Río Borosa: cerrada de Elías, cascada de los Órganos y laguna de Aguas Negras (PN de la Sierras de Cazorla, Segura y Las Villas)
near El Zarzalar, Andalucía (España)
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Itinerary description
Aviso: el desnivel de esta ruta es de unos 700 metros aproximadamente, y no de 1.384 m como refleja equivocadamente el panel de datos de Wikiloc.
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Pocos rincones de la geografía española despliegan tantas y tan hermosas sorpresas acuáticas como el tramo de cascadas del río Borosa situado entre la cerrada de Elías y la laguna de Aguas Negras, en el Parque Natural de la Sierras de Cazorla, Segura y Las Villas (Jaén).
En un escenario montañoso de gran belleza, esta ruta propone alcanzar el nacimiento del río Borosa, afluente del Guadalquivir, remontando el curso de sus aguas por la cerrada de Elías (un soberbio encañonamiento de medio kilómetro de longitud), las espectaculares cascadas de la Calavera (con una poza profunda de aguas turquesas) y de los Órganos (por su similitud con el instrumento musical) y los túneles de montaña que llevan a la laguna de Aguas Negras, en cuyas inmediaciones nace el Borosa.
Se trata de uno de los paisajes más espléndidos de la sierra jienense. El tramo comprendido entre la central hidroeléctrica (km 7,8) y el salto de los Órganos (km 10,4) es una sucesión de cinco cascadas y pozas de enorme singularidad, cada una con una fisonomía particular, entrelazando uno de los lugares de senderismo más hermosos que uno recuerde de la orografía ibérica.
Son, eso sí, 24 kilómetros, en un trayecto de ida y vuelta, con unos 700 metros de desnivel, que se acumulan en la segunda mitad del recorrido, pues en la primera parte la ascensión es tan suavemente progresiva que resulta inapreciable. Es a partir de la central hidroeléctrica situada en el km 7,8 aproximadamente (bandera 17 del mapa y unas 2.00 horas de caminata) cuando el sendero hace resoplar a los pulmones, aunque para quien esté acostumbrado al pateo no es ningún drama. Lo más fatigoso será la acumulación de kilómetros al final de la jornada.
La ruta hasta la central ya habrá merecido la pena de por sí, por lo que quien no se vea con ganas de ir más allá puede considerar avanzar hasta ese punto y retornar: renunciará, eso sí, a lo más hermoso del camino: los saltos de agua que se avecinan.
Los tiempos que se indican acumulan paradas y un caminar a ritmo suave sin prisas.
SALIDA
La andada se inicia en el último aparcamiento de la piscifactoría del río Borosa, adonde se llega desde la carretera regional A-319, cogiendo el desvío a la altura del centro de visitantes de la Torre del Tío Vinagre.
Los tres primeros kilómetros se realizan casi en llano por una ancha pista que sigue el curso del río, que desde el principio muestra su encanto fluvial, y cuyo cauce atravesamos en varias ocasiones por puentes. A unos 900 metros de la salida nos topamos con la confluencia de las aguas del arroyo de la Trucha (afluente) y el Borosa, que configuran la poza de la Gracea (bandera 4 del mapa).
Como a los 2 kilómetros, y tras rebasar otro puente: el llamado pliegue del río Borosa (bandera 5), un retorcimiento orográfico circular de la ladera de la montaña, señalizado con un panel informativo. A la altura del kilómetro 3,3 aproximadamente, una intersección señalizada nos guía a derecha hacia la cerrada de Elías (bandera 7), dejando la pista y adentrándonos en un sendero, boscoso al principio.
A este punto de desvío retornaremos a la vuelta por la pista principal que ahora dejamos, y que discurre por la orilla contraria, pues en época covid, las autoridades medioambientales solo permiten adentrarse en la estrechez de la cerrada de Elías en un único sentido, el que remonta las aguas, para evitar encuentros frontales con otros senderistas. Imaginamos que cuando desaparezcan las restricciones por la pandemia sucederá lo mismo con esta limitación, pues el itinerario por el que nos desvían al regreso supone añadir un par de kilómetros y comerse una pendiente extra, lo que puede desagradar a algunas piernas que ya llevarán acumulada una buena kilometrada.
LA CERRADA DE ELÍAS
Desde el desvío de la bandera 7 al inicio de la cerrada de Elías (bandera 10 y 4,4 km), otro kilómetro y tres puentes más: el último es el que nos encañona en el célebre desfiladero, que empieza junto a una fuente labrada en la roca del lateral de la montaña y que mana con gusto.
La cerrada se recorre por pasarelas ocasionales de madera y siempre con barandilla. Se avanza a cota muy cercana a la corriente (no es un tramo aéreo). Y la quebrada angosta se completa rápidamente, pues no supera el medio kilómetro de longitud. A pesar de su brevedad, la andada es hermosa, por el efecto intimidatorio del encañonamiento y el correr de las aguas y su sonido arrullador.
Superada la cerrada (1.20 horas de caminata ya), desembocamos de nuevo en la pista que abandonamos en la bandera 7. A la izquierda, otro puente (bandera 12), que no hay que cruzar ahora, sino a la vuelta, pues como decíamos anteriormente el regreso por la cerrada está prohibido y se nos hará seguir la pista en un pequeño rodeo.
LA CENTRAL HIDROELÉCTRICA
Así que seguimos a derecha por la ancha pista y en media hora llegamos a la central hidroeléctrica (bandera 17 y 2.04 h). A un lateral del edificio blanca otro fuente brota profusamente y en ella hacen parada los caminantes.
A partir de este punto el sendero pica para arriba y la verticalidad de las montañas, con un toque casi pirenaico, cercan la mirada. Si alzamos la vista, a izquierda veremos, en un lateral de la montaña, la cascada de las Tres Colas (bandera 21), un salto tan lejano que el agua parece evaporarse antes de tocar el suelo.
LAS CASCADAS
Llega entonces lo más bonito de la excursión: la sucesión de cinco cascadas, todas hermosas y, en mi opinión, especialmente la segunda (cuyo nombre desconocemos), cuarta (la de la Calavera) y quinta (la de los Órganos). La poza de la Calavera es de ensueño, y algunos bañistas no perdonan el chapuzón en ese cuenco paradisíaco. A veces no hay que viajar a islas o selvas tropicales para disfrutar del edén: basta con venir a la sierra de Cazorla.
El salto de los Órganos (3.20 h) maravilla por su altura, la descomposición en varios brazos y la llanura acuática salpicada de rocas que genera su caída. Antes de llegar a ella, el camino nos habrá sorprendido con un tramo de cuevas y abrigos en las rocas.
LOS DOS TÚNELES
Hay gente que da por finalizada aquí la ruta y emprende el regreso. En nuestro caso subiremos al nacimiento del río cuyo cauce tantas alegrías nos concede. A izquierda sigue el sendero que se empina por el lateral de una paredón montañoso: para quien haya estado en Picos de Europa, en Fuente De, tiene un aire al inicio del sendero que desde la Horcadina de Covarrobres pasa por debajo de Peña Olvidada en dirrección a los Horcajos Rojos, aunque las dimensiones son en este caso mucho más discretas. Ese muro que se alza imponente a nuestra derecha es el que vamos a penetrar horizontalmente gracias a un par de túneles excavados en su interior.
La senda regala unas vistas estupendas y gira bruscamente a derecha para situarnos en la boca del primero de los dos túneles (3.40 h y bandera 30 y a partir de aquí ya es todo llaneo). Este primero es el más largo, y aunque dispone de algunas ventanas naturales que dejan entrar la luz, en algunos tramos lo mejor es alumbrarse con la linterna del móvil. Por la galería discurre una canalización de agua a nuestra izquierda, para abastecer a la central hidroeléctrica que dejamos atrás hace ya más de una hora. Y hay barandilla, que facilita el avance. Luego viene el segundo túnel (bandera 32), mucho más corto.
AGUAS NEGRAS Y EL NACIMIENTO
Después de salir a la luz, llegamos rápidamente a la laguna de Aguas Negras (en algunos mapas se le dice embalse), cuyas aguas hoy se presentan verde esmeralda y nada oscuras.
Una pequeña presa embalsa el cauce (bandera 33 y 4.00 h) y es una buena plataforma visual y fotográfica. Sin cruzar el dique (si lo hiciéramos el camino sigue hasta otra laguna, la de Valdeazores, como a un kilómetro), giramos a la izquierda por un sendero que se abre entre la arboleda y que en cinco minutos nos deja en el manadero del río Borosa (bandera 34), destino final de la caminata.
Hay quienes, antes o después de comerse el bocata, aprovechan para remojar los pies en el manantial. Parece mentira que estas aguas relajantes se encabriten luego tanto, sorteando saltos de montaña y trenzando un hilo de cascadas que conforman un paraje ciertamente hermoso y espectacular.
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Pocos rincones de la geografía española despliegan tantas y tan hermosas sorpresas acuáticas como el tramo de cascadas del río Borosa situado entre la cerrada de Elías y la laguna de Aguas Negras, en el Parque Natural de la Sierras de Cazorla, Segura y Las Villas (Jaén).
En un escenario montañoso de gran belleza, esta ruta propone alcanzar el nacimiento del río Borosa, afluente del Guadalquivir, remontando el curso de sus aguas por la cerrada de Elías (un soberbio encañonamiento de medio kilómetro de longitud), las espectaculares cascadas de la Calavera (con una poza profunda de aguas turquesas) y de los Órganos (por su similitud con el instrumento musical) y los túneles de montaña que llevan a la laguna de Aguas Negras, en cuyas inmediaciones nace el Borosa.
Se trata de uno de los paisajes más espléndidos de la sierra jienense. El tramo comprendido entre la central hidroeléctrica (km 7,8) y el salto de los Órganos (km 10,4) es una sucesión de cinco cascadas y pozas de enorme singularidad, cada una con una fisonomía particular, entrelazando uno de los lugares de senderismo más hermosos que uno recuerde de la orografía ibérica.
Son, eso sí, 24 kilómetros, en un trayecto de ida y vuelta, con unos 700 metros de desnivel, que se acumulan en la segunda mitad del recorrido, pues en la primera parte la ascensión es tan suavemente progresiva que resulta inapreciable. Es a partir de la central hidroeléctrica situada en el km 7,8 aproximadamente (bandera 17 del mapa y unas 2.00 horas de caminata) cuando el sendero hace resoplar a los pulmones, aunque para quien esté acostumbrado al pateo no es ningún drama. Lo más fatigoso será la acumulación de kilómetros al final de la jornada.
La ruta hasta la central ya habrá merecido la pena de por sí, por lo que quien no se vea con ganas de ir más allá puede considerar avanzar hasta ese punto y retornar: renunciará, eso sí, a lo más hermoso del camino: los saltos de agua que se avecinan.
Los tiempos que se indican acumulan paradas y un caminar a ritmo suave sin prisas.
SALIDA
La andada se inicia en el último aparcamiento de la piscifactoría del río Borosa, adonde se llega desde la carretera regional A-319, cogiendo el desvío a la altura del centro de visitantes de la Torre del Tío Vinagre.
Los tres primeros kilómetros se realizan casi en llano por una ancha pista que sigue el curso del río, que desde el principio muestra su encanto fluvial, y cuyo cauce atravesamos en varias ocasiones por puentes. A unos 900 metros de la salida nos topamos con la confluencia de las aguas del arroyo de la Trucha (afluente) y el Borosa, que configuran la poza de la Gracea (bandera 4 del mapa).
Como a los 2 kilómetros, y tras rebasar otro puente: el llamado pliegue del río Borosa (bandera 5), un retorcimiento orográfico circular de la ladera de la montaña, señalizado con un panel informativo. A la altura del kilómetro 3,3 aproximadamente, una intersección señalizada nos guía a derecha hacia la cerrada de Elías (bandera 7), dejando la pista y adentrándonos en un sendero, boscoso al principio.
A este punto de desvío retornaremos a la vuelta por la pista principal que ahora dejamos, y que discurre por la orilla contraria, pues en época covid, las autoridades medioambientales solo permiten adentrarse en la estrechez de la cerrada de Elías en un único sentido, el que remonta las aguas, para evitar encuentros frontales con otros senderistas. Imaginamos que cuando desaparezcan las restricciones por la pandemia sucederá lo mismo con esta limitación, pues el itinerario por el que nos desvían al regreso supone añadir un par de kilómetros y comerse una pendiente extra, lo que puede desagradar a algunas piernas que ya llevarán acumulada una buena kilometrada.
LA CERRADA DE ELÍAS
Desde el desvío de la bandera 7 al inicio de la cerrada de Elías (bandera 10 y 4,4 km), otro kilómetro y tres puentes más: el último es el que nos encañona en el célebre desfiladero, que empieza junto a una fuente labrada en la roca del lateral de la montaña y que mana con gusto.
La cerrada se recorre por pasarelas ocasionales de madera y siempre con barandilla. Se avanza a cota muy cercana a la corriente (no es un tramo aéreo). Y la quebrada angosta se completa rápidamente, pues no supera el medio kilómetro de longitud. A pesar de su brevedad, la andada es hermosa, por el efecto intimidatorio del encañonamiento y el correr de las aguas y su sonido arrullador.
Superada la cerrada (1.20 horas de caminata ya), desembocamos de nuevo en la pista que abandonamos en la bandera 7. A la izquierda, otro puente (bandera 12), que no hay que cruzar ahora, sino a la vuelta, pues como decíamos anteriormente el regreso por la cerrada está prohibido y se nos hará seguir la pista en un pequeño rodeo.
LA CENTRAL HIDROELÉCTRICA
Así que seguimos a derecha por la ancha pista y en media hora llegamos a la central hidroeléctrica (bandera 17 y 2.04 h). A un lateral del edificio blanca otro fuente brota profusamente y en ella hacen parada los caminantes.
A partir de este punto el sendero pica para arriba y la verticalidad de las montañas, con un toque casi pirenaico, cercan la mirada. Si alzamos la vista, a izquierda veremos, en un lateral de la montaña, la cascada de las Tres Colas (bandera 21), un salto tan lejano que el agua parece evaporarse antes de tocar el suelo.
LAS CASCADAS
Llega entonces lo más bonito de la excursión: la sucesión de cinco cascadas, todas hermosas y, en mi opinión, especialmente la segunda (cuyo nombre desconocemos), cuarta (la de la Calavera) y quinta (la de los Órganos). La poza de la Calavera es de ensueño, y algunos bañistas no perdonan el chapuzón en ese cuenco paradisíaco. A veces no hay que viajar a islas o selvas tropicales para disfrutar del edén: basta con venir a la sierra de Cazorla.
El salto de los Órganos (3.20 h) maravilla por su altura, la descomposición en varios brazos y la llanura acuática salpicada de rocas que genera su caída. Antes de llegar a ella, el camino nos habrá sorprendido con un tramo de cuevas y abrigos en las rocas.
LOS DOS TÚNELES
Hay gente que da por finalizada aquí la ruta y emprende el regreso. En nuestro caso subiremos al nacimiento del río cuyo cauce tantas alegrías nos concede. A izquierda sigue el sendero que se empina por el lateral de una paredón montañoso: para quien haya estado en Picos de Europa, en Fuente De, tiene un aire al inicio del sendero que desde la Horcadina de Covarrobres pasa por debajo de Peña Olvidada en dirrección a los Horcajos Rojos, aunque las dimensiones son en este caso mucho más discretas. Ese muro que se alza imponente a nuestra derecha es el que vamos a penetrar horizontalmente gracias a un par de túneles excavados en su interior.
La senda regala unas vistas estupendas y gira bruscamente a derecha para situarnos en la boca del primero de los dos túneles (3.40 h y bandera 30 y a partir de aquí ya es todo llaneo). Este primero es el más largo, y aunque dispone de algunas ventanas naturales que dejan entrar la luz, en algunos tramos lo mejor es alumbrarse con la linterna del móvil. Por la galería discurre una canalización de agua a nuestra izquierda, para abastecer a la central hidroeléctrica que dejamos atrás hace ya más de una hora. Y hay barandilla, que facilita el avance. Luego viene el segundo túnel (bandera 32), mucho más corto.
AGUAS NEGRAS Y EL NACIMIENTO
Después de salir a la luz, llegamos rápidamente a la laguna de Aguas Negras (en algunos mapas se le dice embalse), cuyas aguas hoy se presentan verde esmeralda y nada oscuras.
Una pequeña presa embalsa el cauce (bandera 33 y 4.00 h) y es una buena plataforma visual y fotográfica. Sin cruzar el dique (si lo hiciéramos el camino sigue hasta otra laguna, la de Valdeazores, como a un kilómetro), giramos a la izquierda por un sendero que se abre entre la arboleda y que en cinco minutos nos deja en el manadero del río Borosa (bandera 34), destino final de la caminata.
Hay quienes, antes o después de comerse el bocata, aprovechan para remojar los pies en el manantial. Parece mentira que estas aguas relajantes se encabriten luego tanto, sorteando saltos de montaña y trenzando un hilo de cascadas que conforman un paraje ciertamente hermoso y espectacular.
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Comments (8)
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Estupenda, genial y formidable ruta.
Es difícil encontrar por la geografía Hispánica tanta belleza acuática a la vez que caminas, según vas profundizando el sendero, el sonido del agua te va hipnotizando, llega un momento que te aíslas de tus compañeros y te centras solamente en el embrujo de la melodía que nos ofrece las distintas modalidades de caídas o vertientes que puede tener el río.
Muy, muy muy aconsejable.
EL AGUA ES VIDA.
Muy bien documentada y narrada… iremos a disfrutar de ella, muchas gracias
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Easy to follow
Scenery
Difficult
Una ruta que perfectamente puede estar en la lista de las más bonitas de España
Cazorla no es un parque natural, es una de las sierras que lo conforman y esa ruta comparte los términos de Santiago-Pontones (Sierra de Segura) la gran parte de la ruta y de La Iruela (Sierra de Cazorla), saludos!!
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Easy to follow
Scenery
Moderate
Ruta espectacular de principio a fin!! 👏👏😎 Gracias por compartirla y tan buena descripción del recorrido!!
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Easy to follow
Scenery
Moderate
En todo el camino no hay cobertura va i viene y está loca la aplicación
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Easy to follow
Scenery
Moderate
Ruta espectacular, de las mas bonitas que he hecho. Es muy fácil de seguir y no entraña dificultad técnica ninguna. Vas todo el tiempo junto al río Borosa y puedes ver su nacimiento, brotando el agua de debajo de las rocas. Lo dicho, una maravilla de ruta.
Gracias y un saludo.
Saludos