Presa del Villar, Berzosa del Lozoya y Robledillo de la Jara

NOTA IMPORTANTE: Esta información tiene únicamente carácter orientativo, quienquiera que haga uso y seguimiento total o parcial del track y su texto adicional asume la plena responsabilidad ante los riesgos propios de la práctica de la actividad senderista.

Ruta por la Sierra Norte madrileña, en las estribaciones occidentales de la Sierra del Rincón, con un itinerario cómodo por entre pequeñas gargantas de algunos de los arroyos que vierten en el río Lozoya, embalsado a la altura de la que fuera su primera presa, la del Villar, de donde parte nuestro recorrido.

La tremenda garganta donde vierten las aguas de esta vieja presa, hoy muy limitada en sus funciones por la mayor y más reciente del embalse de El Atazar, nos recibe abrumándonos con sus rocosas y profundas laderas, que bordeamos inicialmente por un ramal de la conocida "Senda Genaro" hasta enlazar con la pista forestal del Pinar de Casasola, por la que recorreremos nuestros primeros 8 km al amparo de estos pinos resineros que cubren todo este área antaño objeto de explotación y recreo, de ahí la existencia de un viejo albergue que en otro tiempo atraía la práctica de actividades al aire libre.

Llegados a la cabecera del arroyo de Enmedio, dejamos el pinar y nos desviamos hacia zonas de encinas, jaras y monte bajo para descender campo a través hacia la senda que discurre sobre uno de los primeros ramales de conducción de aguas del Canal de Isabel II, que nos encaminará directamente hasta el bonito pueblo de Berzosa del Lozoya, que visitamos y documentamos, alejándonos de él por otra senda que, atravesando jarales lo enlaza con su vecina población de Robledillo de la Jara, donde han hecho buenos esfuerzos por recuperar las muestras de sus tradiciones.

Buen ejemplo de ello son el pilón de una fuente-abrevadero y un antiguo lavadero que, según llegamos al pueblo, encontraremos a su entrada, ofreciéndonos su renovada apariencia y enriqueciéndonos sobre las viejas costumbres de lavar las ropas, con una detallada explicación en paneles que decoran el interior del remozado rincón para las lavanderas.

Tan grata nos resulta esta población, que aprovechamos un bonito espacio de descanso junto a un bar-restaurante y nos acomodamos en él para comer, sorprendiéndonos luego la rica colección de utensilios y técnicas tradicionales que exhiben en el hueco de techumbre del local de restauración, y que sus dueños, amablemente, nos invitaron a visitarlo.

Dejamos finalmente esta acogedora población por el camino de Mangirón, otro de los ramales de la Senda Genaro, y recorremos los últimos 5 km hasta alcanzar de nuevo el entorno de la presa del Villar, que volvemos a contemplar con más calma desde los varios puntos de mirador que se alzan sobre el profundo y agreste cauce del río Lozoya.