono 626818446 para concertar cita para su visita. Posteriormente, seguiremos atravesando éste precioso pueblo de fachadas pétreas para buscar y finalmente encontrar, el Molino de Viento, donde se elaboró la molienda del trigo (otra joya etnográfica de la antigüedad). Irremediablemente, nos quedamos sin palabras ante su esbeltez y su imponente presencia.
Ya sólo nos queda, volver dirección oeste. Pasamos por el Arco del Conde de Benalua (dicho pórtico formaba parte de una fachada en una finca cercana, siendo traslada hasta el interior del pueblo). Ya estamos muy cerca y, al doblar la esquina logro encontrar ese emblema de la localidad que "nos saluda" al llegar a la ciudad y situado en el Cerro del Cueto: su castillo omeya del siglo XX (Bury al -Hammam), conocido como de Burgalimar. Dicho castillo es, unos de los castillos de aquella época mejor conservados en Europa. Bajamos deleitándonos por sus calles de fachadas pétreas y centenarias, dignas de esta ciudad llena de historia a la que yo, en un gesto de atrevimiento la llamo: "la pequeña Toledo".