Puerto del Pontón - Pica Ten - Oseja de Sajambre.

Es otoño, tiempo donde las hojas de los árboles cambian de color antes de caer, tiempo donde el bosque se vuelve multicolor y hermoso. Hoy no se había producido el momento álgido de la transformación, pero el tiempo si era otoñal, temperatura suave, cielo gris y alguna pequeña llovizna alguna vez. Se agradecía a la naturaleza el regalo.
Hasta el pie de Pica Ten, zona habilitada para el descanso y disfrute de la naturaleza, hay 4 kmt desde el Pontón y 350 m desnivel negativo por bosque de hayas y robles, alfombrado por hojas secas sobre camino con mucho barro.
La subida a la Pica es divertida para todos, aunque puede ser dura y muy dura según el nivel de los senderistas. Son 250 m desnivel positivo en 1100 m de recorrido, muy empinado el sendero por el bosque, ayudado por bancales con perfiles de madera, estos son peligrosos en la bajada cuando como hoy están mojados, pero ayudan en la subida. Termina el bosque, aparece la roca desnuda y comienza el divertimento, solo son 300 m de longitud para superar 90 m desnivel, los anclajes, cadenas y algún banzo metálico nos guiñan el ojo cada vez que nos asimos a ellos. Cuando ya no hay ninguna roca que trepar surge el éxtasis, los sentidos aplauden a rabiar, giras 360 grados sobre ti mismo para disfrutar del regalo natural, los valles abajo y muchos picos delante, es el momento de presumir para aquellos que los han coronado.
El destrepe con las cadenas es más divertido, rápido y atractivo, ahora observas verde y valle, aunque el vertical descenso pone en riesgo alto a quien sufra de vértigo.
Faltan 5 kmt hasta Oseja, donde solo el barro es el inconveniente mayor a superar. Pica Ten nos mira y nosotros la vemos durante la bajada, ella es la reina del valle, le vigila y aparece como protectora, pasaremos por el mirador de Verrande que nos facilita mejor visión de los que nos falta por andar y lo que hemos andado. Nos cruzamos con ganado de caballos y vacas acompañados de sus protectores mastines, sus roncos ladridos nos avisan que nos respetarán si respetamos el ganado. Pronto surge el color rojo de los tejados, el adoquín de las calles, la barra del bar, la sonrisa, la satisfacción y las palabras. Hemos disfrutado de un día diferente.