Río de la Miel en P.N. Los Alcornocales, Algeciras (Cádiz)
near Algeciras, Andalucía (España)
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Trail photos
![Photo ofRío de la Miel en P.N. Los Alcornocales, Algeciras (Cádiz)](https://s2.wklcdn.com/image_121/3647023/88252593/57480560.400x300.jpg)
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Itinerary description
La ruta de hoy la haremos por el río de la Miel, en el P.N. de los Alcornocales, en Algeciras, Cádiz.
El inicio coincide con el de la Senda de los Prisioneros, llamada así porque discurre por caminos abiertos en trabajos forzados por los presos políticos tras la Guerra Civil.
En 1,4 kilómetro, nos encontramos con un cruce que tomaremos hacia la derecha.
Unos 400 metros más adelante veremos el Molino de Escalona, uno de los últimos molinos que aún funciona en la comarca y que lo hace en parte con la fuerza del agua del río de la Miel.
Unos metros más hacia adelante hay un puente de piedra cuyo origen data del Siglo XVIII. Era un paso peatonal y de caballerías. Es de forma medieval con calzada de doble pendiente y arco de medio punto.
Tras el puente, la vegetación cambia y nos introducimos en el bosque de galería formado por una aliseda muy bien conservada que se entremezcla con una vegetación exuberante y de gran valor ecológico que va desde el acebo, hasta una gran variedad de helechos protegidos.
Siguiendo el sendero, pasamos junto a un manantial conocido como la Fuente de las Niñas. La formación de esta fuente natural se produce debido a las areniscas con alta permeabilidad sobre estratos arcillosos, lo que da lugar a surgencias de agua que excepcionalmente persisten hasta finales de verano.
Tras pasar la fuente, el sendero nos lleva hasta el molino del Águila. Un edificio abandonado que aún conserva parte de su estructura y que demuestra la importancia social de este río de la Miel en la antigüedad. Está datado en el siglo XVIII y su uso original era el de molino de harina movido por la caída libre de agua.
En las proximidades del molino del Águila, hay un claro, que antiguamente era un huerto.
En este tramo, la vegetación de ribera y el bosque de galería están mejor conservados pues albergan poblaciones de especies vegetales endémicas que suponen un verdadero tesoro botánico.
El sendero oficial finaliza con un gran espectáculo natural como es la cascada de La Chorrera, un salto de agua de cinco metros de altura que cae sobre una gran poza que tiene una profundidad aproximada de unos dos metros y medio y que se encuentra rodeada por multitud de helechos y vegetación ribereña.
Pasamos el murito de piedra y continuamos por el sendero de subida.
Una vez cruzado al margen izquierdo, el paisaje se torna más oscuro, pasando por «túneles» naturales formados por la abundante vegetación que aquí crece. Tras pasar por estos túneles naturales, llegaremos a la segunda cascada de agua, conocida como: «La Cola de Caballo» y que en épocas de lluvias es impresionante ver como baja el agua por los ocho metros de altura que tiene.
Poco a poco, y siempre en subida, nos alejamos del cauce, vemos el Chorrito Valiente y llegamos a una zona expléndido mirador natural de la Garganta del Río de la Miel y del Estrecho.
Volvemos a acercarnos al cauce para llegar a un rincón idílico, paradisiaco, la poza y cascada de las Cabezuelas donde nos quedamos un buen rato disfrutando de esta maravilla.
Esta es la cascada de final de recorrido de ida, en este punto volvemos sobre nuestros pasos.
La vuelta la hacemos junto al cauce. Este primer tramo de vuelta, no es muy recomendable. La vegetación abundante y lo escarpado del terreno, lo hacen bastante dificultoso todo el camino. Así que yo, aunque lo hice, no lo veo muy adecuado, recomendaría mejor volver por el mismo camino de ida.
Seguimos el sendero y recorremos un paisaje hermoso que no ha debido cambiar después de muchos siglos porque ya en época de dominación árabe en el siglo XII, Ben Abi Ruh ya elogiaba la belleza de este río en uno de sus poemas:
"Detente junto al río de la Miel,
párate y pregunta por una noche que pasé allí hasta el alba,
a despecho de los censores, bebiendo el delicioso vino de la boca o cortando la rosa del pudor.
Nos abrazamos como se abrazan los ramos encima del arroyo.
Había copas de vino fresco y nos servía de copero el aquilón.
Las flores, sin fuego ni pebetero, nos brindaban el aroma del aloe.
Los reflejos de las candelas eran como puntas de lanzas sobre loriga del río.
Así pasamos la noche hasta que nos hizo separarnos el frío de las joyas.
Y nada excitó mi melancolía más que el canto del ruiseñor."
Y ya por el mismo camino, llegamos al punto de partida, concluyendo así la ruta de hoy.
Una ruta muy bonita, algo exigente en algunos puntos. Con tramos de pequeñas trepadas, pero sin mayor dificultad. Un paisaje increíble, aguas cristalinas, en definitiva: una maravilla de ruta.
El inicio coincide con el de la Senda de los Prisioneros, llamada así porque discurre por caminos abiertos en trabajos forzados por los presos políticos tras la Guerra Civil.
En 1,4 kilómetro, nos encontramos con un cruce que tomaremos hacia la derecha.
Unos 400 metros más adelante veremos el Molino de Escalona, uno de los últimos molinos que aún funciona en la comarca y que lo hace en parte con la fuerza del agua del río de la Miel.
Unos metros más hacia adelante hay un puente de piedra cuyo origen data del Siglo XVIII. Era un paso peatonal y de caballerías. Es de forma medieval con calzada de doble pendiente y arco de medio punto.
Tras el puente, la vegetación cambia y nos introducimos en el bosque de galería formado por una aliseda muy bien conservada que se entremezcla con una vegetación exuberante y de gran valor ecológico que va desde el acebo, hasta una gran variedad de helechos protegidos.
Siguiendo el sendero, pasamos junto a un manantial conocido como la Fuente de las Niñas. La formación de esta fuente natural se produce debido a las areniscas con alta permeabilidad sobre estratos arcillosos, lo que da lugar a surgencias de agua que excepcionalmente persisten hasta finales de verano.
Tras pasar la fuente, el sendero nos lleva hasta el molino del Águila. Un edificio abandonado que aún conserva parte de su estructura y que demuestra la importancia social de este río de la Miel en la antigüedad. Está datado en el siglo XVIII y su uso original era el de molino de harina movido por la caída libre de agua.
En las proximidades del molino del Águila, hay un claro, que antiguamente era un huerto.
En este tramo, la vegetación de ribera y el bosque de galería están mejor conservados pues albergan poblaciones de especies vegetales endémicas que suponen un verdadero tesoro botánico.
El sendero oficial finaliza con un gran espectáculo natural como es la cascada de La Chorrera, un salto de agua de cinco metros de altura que cae sobre una gran poza que tiene una profundidad aproximada de unos dos metros y medio y que se encuentra rodeada por multitud de helechos y vegetación ribereña.
Pasamos el murito de piedra y continuamos por el sendero de subida.
Una vez cruzado al margen izquierdo, el paisaje se torna más oscuro, pasando por «túneles» naturales formados por la abundante vegetación que aquí crece. Tras pasar por estos túneles naturales, llegaremos a la segunda cascada de agua, conocida como: «La Cola de Caballo» y que en épocas de lluvias es impresionante ver como baja el agua por los ocho metros de altura que tiene.
Poco a poco, y siempre en subida, nos alejamos del cauce, vemos el Chorrito Valiente y llegamos a una zona expléndido mirador natural de la Garganta del Río de la Miel y del Estrecho.
Volvemos a acercarnos al cauce para llegar a un rincón idílico, paradisiaco, la poza y cascada de las Cabezuelas donde nos quedamos un buen rato disfrutando de esta maravilla.
Esta es la cascada de final de recorrido de ida, en este punto volvemos sobre nuestros pasos.
La vuelta la hacemos junto al cauce. Este primer tramo de vuelta, no es muy recomendable. La vegetación abundante y lo escarpado del terreno, lo hacen bastante dificultoso todo el camino. Así que yo, aunque lo hice, no lo veo muy adecuado, recomendaría mejor volver por el mismo camino de ida.
Seguimos el sendero y recorremos un paisaje hermoso que no ha debido cambiar después de muchos siglos porque ya en época de dominación árabe en el siglo XII, Ben Abi Ruh ya elogiaba la belleza de este río en uno de sus poemas:
"Detente junto al río de la Miel,
párate y pregunta por una noche que pasé allí hasta el alba,
a despecho de los censores, bebiendo el delicioso vino de la boca o cortando la rosa del pudor.
Nos abrazamos como se abrazan los ramos encima del arroyo.
Había copas de vino fresco y nos servía de copero el aquilón.
Las flores, sin fuego ni pebetero, nos brindaban el aroma del aloe.
Los reflejos de las candelas eran como puntas de lanzas sobre loriga del río.
Así pasamos la noche hasta que nos hizo separarnos el frío de las joyas.
Y nada excitó mi melancolía más que el canto del ruiseñor."
Y ya por el mismo camino, llegamos al punto de partida, concluyendo así la ruta de hoy.
Una ruta muy bonita, algo exigente en algunos puntos. Con tramos de pequeñas trepadas, pero sin mayor dificultad. Un paisaje increíble, aguas cristalinas, en definitiva: una maravilla de ruta.
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