RUTA 15: El Cortijuelo, Mirador del Poyo del Sol, Bosque Encantado y Presa del Quiebrajano.

RUTA NÚMERO 4: Hoy madrugamos, estoy ilusionado por recuperar las salidas a la sierra con mis amigos Indi y Franki (dos aguerridos montañeros que ponen el corazón en lo que hacen). Nos espera, El Cortijuelo, Mirador del Poyo del Sol, Bosque Encantado y del Quiebrajano. Llegamos al Cortijuelo y casualmente nos encontramos con Antonio (el Cabrero), compartimos un minuto de cháchara y emprendemos nuestra ansiada ruta hacia "El Bosque Encantado". Antes de patear los caminos nos dirigimos hacia El Poyo del Sol (un mirador natural) que nos adelanta lo que nos espera en la travesía. Y además, nos regala unas vistas de especial belleza de las colas del pantano Quiebrajano (un azul coral, inolvidable). Ante nuestros ojos, tenemos un cuadro digno del mejor pintor. No demoramos más la ruta y descenderemos hasta Prado Bajo, donde esperamos volver a encontrarnos con Antonio (el pastor). La mañana, se presenta agradecida, pese a ser agosto, nos regala una brisa propia de primavera. Subimos las primeras rampas que nos llevan a la pista forestal que linda con la orilla noreste del pantano Quiebrajano. La orilla y el propio pantano serán nuestra compañeras mientras descenderemos buscamos "El Bosque Encantado". Aquél rincón de la Sierra Sur que parece sacado de un cuento infantil...
Allí, las rocas superpuestas, nos invitan a pasar por debajo mientras vemos entre las ramas del tupido pinar: el azul coral que tanto nos gusta. Sin duda es, un lugar especial para visitar en invierno y primavera, donde el verde del musgo abriga a las frías piedras. Y el verde de la hierba se convierte en tapiz de frescura. Ya solo nos queda el último tirón hasta llegar a la presa del Quiebrajano. Ella nos espera, impasible e inmóvil mientras nos recuerda que, hace lo que puede para darnos de beber.
Hemos cumplido con la ruta. Ya sólo nos queda deshacer el camino andado, mientras en nuestro interior nos llevamos un poco de la esencia de nuestra Sierra Sur para cuando caigamos rendidos con los ojos cerrados. Y volver a disfrutar de lo vivido...
Ese pálpito que nos hace sentirnos vivos como parte de esa misma naturaleza. Y en Comunión de una limpia amistad entre Indi, Frankie y uno mismo.