Rambla del Pocico, Senda de la Calzada Romana y Cordel de los Valencianos (Murcia)
near El Palmeral, Murcia (España)
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Trail photos
Itinerary description
Se trata de una ruta muy bonita, tanto la primera mitad por la Rambla del Pocico como el tramo por la Senda de la Calzada Romana. El último sector del itinerario, por el Cordel de los Valencianos, tiene el atractivo de las amplias vistas hacia Oeste y Norte, que en mi caso han coincidido con un vistoso atardecer.
Salgo desde la Ermita de la Cruz, en Sangonera la Verde, y desciendo para adentrarme en la Rambla del Pocico, que al principio es ancha y polvorienta, pero que irá estrechándose a medida que avanzamos por ella.
En toda esta zona hay varios lugares donde la gente ha tallado en las rocas distintas figuras, como la Cueva de Belén, donde encontramos numerosas cruces de Caravaca (hoy también veremos alguna), y por supuesto la Rambla del Cigarrón, con las obras de mayor calidad, algunas perdidas por el vandalismo de algún pobre idiota.
En la Rambla del Pocico hay, que yo conozca, dos esculturas: un Cristo Crucificado bastante tosco, pero que por ello mismo tiene reminiscencias románicas y posee cierto encanto; y luego el Minotauro (o MINOS, como está esculpido al lado de la figura), mucho mejor acabado.
Justo al pasar el Minotauro comenzamos a disfrutar de la rambla, que se va encajonando, convirtiéndose a veces en un pasillo. Además de lo hermoso del lugar, avanzar se hace muy divertido, ya que en varios puntos tendremos que utilizar las manos para hacer sencillas mini trepadas (si es que llegan a considerarse trepadas) para avanzar. Aunque son realmente sencillas, he preferido calificar la ruta de moderada.
Llegamos a una cadena que prohíbe el paso al pertenecer a una finca privada. Sin embargo la casa queda retirada, y al no ser día ni temporada de caza dudo que vaya a molestar a nadie, así que continúo por la rambla unos pocos cientos de metros, hasta llegar a un viejo pozo. En este punto abandonaremos la Rambla del Pocico girando 180º a la izquierda por una senda, la llamada Senda de la Calzada Romana.
Por lo que he leído, creo que no se trata de una calzada romana. Además, el lugar en el que estamos ubicados no es un paso cómodo para cruzar la sierra que separa Murcia de Cartagena. El paso natural, y por donde debió pasar la calzada es el Puerto de la Cadena. Tras éste, la calzada se dirigía hacia Alcantarilla por el paraje de la Voz Negra. No parece, por tanto, que tenga mucho sentido una calzada romana en este punto. Sea como sea, esto no es más que una opinión, si alguien tiene información agradeceré el comentario.
La senda se ensancha y estrecha a medida que avanzamos. Es evidente que el camino ha sido muy utilizado y lo encontramos delimitado en muchos puntos. Sospecho que pudo ser habilitado para sacar bloques de piedra de las canteras de la zona. En la misma Rambla del Pocico hallamos una extracción en la roca, quedando el hueco en forma de sillón, y más abajo se localizan más canteras. Además, hay evidencias de que el camino se ha abierto en algún punto a base de tallar las rocas que pudieran estorbar el paso de carros.
A todo esto no olvidemos que estamos en la profundidad del bosque, rodeados de naturaleza, en un rincón verdaderamente agradable.
Acabaremos por salir a una zona más abierta antes de tomar una nueva senda que nos baja a la derecha, donde seguiremos lo que parece un canal de agua tallado en el suelo. Seguimos, por tanto, disfrutando de viejas construcciones humanas que perviven muchos siglos después.
Antes de salir al Cordel de los Valencianos localizamos dos puntos en los que el autor anónimo ha tallado varias caras. A pie del sendero tenemos dos en una misma pared, y algo más adelante, de casualidad, he levantado la mirada a la izquierda y visto ahí arriba otras caras en el canto de una roca. Subo para verlas de cerca y olisquear por la zona, por si encuentro más, pero no, sólo están las cuatro de las fotos, todas juntas. Este lugar es otra vieja cantera.
Avanzamos algo más y desembocamos al fin en el Cordel de los Valencianos, un anchísimo camino entre fincas de limoneros que nos devuelve, en algo más de un kilómetro, a la Ermita de la Cruz, cerrando el círculo de esta ruta sorprendentemente bonita.
Salgo desde la Ermita de la Cruz, en Sangonera la Verde, y desciendo para adentrarme en la Rambla del Pocico, que al principio es ancha y polvorienta, pero que irá estrechándose a medida que avanzamos por ella.
En toda esta zona hay varios lugares donde la gente ha tallado en las rocas distintas figuras, como la Cueva de Belén, donde encontramos numerosas cruces de Caravaca (hoy también veremos alguna), y por supuesto la Rambla del Cigarrón, con las obras de mayor calidad, algunas perdidas por el vandalismo de algún pobre idiota.
En la Rambla del Pocico hay, que yo conozca, dos esculturas: un Cristo Crucificado bastante tosco, pero que por ello mismo tiene reminiscencias románicas y posee cierto encanto; y luego el Minotauro (o MINOS, como está esculpido al lado de la figura), mucho mejor acabado.
Justo al pasar el Minotauro comenzamos a disfrutar de la rambla, que se va encajonando, convirtiéndose a veces en un pasillo. Además de lo hermoso del lugar, avanzar se hace muy divertido, ya que en varios puntos tendremos que utilizar las manos para hacer sencillas mini trepadas (si es que llegan a considerarse trepadas) para avanzar. Aunque son realmente sencillas, he preferido calificar la ruta de moderada.
Llegamos a una cadena que prohíbe el paso al pertenecer a una finca privada. Sin embargo la casa queda retirada, y al no ser día ni temporada de caza dudo que vaya a molestar a nadie, así que continúo por la rambla unos pocos cientos de metros, hasta llegar a un viejo pozo. En este punto abandonaremos la Rambla del Pocico girando 180º a la izquierda por una senda, la llamada Senda de la Calzada Romana.
Por lo que he leído, creo que no se trata de una calzada romana. Además, el lugar en el que estamos ubicados no es un paso cómodo para cruzar la sierra que separa Murcia de Cartagena. El paso natural, y por donde debió pasar la calzada es el Puerto de la Cadena. Tras éste, la calzada se dirigía hacia Alcantarilla por el paraje de la Voz Negra. No parece, por tanto, que tenga mucho sentido una calzada romana en este punto. Sea como sea, esto no es más que una opinión, si alguien tiene información agradeceré el comentario.
La senda se ensancha y estrecha a medida que avanzamos. Es evidente que el camino ha sido muy utilizado y lo encontramos delimitado en muchos puntos. Sospecho que pudo ser habilitado para sacar bloques de piedra de las canteras de la zona. En la misma Rambla del Pocico hallamos una extracción en la roca, quedando el hueco en forma de sillón, y más abajo se localizan más canteras. Además, hay evidencias de que el camino se ha abierto en algún punto a base de tallar las rocas que pudieran estorbar el paso de carros.
A todo esto no olvidemos que estamos en la profundidad del bosque, rodeados de naturaleza, en un rincón verdaderamente agradable.
Acabaremos por salir a una zona más abierta antes de tomar una nueva senda que nos baja a la derecha, donde seguiremos lo que parece un canal de agua tallado en el suelo. Seguimos, por tanto, disfrutando de viejas construcciones humanas que perviven muchos siglos después.
Antes de salir al Cordel de los Valencianos localizamos dos puntos en los que el autor anónimo ha tallado varias caras. A pie del sendero tenemos dos en una misma pared, y algo más adelante, de casualidad, he levantado la mirada a la izquierda y visto ahí arriba otras caras en el canto de una roca. Subo para verlas de cerca y olisquear por la zona, por si encuentro más, pero no, sólo están las cuatro de las fotos, todas juntas. Este lugar es otra vieja cantera.
Avanzamos algo más y desembocamos al fin en el Cordel de los Valencianos, un anchísimo camino entre fincas de limoneros que nos devuelve, en algo más de un kilómetro, a la Ermita de la Cruz, cerrando el círculo de esta ruta sorprendentemente bonita.
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