Río Dobra. Olla de San Vicente. Cangas de Onis. Asturias.
near Tornín, Asturias (España)
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Trail photos
Itinerary description
Hoy nos despedimos de estos días de vacaciones por Asturias, y con el trancazo o resfriado de media expedición (por parte humana), elegimos una ruta corta y sencilla que nos deje buen sabor de boca sin subirnos la fiebre. Ahora que redactamos esto podemos asegurar que hemos acertado.
Es una ruta lineal en la confluencia de los ríos Dobra y Sella con la Olla de San Vicente. Remontaremos la senda fluvial del Dobra que se encuentra muy cerca de Cangas de Onís.
El río Dobra con sus 23 Km de longitud, discurre casi en su totalidad por la zona centro oriental del Principado de Asturias, siendo uno de los afluentes del Sella y confluye con él a las afueras del pueblo de Tornín entre los concejos de Amieva y Cangas de Onís. Nosotros recorreremos sus últimos tres kilómetros.
Aparcamos en el parquing que hay junto al restaurante Rio Dobra (si estuviese completo hay sitio unos trescientos metros más adelante en un lado de la carretera para varios vehículos).
Se trata de una ruta paralela al río, es decir una senda fluvial con abundante vegetación de ribera.
Muy pronto, todo lo será dado lo corto de la ruta, nos encontramos con un puente medieval: el Puente Dobra, probablemente del siglo XIII (tal vez se hiciera sobre uno romano anterior). Está formado por un arco apuntado con sillares regulares y se encuentra en buen estado de conservación.
El Puente Dobra o puente Vieyu, de origen medieval, marca el inicio (o final) de otra de las grandes rutas medievales de Asturias, La Senda del Arcediano, que desde aquí atravesando toda la sierra de Amieva ha sido durante siglos vía de comunicación entre la meseta y la zona oriental de Asturias.
Vamos remontando el río disfrutando de sus aguas, tan limpias que permiten observar fácilmente truchas (o ¿salmones?). En algún tramo nos alejamos un poco de su curso para atravesar prados y construcciones ganaderas en las que vemos ovejas, manzanos, buenos ejemplares de calabaza y prados verdes.
El sendero en algún momento se estrecha y se convierte en una vereda de rocas calizas un poco resbaladizas, pero sin mayor peligro.
El bosque mezcla robles, sauces, arces, nogales, avellanos... todo ello bordeando unas pozas de aguas transparentes y colores verdes, predominando el turquesa, y azules en toda su gama, dependiendo de cómo reflejen sus aguas el sol.
Finalmente llegaremos a la Olla de San Vicente. Se trata de una pequeña hondonada rodeada de montañas que enmarcan una preciosa poza de gran profundidad, aguas cristalinas y frías y color verde esmeralda sobre la que se precipita una pequeña cascada que añade un murmullo a la belleza visual para completar la maravilla natural.
Hoy es viernes y aunque no hay multitudes, si se nota que es una ruta fácil, muy bella y cercana a una gran población turística, pero un lugar maravilloso y de aguas tan limpias no deberían necesitar carteles prohibiendo arrojar escombros. Lamentablemente cuando se han colocado es porque hay ¿personas? que lo hacen.
No damos por terminada la ruta sin asomarnos a su parte superior y acercarnos a las pequeñas cascadas antes citadas, ni sin sentarnos un rato para observar correr el agua cristalina y oír el trino de los pájaros. (En la subida hemos visto remontar el vuelo desde el río a una garza real y cambiar un par de veces de rama esperando que nos alejasenos). Luego iniciamos la vuelta por el mismo camino.
Es una ruta lineal en la confluencia de los ríos Dobra y Sella con la Olla de San Vicente. Remontaremos la senda fluvial del Dobra que se encuentra muy cerca de Cangas de Onís.
El río Dobra con sus 23 Km de longitud, discurre casi en su totalidad por la zona centro oriental del Principado de Asturias, siendo uno de los afluentes del Sella y confluye con él a las afueras del pueblo de Tornín entre los concejos de Amieva y Cangas de Onís. Nosotros recorreremos sus últimos tres kilómetros.
Aparcamos en el parquing que hay junto al restaurante Rio Dobra (si estuviese completo hay sitio unos trescientos metros más adelante en un lado de la carretera para varios vehículos).
Se trata de una ruta paralela al río, es decir una senda fluvial con abundante vegetación de ribera.
Muy pronto, todo lo será dado lo corto de la ruta, nos encontramos con un puente medieval: el Puente Dobra, probablemente del siglo XIII (tal vez se hiciera sobre uno romano anterior). Está formado por un arco apuntado con sillares regulares y se encuentra en buen estado de conservación.
El Puente Dobra o puente Vieyu, de origen medieval, marca el inicio (o final) de otra de las grandes rutas medievales de Asturias, La Senda del Arcediano, que desde aquí atravesando toda la sierra de Amieva ha sido durante siglos vía de comunicación entre la meseta y la zona oriental de Asturias.
Vamos remontando el río disfrutando de sus aguas, tan limpias que permiten observar fácilmente truchas (o ¿salmones?). En algún tramo nos alejamos un poco de su curso para atravesar prados y construcciones ganaderas en las que vemos ovejas, manzanos, buenos ejemplares de calabaza y prados verdes.
El sendero en algún momento se estrecha y se convierte en una vereda de rocas calizas un poco resbaladizas, pero sin mayor peligro.
El bosque mezcla robles, sauces, arces, nogales, avellanos... todo ello bordeando unas pozas de aguas transparentes y colores verdes, predominando el turquesa, y azules en toda su gama, dependiendo de cómo reflejen sus aguas el sol.
Finalmente llegaremos a la Olla de San Vicente. Se trata de una pequeña hondonada rodeada de montañas que enmarcan una preciosa poza de gran profundidad, aguas cristalinas y frías y color verde esmeralda sobre la que se precipita una pequeña cascada que añade un murmullo a la belleza visual para completar la maravilla natural.
Hoy es viernes y aunque no hay multitudes, si se nota que es una ruta fácil, muy bella y cercana a una gran población turística, pero un lugar maravilloso y de aguas tan limpias no deberían necesitar carteles prohibiendo arrojar escombros. Lamentablemente cuando se han colocado es porque hay ¿personas? que lo hacen.
No damos por terminada la ruta sin asomarnos a su parte superior y acercarnos a las pequeñas cascadas antes citadas, ni sin sentarnos un rato para observar correr el agua cristalina y oír el trino de los pájaros. (En la subida hemos visto remontar el vuelo desde el río a una garza real y cambiar un par de veces de rama esperando que nos alejasenos). Luego iniciamos la vuelta por el mismo camino.
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