Ruta 12-05-2024 - Refugio del Berezo (Losar de la Vera, Cáceres) - Subida por senda y bajada por pista

Magnífica ruta que no veo descrita muy a menudo y que merece la pena hacer, de todas todas.

La mejor época, sin duda, es (¡con la cortapisa de los enjambres de molestas moscas de bosque!) la primavera y, si acaso, algunos días frescos de verano. En primavera es cuando vas a encontrar el paisaje y la vegetación en su pleno esplendor. En verano la vegetación no está tan verde como en primavera, ni encuentras agua por todas partes. En otoño puede estar todo algo seco y los robles empiezan a perder la hoja. En invierno los robledales están pelados, aunque la nieve seguro le dará carácter a las cumbres.

Se puede llegar perfectamente en coche al inicio desde Losar, por una pista cementada que parte de la piscina "natural" del Vadillo. En la curva donde se aparca, hay que coger el camino de la derecha: el de la izquierda parece más apetitoso pero termina obligándote a trepar campo a través hacia la buena senda (como se aprecia en el track).

En general, la senda desde ahí hasta la "capilla" de la Virgen de las Nieves es una gozada. Está inteligentemente trazada, bien empedrada a tramos, en otros terrosa y, en los más, pedregosa. El desnivel es muy llevadero y, cuando toca subir fuerte, hay pocos repechos desagradecidos. Es cierto que se pierde a ratos, especialmente porque la vegetación la oculta o porque se confunde con senderos de animales, pero nos puede servir de referencia una tubería hasta el comienzo de la subida fuerte final, desde la garganta de Largaderas. En esta subida, son los hitos de piedras los que no nos dejarán perdernos.

Desgraciadamente, la señalización del sendero es entre patética y inexistente. Aparte de algún poste con vocación de cosa inútil, sólo te encuentras hitos (bien colocados y visibles, ciertamente) y alguna mancha de pintura desvaída.

La bajada por la pista, aunque larga, se hace amena por el paisaje, la vegetación y el continuo gorjeo de avecillas canoras. Quien se harte puede aprovechar algunas de las trochas que han abierto caminantes impacientes del pasado.

Hala, a disfrutarla.