Rambla El Carcelín, pertenece a la Sierra de Ricote y el Cajal.

Existe un pequeño aparcamiento en el camino de tierra a la entrada a la rambla donde podemos aparcar nuestro vehículo, dependiendo de la época del año y climatología puede contener agua y barro.

En estos parajes se conjugan historia, geología, etnografía, etc.., es decir Naturaleza y Humanidad, que nos trasladan inevitablemente a escenarios exóticos, más propios del norte de África. No es vano estás tierras fueron las últimas en ser abandonadas por los moriscos de Al-Andalus, y de hecho, muchos se quedaron para siempre, cultivando con mimo las tierras que había regado con esfuerzo e ingenio.

Nos adentramos en un paisaje desgarrado, geológicamente complejo. Caminamos por el fondo de la rambla, siguiendo un hilillo de agua que nos sorprenderá, tras su visita a la Casa Cueva y antiguas salinas, y el deambular por la misma Rambla, salpicada de parajes como el antiguo Arco Natural actualmente "roto", las dos bonitas pozas que visitamos primero desde su base y luego observamos desde arriba y, posteriormente, el paso por un bonito tunel natural. Todo ello, salpicado por la curiosa observación de badlands de diferente tamaño, veremos formaciones caprichosas: yesos, fósiles (grandes ostreas y otros filtradores bivalvos del Mioceno, este paraje es conocido también como la “Rambla de los Fósiles), fallas, barrancos y agujas de arenisca.

Antropológicamente, hay que destacar una explotación salinera del Medievo. Sus balsas, hoy abandonadas, nos cuentan el trasiego de la extracción y aprovechamiento, de un caudal salino, fruto de la desecación en esa cuenca Neógena, otro rastro más de millones de años de inmersión marina del territorio.

En este lugar, inhóspito, vivieron durante siglos, innumerables generaciones de mujeres y hombres, que aprovechando los enormes recursos que ofrecía, con enorme esfuerzo, cultivaron la tierra y edificaron su cortijo, ahora en ruinas. El nombre lo dice todo: la Casa del Renegado.


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