Rebolledo de Traspeña: Cuevas del Monte, el río Odra en su esplendor, La Lorilla y el Sendero Colorao. Geoparque de Las Loras

Ruta circular desde Rebolledo de Traspeña en la que se visitan las Cuevas del Monte, se recorre la parte del río Odra más espectacular, se asciende a la Lorilla y se retorna al pueblo por el “Sendero Colorao”. Todo este entorno forma parte del Geoparque de las Loras.

NOTA: He tenido que rehacer la ruta por errores del GPS y han desaparecido los tiempos empleados en la misma. Son estos:
Tiempo total: 5 horas 50 minutos
Tiempo en movimiento: 3 horas 55 minutos.

DESCRIPCIÓN DEL ITINERARIO: partimos desde el pueblo y nos dirigimos al norte para coger el camino de Traspeña que supera el Alto de la Cruz y desciende luego a esa zona. Poco antes de llegar al alto, nos desviamos a la derecha para dirigirnos a la cueva del risco inferior. Hay que avanzar un tramo por senderos de animales y por el bosque de robles y encinas. Si nos acercamos a las rocas hay una especie de pasillo un poco elevado por el que se anda muy cómodamente, aunque hay que abandonarlo poco antes de llegar a la cueva porque desaparece. Tenemos que continuar entre los árboles un poco más hasta llegar a la caverna.

Todos los nacidos en este pueblo tenemos recuerdos muy especiales de nuestras excursiones y juegos por estas cuevas cuando éramos jovencitos. De niños llamábamos a la de abajo “la del lobo” y a la del risco superior “la del raposo”. Incluir la visita a este lugar en este recorrido, que se lo merece, es, sobre todo, añoranza de aquellos tiempos.

Una vez visto este entrañable lugar y hechas las fotos oportunas, continuamos por donde hemos venido hasta encontrar un lugar fácil para superar el farallón. Hay un par de lugares, pero preferimos retroceder hasta el más sencillo. Ya no tenemos la agilidad trepadora de otros tiempos.

Superado el risco, caminamos en el sentido contrario para visitar la cueva de arriba, la “del raposo”. Está prácticamente en la vertical de la de abajo. Tiene dos agujeros pero ninguna profundidad. Más fotos y a continuar.

Retrocedemos un tramo pegados a la pared superior hasta encontrar otro sitio cómodo para superarla trepando con facilidad, tras lo cual llegamos a la falda norte de estos montes. Bajamos campo a través, evitando las aulagas, pero sin dificultad alguna, hasta un camino que llega hasta una parcela al lado del río que no está cultivada. Avanzamos por ella un tramo hasta que tenemos que volver a la falda de la montaña.

Seguimos por senderos varios cerca de la margen derecha del Odra. Y alcanzamos el “Pozo de los Corrales”. Nosotros siempre lo hemos llamado así, aunque desde que han señalizado un itinerario hasta este lugar vemos que lo han rebautizado como “del Corral”. Quizá sea más apropiado llamarlo de este modo porque está en un gran círculo de paredes rocosas (un gran corral) cuya única puerta es la que ha abierto el cauce del río.
Para los que vivimos en Rebolledo nuestros primeros años, este pozo es muy especial, le tenemos un gran cariño, porque en él nos dimos nuestros primeros chapuzones y, mejor o peor, aprendimos a nadar un poco. Los días calurosos nos acercábamos aquí siempre que podíamos. Y prácticamente siempre bajaba un chorro de agua, mayor o menor, al pozo.

Desde que los pueblos de Rebolledo y Fuenteodra se empezaron a abastecer de agua desde donde nace el río (manantial de la Magdalena), el cauce se seca durante varios meses. Anteriomente se usaba menos agua en estos pueblos y se abastecían de manantiales más cercanos y humildes.
Contemplar el potente caudal de estos días es una gran alegría, pero no deja de ser excepcional. Y más en estos tiempos que se están reduciendo sistemáticamente las cantidades de lluvia.

Desde aquí encontramos señalizado el recorrido hasta la “Yeguamea” y seguimos por estos senderos que tanto habíamos pateado en nuestra juventud. Alcanzamos el “Pozo de los Aceites” y su cascada. En este no solíamos bañarnos por estar más sombrío e inaccesible. Aunque es muy espectacular.

Y continuando llegamos a la sorprendente “Fuente Manapites” que brota del suelo con fuerza. Mueve de tal modo las piedras que hay en el fondo, que las redondea y afina como “pites” (de ahí su nombre). Ya hace unos cuantos años que también se seca, aunque aparentemente esta surgencia es ajena al caudal inicial del Odra, del que se han hecho las captaciones para los dos pueblos, y solamente desemboca en el río. En ninguno de nuestros años juveniles la llegamos a ver seca. Y de hecho también nos dábamos algún baño en el pozo circular al que cae el agua.

Y el último de los espectáculos hídricos y el más esquivo, “La Yeguamea”: el potente chorro que vemos hoy es absolutamente excepcional. Cada año se ve en menos ocasiones. Y hay años en los que no sale agua del agujero ni un solo día. Desde siempre recordamos que era poco habitual que la Yeguamea estuviera echando agua, y la mayor parte del año estaba seca. Pero en la actualidad es cada año más raro verla como ahora.Tampoco tiene, en principio, relación con la captación de agua del Odra para los dos pueblos. Y habría que atribuir la mayor infrecuencia de sus exhibiciones a la menor pluviosidad provocada por el cambio climático.

Hace un día excepcional y nos animamos a dar una larga caminata por las soledades del páramo que por este entorno es conocido como “La Lorilla” o “La Lora Pequeña”, la situada entre Valdelucio y Valdehumada. Una gran parte fue reforestada de pinos en los años 60 del siglo pasado. Sobrevivieron sólo unos cuantos, los que estaban en las zonas más húmedas y fértiles. Más al norte está “La Lora”. Es la ubicada entre Valdelucio y Valderredible. A ninguna otra elevación o páramo se los conoce por esta zona como loras, son peñas: Amaya, Ulaña, Castro o del Mediodía, etc. aunque casi todas ellas tienen en sus altitudes máximas una zona bastante plana más o menos extensa.

Para hacer este itinerario, salimos de la zona de la cascada hacia el camino que viene de Fuenteodra y se dirige a La Lorilla. Lo seguimos durante un tramo y nos desviamos a la izquierda para acortar el trayecto. Nos movemos por senderos que desembocan en el camino que nos conduce a la planicie del páramo.

Ya en la planicie, que aparenta infinita, se tiene ese sentimiento de libertad y soledad. Vemos los molinos del otro páramo, mucho más extenso, el de La Lora. Aunque en apariencia da la sensación de ser una continuidad de este. También tenemos unas fantásticas vistas de las Peñas Ulaña, Amaya y Castro (estas dos ultimas a contraluz). Y de los pinos de reforestación de los años 60, cuyos trabajos hicieron multitud de mozos de todos estos valles. El hecho de que solamente prendieran unos cuantos hace, desde mi punto de vista, más atractivo este paisaje, en el que ha sobrevivido un interesante monte bajo.

La caminata que vamos a hacer por la planicie es bastante larga, pero se avanza con comodidad entre brezos y gayubas, muy abundantes. Y alcanzamos el vértice geodésico, supuesta cima de La Lorilla, de 1.177 msnm., (hay hacia el oeste algunas zonas más elevadas). Desde aquí tenemos unas vistas privilegiadas del valle de Valdelucio, que en medio de la planicie parecía desaparecido, de la multitud de molinos de La Lora, la que está entre Valdelucio y Valderredible, y de la Montaña Palentina.

Y continuando cercanos al acantilado, llegamos a conectar con el “Sendero Colorao”, por el que iniciamos el retorno. Esta senda es mítica, era muy frecuentada en el pasado porque conectaba de forma rápida Rebolledo con los pueblos de Valdelucio. Ya hace tiempo que nadie camina por aquí. El sendero ha desaparecido prácticamente, pero se conservan multitud de hitos de un considerable tamaño y muy antiguos porque a algunos se los está comiendo la vegetación de brezos y gayubas. Yo recuerdo haber hecho este camino en unas pocas ocasiones en mi época de adolescente. Y se llama “Sendero Colorao” porque en el fuerte desnivel que hay entre la planicie del páramo y la fuente de La Magdalena tiene este color, que aún se puede ver.

Completado el sendero llegamos a Traspeña, a la zona del Vallejo de la Angelina, desde donde tomamos el cómodo camino que nos lleva de vuelta al pueblo.

La fuente de La Magdalena, que está en esta zona, es el nacimiento del río Odra. Abundaba el agua por aquí. Y ya teníamos claro que había llovido mucho recientemente.

En conclusión, itinerario muy interesante y variado, de sorprendentes y maravillosos paisajes, que es atractivo en cualquier época del año, pero si lo encontramos con la exuberancia de las cascadas y pozos de esta zona del cauce del río Odra, su atractivo es sobresaliente.

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