PUERTO EL PICO-PR-AV 37- REFUGIO DE LA MAJADA DEL TÍO MANTECA-EL TOROZO-PICO DEL SOMBRERITO-COLLADO DEL RISCO-RFG. CERVUNALES

Marcha realizada el domingo 23 de septiembre de 2018
AVISO: Se entiende, que todo aquel que quiera realizar esta misma ruta, asume la responsabilidad que conlleva una actividad no exenta de posibles riesgos o incidentes, en un entorno en el que el sentido común y las circunstancias pueden marcar la diferencia entre pasar un buen día o todo lo contrario.
Según la previsión del tiempo, hoy aún hará más calor que ayer, y como ya subiendo a la Mira por los Galayos tuvimos una buena ración de sol y calor; hoy buscamos algo más abierto y expuesto al viento (que al final tan sólo era una ligera brisa), y también algo más suave y que se pueda hacer en menos tiempo, para regresar a casa con tiempo y sin atascos. Por ello, nos hemos acercado hasta el puerto del Pico para subir al Torozo.

Salimos a las diez desde el aparcamiento que hay en el mismo puerto, para a los cien metros pasar una cerca en ángulo, en el que ya se nos informa de que llevaremos el PR-AV 37, tanto en buena parte de la subida, como en prácticamente toda la bajada.

Setecientos metros más adelante, y justo a la altura del refugio y fuente de la Majada del Tío Manteca, saliendo por la izquierda y hacia el norte una pista que se acerca hasta el puerto de Serranillos. Nosotros seguimos de frente, con rumbo este y dirección hacia el macizo del Torozo, que aunque resulta visible en todo momento, no así su cumbre y vértice geodésico. Al kilometro y medio de recorrido en continuo ascenso y tras hacer tres o cuatro zetas en un sentido y en otro, un poste con el citado PR-AV 37 nos informa que el camino continúa de frente, pero nosotros tenemos previsto subir por un senderito/atajo, que con un pequeño hito de piedras habrá que coger por la derecha.

En este sendero marcado con bastante hitos a lo largo de toda la subida, hemos cambiado el rumbo hacia el este que llevábamos a uno a sureste, con clara tendencia a sur. Unos doscientos metros antes de llegar al Torozo, y cuando llevamos un kilómetro de ascenso, nos cruzamos con un gran grupo de machos de cabra hispánica o cabra montesa, que no sólo no parecen ni inmutarse a pesar de acercarnos, sino que encima se permiten el mirar un tanto desafiantes, como posando para la ocasión.

Diez minutos después llegamos hasta la cumbre y vértice geodésico del Torozo, que por cierto se encuentra bastante concurrido por otros senderistas que parecen haber pensado igual que nosotros. Poco después aparece un pequeño grupo de montaña de Gredos, con el que coincidimos en la subida, y con los que volvemos a entablar conversación. Sobre todo con wikota, que no sólo muestra su interés y saber por el mundo del gps, sino que además se muestra un gran conocedor de toda esta amplia y bonita sierra de Gredos.

Tras reponer las fuerzas, iniciamos el regreso, ahora sí por el PR-AV 37 que abandonamos una hora antes, para subir de forma más directa hasta el Torozo. Al poco de bajar unos pocos metros, llegamos a la cumbre del Sombrerito.

Y es un poco más adelante y aún sin abandonar esta cuerda, donde descubrimos un impresionante mirador, que nos muestra las paredes verticales de cientos de metros que se dan con mucha mayor frecuencia y en toda esta serranía hacia la vertiente sur.

Tras disfrutar durante unos minutos de una caída libre en vertical, apta sólo para escaladores y rapaces, continuamos por el mismo PR-AV 37 que ahora haciendo una marcada curva a la izquierda, acaba saliendo hasta el refugio de los Cervunales. Ciento cuarenta metros más allá del refugio el camino se bifurca en una pista que tira de frente hacia el cortafuegos de la Hoya del Gallego, y que nosotros no cogeremos ya que seguiremos por el mismo PR, que ya no dejaremos hasta el final, primero pasando por la fuente de las Belesas (a la derecha del camino), y poco después por el cruce en el que nos desviábamos un rato antes para subir al Torozo. Hora y pico después de salir del Torozo, volvemos a pasar por el refugio de la Majada del Tío Manteca, en el que volvemos a coincidir con los más adelantados del grupo de montaña de la zona.

Cuatro horas después de haber iniciado este bonito paseo, en el que ya sólo por las vistas merece mucho la pena subir hasta este dos mil de Gredos, que apenas lo supera en poco más de setenta metros, ya estamos de vuelta en un aparcamiento que casi se ha llenado de coches.