Quinta del Duque del Arco (Reconfitando 4)
near Fuencarral, Madrid (España)
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Trail photos
Itinerary description
Hoy Buga, Luis y yo nos vamos a dar un paseito por el Monte de El Pardo. Seguimos con el "confitamiento" así que toca seguir esperando para ir a la montaña.
Quedamos en la Federación de tenis de Fuencarral para cruzar la M-607 por el paso elevado y tomar dirección a la Ciudad de la Raqueta para cruzar después los túneles del ferrocarril y la M-40 y llegar al campito.
A la altura del restaurante El Filandón abandonamos la carretera por la izquierda y tomamos el camino de tierra que sale en dirección Oeste. Aquí hay infinidad de sendas que rodean los cultivos y las fincas así que da un poco igual cual seguir, siempre que se tenga referencia Oeste y vayamos en dirección a la tapia de El Pardo. Cruzamos la tapia por un derrumbe del muro que está protegido por un vallado de alambre y continuamos un ratito en dirección Oeste. No tenemos objetivo concreto, tan solo disfrutar del Monte de El Pardo en Otoño. Ya se fué el Verano y el polvo y ahora el terreno está blandito y ha recuperado el verde. La prueba es que las marcas de los hocicos de los jabalíes se ven por todas partes. También vemos algún conejo y alguna liebre y un buen montón de pájaros de los que he olvidado el nombre, Luis es el experto. Recuerdo al Colirrojo Tizón.
Deambulanto por el Monte tomamos dirección Norte para esquivar un poco a los pocos paseantes que hay hoy, el día se levantó con niebla y eso se nota en el monte, hay poca bici y poca gente.
A los 2 ó 3 kilómetros después de entrar en El Monte nos tropezamos con la pared de la tapia de La Quinta del Pardo y decidimos rodearla por la izquierda, hacia la entrada principal. Yo había rodeado esta finca en incontables ocasiones pero nunca había entrado en ella. Si sabía que los fines de semana y festivos está abierta al público, pero tampoco me había preocupado de saber nada más, si estoy en el campo, estoy en el campo y no me preocupo de palacetes ni construcciones elegantes, pero como hoy no teníamos una ruta clara ni ninguno de los tres habíamos entrado nunca decidimos que era una buena ocasión, y no nos arrepentimos.
Entramos por la Puerta de Madrid, que es la que está orientada al Sur del recinto, para llegar a una rosaleda. Yo me esperaba unos jardines pequeños y descuidados pero la sorpresa fue grande. Los jardines son tipo Versalles remarcados por hileras de boj y con tres fuentes y un estanque. Están separados en dos niveles y en el medio hay una fuente en escalera que es una preciosidad. Pero la gran maravilla son las dos Secuoyas gigantes que hay en el jardín superior, una junto a la fuente de escalera y la otra al fondo, junto al estanque. Mira que llevo años en Fuencarral y no tenía ni idea de que había dos pedazos de maravillosas Secuoyas tan cerca de mi casa.
Rodeamos el palacete y salimos por la misma puerta. La Quinta tiene otras dos puertas, la de El Pardo y la de Fuencarral, pero están permanentemente cerradas. Al salir decidimos rodear toda la finca a mano derecha para llegar hasta la entrada principal de la tapia de El Pardo y salir de nuevo a los campos de labranza de Fuencarral. Tomamos dirección Este y aprovechamos el terreno para buscar alguna seta de cardo, no salieron muchas pero alguna cayó. También vimos un par de perdices que se limitaron a cambiar de matojo y no se molestaron en levantar el vuelo.
Una vez cruzados los túneles de la M-40 y del tren rodeamos por la izquierda el barrio de Montecarmelo y aprovechamos el alto de su mirador para tomar un pequeño refrigerio. Continuamos camino de vuelta rodeando el Colegio Alemán y giramos a mano derecha dejando el cementerio de Fuencarral a la izquierda. Atravesamos Montecarmelo de Norte a Sur y volvemos a cruzar la M-607 por el paso elevado.
18 km y 5 horas y media después estamos en la terraza de la Federación tomando una cerveza fresquita, fresquita.
Salud y al monte !
Quedamos en la Federación de tenis de Fuencarral para cruzar la M-607 por el paso elevado y tomar dirección a la Ciudad de la Raqueta para cruzar después los túneles del ferrocarril y la M-40 y llegar al campito.
A la altura del restaurante El Filandón abandonamos la carretera por la izquierda y tomamos el camino de tierra que sale en dirección Oeste. Aquí hay infinidad de sendas que rodean los cultivos y las fincas así que da un poco igual cual seguir, siempre que se tenga referencia Oeste y vayamos en dirección a la tapia de El Pardo. Cruzamos la tapia por un derrumbe del muro que está protegido por un vallado de alambre y continuamos un ratito en dirección Oeste. No tenemos objetivo concreto, tan solo disfrutar del Monte de El Pardo en Otoño. Ya se fué el Verano y el polvo y ahora el terreno está blandito y ha recuperado el verde. La prueba es que las marcas de los hocicos de los jabalíes se ven por todas partes. También vemos algún conejo y alguna liebre y un buen montón de pájaros de los que he olvidado el nombre, Luis es el experto. Recuerdo al Colirrojo Tizón.
Deambulanto por el Monte tomamos dirección Norte para esquivar un poco a los pocos paseantes que hay hoy, el día se levantó con niebla y eso se nota en el monte, hay poca bici y poca gente.
A los 2 ó 3 kilómetros después de entrar en El Monte nos tropezamos con la pared de la tapia de La Quinta del Pardo y decidimos rodearla por la izquierda, hacia la entrada principal. Yo había rodeado esta finca en incontables ocasiones pero nunca había entrado en ella. Si sabía que los fines de semana y festivos está abierta al público, pero tampoco me había preocupado de saber nada más, si estoy en el campo, estoy en el campo y no me preocupo de palacetes ni construcciones elegantes, pero como hoy no teníamos una ruta clara ni ninguno de los tres habíamos entrado nunca decidimos que era una buena ocasión, y no nos arrepentimos.
Entramos por la Puerta de Madrid, que es la que está orientada al Sur del recinto, para llegar a una rosaleda. Yo me esperaba unos jardines pequeños y descuidados pero la sorpresa fue grande. Los jardines son tipo Versalles remarcados por hileras de boj y con tres fuentes y un estanque. Están separados en dos niveles y en el medio hay una fuente en escalera que es una preciosidad. Pero la gran maravilla son las dos Secuoyas gigantes que hay en el jardín superior, una junto a la fuente de escalera y la otra al fondo, junto al estanque. Mira que llevo años en Fuencarral y no tenía ni idea de que había dos pedazos de maravillosas Secuoyas tan cerca de mi casa.
Rodeamos el palacete y salimos por la misma puerta. La Quinta tiene otras dos puertas, la de El Pardo y la de Fuencarral, pero están permanentemente cerradas. Al salir decidimos rodear toda la finca a mano derecha para llegar hasta la entrada principal de la tapia de El Pardo y salir de nuevo a los campos de labranza de Fuencarral. Tomamos dirección Este y aprovechamos el terreno para buscar alguna seta de cardo, no salieron muchas pero alguna cayó. También vimos un par de perdices que se limitaron a cambiar de matojo y no se molestaron en levantar el vuelo.
Una vez cruzados los túneles de la M-40 y del tren rodeamos por la izquierda el barrio de Montecarmelo y aprovechamos el alto de su mirador para tomar un pequeño refrigerio. Continuamos camino de vuelta rodeando el Colegio Alemán y giramos a mano derecha dejando el cementerio de Fuencarral a la izquierda. Atravesamos Montecarmelo de Norte a Sur y volvemos a cruzar la M-607 por el paso elevado.
18 km y 5 horas y media después estamos en la terraza de la Federación tomando una cerveza fresquita, fresquita.
Salud y al monte !
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