RUTA 14 FRONTÓN III, CUEVA APRISCO, LL. MINGO, CUEVA CONTADERO, P. DE NAVATRILLO, SALTO LA YEGUA, PEÑONCILLOS, ARROYO PARRILLA.

Ha sido una ruta espectacular de 14,450 kilómetros en 6 horas y 15 minutos.
Bella y variada ruta por el cerro del Frontón, donde podemos disfrutar de una pintura rupestre de especial belleza (Frontón III).
Situado en un lugar que no es un abrigo, sino una inflexión de la pared rocosa.
Sus trazos de color rojo oscuro con varias alineaciones inclinadas de puntos que se superponen a los brazos de dos antropomorfos del tipo ancoriforme y a una figura desvaída en forma de barra.
En el centro y hacia la izquierda, se observa un zoomorfo con cabeza poco definida que por lo poco que se conserva de ella parece ser una cabra. Posee dos trazos finos y verticales para señalar el rabo.
En la parte inferior, vemos tres figuras antropomorfas en forma de phi. Dos de ellas acéfalas, la superior de las cuales parece portar un objeto en uno de sus brazos. La de la derecha presenta cabeza y brazos. A su lado hay más restos desvaídos.
Continuamos nuestra ascensión y nos dirigimos al aprisco del mismo nombre (del Frontón) donde nos sorprende una cueva inmensa en sus proporciones y que seguramente, tuvo un lugar destacado en la prehistoria (no se observa pinturas rupestres). Ascendemos hasta los Llanos de Mingo e improvisamos durante unos momentos y nos acercamos a los desfiladeros para disfrutar de unas vistas al norte. Donde nos recreamos con la vista de Jabalcuz, Cerro Almodóvar, Peñas de Castro y a nuestros pies el Canjorro y todo el Puente de la Sierra. Volvemos unos metros sobre nuestros pasos y, retomamos la senda que nos llevará a la cueva de Contadero. Allí, disfrutamos de aquél lugar mítico (ahora invadido por una explotación ganadera) que nos retrotrae a la época prehistórica donde en éste lugar, vivió una comunidad que lo consideró además de su lugar de vida, un lugar sagrado. Transitamos hacia el Puerto de Navatrillo e iniciar, la subida al Salto de la Yegua desde donde se crestea hasta Peñoncillos. Luego descendemos por un sendero antiguo que a veces se convierte en desdibujo y, tomamos el sendero del arroyo de Parrilla, con fuertes pendientes en algunos tramos y un gran socavón producido por la escorrentía del agua y los motos de Cross (los enemigos del monte).
Pasamos por el cortijo de la Pilica, en cuyas cercanías se dejó el vehículo.