Prados de Lopera- Barrancos de Chupa y Pisada de la Vaca- Mirador Pino de las Cinco Ramas. Sierras Tejeda, Alhama y Almijara.
near Lentegí, Andalucía (España)
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Trail photos
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Itinerary description
Comenzamos esta bonita ruta en el 26,5 Km de la conocidísima Carretera de la Cabra; 500 antes del Mesón Los Prados. Aparcamos en una explanada donde se puede cambiar de sentido.
Los puntos fuertes de este sendero son su asequibilidad y la espectacularidad de sus vistas, así como la constatación de los distintos "pisos de vegetación" en función de la altitud sobre el nivel del mar en la que se encuentran. Junto a los robles, cuya presencia tan al sur resulta muy extraña, encontraremos multitud de especies aromáticas, como la lavanda, la salvia o el romero, que sirven para la destilación de aceites esenciales utilizados en perfumería y cosmética.
Iniciamos la caminata por la carreta para desviarnos, a 200 m., por una pista de tierra que a parece a la izquierda y que pasa por el PARAJE LAS CABAÑUELAS y llega hasta un CORTAFUEGOS por el que descenderemos radicalmente. En el descenso pasaremos por pequeñas manchas de robledales en el PARAJE DE LOS PRADOS.
Continuaremos por el BARRANCO DE CHUPA; tras cruzarlo llegaremos al CORTIJO LA CHUPA en ruinas; flanqueado por grandes sauces, y algo después veremos el PUNTO DE AGUA PARA HELICÓPTEROS Y VEHICULOS DE EXTINCIÓN LAS CHUPAS; que es una gran Alberca. Saldremos del barranco de Chupa por una pista que en ascenso nos lleva a un amplio CORTAFUEGOS. Lo seguiremos llaneando por LOS MORROS DE PINEDO. En este paraje, que atraviesa un gran pinar, encontramos una gran charca congelada; alrededor de ella había muchas huellas de la fauna que ronda por la zona. Pudimos identificar algunas de ellas: ciervos, jabalís, zorros,..
Al llegar a los LLANOS DE ALPANTA, nos desviaremos a la izquierda por un camino que en continuado descenso por un poblado pinar nos llevará hasta el BARRANCO DE PISADA DE VACA, un espectacular barranco seco por el que descenderemos por el mismo cauce. Es un pequeño tramo muy divertido con pequeños saltos de piedra en piedra, destrepadas etc.… Aquí vimos huellas de zorro y restos de piñas devoradas por las ardillas. Recorridos unos 500 m. del barranco, saldremos de este por la izquierda< campo a través hasta llegar a un cortafuegos. Ascenderemos por la pronunciadísima inclinación del cortafuegos, solo 100 m.
Llegaremos al PARAJE DE LOS ARENALEJOS, una llanura con densos pinares, donde nosotros tuvimos la suerte de ver unos 8 ciervos que huyeron antes de poder fotografiarlos. Cruzaremos un cortafuegos y pasada la CUERDA DE LOS MORROS enlazaremos con el GR-7. Entramos en el encantador BARRANCO DE ORIHUELA, ÁREA CLARAMENTE RESINERA; donde en otra ocasión que hacíamos el GR-7, conocimos a una pareja que habían cambiado el trabajo de carpintería por el de explotación resinera e este paraje; comentándonos que su salud había mejorado ostensiblemente; dejando el estrés de los ruidos y el serrín por la paz y la tranquilidad.
Seguiremos con un largo ascenso por pista, con algunos hitos del GR-7, hasta llegar a la cota de máxima de altura de esta ruta en el CORDEL DE LAS VEREDAS (1339 m). Desde aquí iniciamos el descenso hasta el PARAJE MIRADOR PINO DE LAS CINCO RAMAS; lugar de paso desde tiempos antiguos, ha sido, es y será siempre punto de encuentro, al abrigo del espíritu del mítico árbol que le dio nombre, “El Pino de las Cinco Ramas”. Era denominado así este ejemplar de pino, por los cinco enormes brazos que poseía. Estaba formado por un gran tronco bifurcado desde el suelo y cada pie se dividía a su vez en otras dos enormes ramas maestras, quedando el conjunto en un equilibrado porte. El Pino de las Cinco Ramas se encontraba ubicado al borde del antiguo camino que iba y va desde la Villa de Jayena a Los Prados de Lopera, dentro aun del término municipal de Jayena, en la ancestral ruta que iba hacia Otivar y Almuñecar, desde esta Villa. Camino de transito desde tiempos pretéritos entre la Comarca alhameña y esas zonas costeras. Hoy además formando parte del Sendero de gran recorrido GR-7, que en este tramo que arranca desde Jayena, da salida a este sendero de nuestra Comarca para adentrase en el Valle de Lecrin.
El Pino de las Cinco Ramas siempre estuvo presente en la tradición popular de los jayeneros, y otras muchas gentes, porque en torno a él se fue tejiendo y forjando una leyenda de lugar de encuentro y confluencia, donde muchas historias dieron comienzo, fin, o tránsito. En la gélida madrugada del 11 de diciembre de 2017, el ciclo de la vida, la marea del destino, la desidia del hombre y la ciclogénesis “Ana”, ponían fin a la centenaria vida del Pino de las Cinco Ramas teniendo que ser talado. La última vez que pasamos en 2015, haciendo el GR 7, aún estaba el pino de las cinco ramas esbelto y señorial. Adjuntamos una foto de esta fecha y la ruta: “GR-7 Prados de Lopera- Jayena” en:
https://es.wikiloc.com/rutas-senderismo/gr-7-prados-de-lopera-jayena-11087883#wp-11087890
El 11 de febrero de 2018, El Club de Senderismo Navachica de Jayena, y muchos amigos, de los árboles, del planeta y del Parque Natural Sierras de Tejeda, Almijara y Alhama, plantaron un pino en ese lugar, en pro de la conservación del espíritu de encuentro que este paraje encierra, para que siempre esté presente para las generaciones futuras, y no caiga en el olvido.
En este punto disfrutaremos de unas vistas inmejorables;:de izquierda a derecha veremos los siguiente picos: Cabañeros, Piedra Sillada, Salto del Caballo y Lucero o Raspón de los Moriscos.
En las cercanías se encuentran las ruinas del Cortijo de Doro y algo después veremos a la derecha el conocido Pico de Lopera, al que ascendimos en esta ruta “Pico Lopera desde Huerto Alegre” en:
http://es.wikiloc.com/wikiloc/view.do?id=8269767
Tras pasar por un par de abrevaderos en la CUESTA DE LAS PULGAS Y EL CORTIJO DE GARVÍN, tuvimos una grata sorpresa, vimos OTRO PINO CON CINCO RAMAS parecidísimo al desaparecido, aunque algo más joven. Siguiendo el camino nos introducimos en un magnífico robledal seguido de una plantación de nogales y entre numerosos Majuelos llegamos a LA GRANJA ESCUELA DE HUERTO ALEGRE. Para describir este pintoresco lugar copiamos detalles de “Un largo viaje: de Prados de Lopera a Huerto Alegre “en:
https://alhama.com/digital/myblog/almijara-caminos-y-gentes/9368-un-largo-viaje-de-prados-de-lopera-a-huerto-alegre
“Existió una vez, no hace demasiados años, una próspera finca situada en el centro de una pradera, abrazada por fértiles lomas redondeadas que se extendían, subiendo y bajando suavemente, hasta alcanzar la base de las cumbres de Sierra Almijara. Era un sitio realmente apropiado para la agricultura y la ganadería, tanto por la calidad de sus tierras como por la abundancia de agua, además de estar bien comunicado con los pueblos más próximos. El lugar había tomado su nombre precisamente de una de las montañas que tenía más cerca, el Cerro de Lopera. Desde que los más antiguos podían recordar, las productivas tierras del cortijo de los Prados de Lopera, que también eran extensas -más de quinientas hectáreas de vegas, tierras de secano y monte bajo- se habían dedicado principalmente al cultivo de cereales y a la cría de cabras y ovejas. Muchas fueron las familias que se alojaron en aquellas casas, y varias las generaciones de guardas, labradores y pastores que nacieron, crecieron e incluso murieron entre sus recios muros de piedra y cal.
No obstante, dicen que nada dura para siempre, y los acontecimientos posteriores así lo demostraron. Cuando los crueles años de la Guerra Civil y la -casi peor- posguerra llegaron a todos los rincones de España, alcanzaron también a aquel cortijo, rompiendo atrozmente con el tranquilo ritmo de vida de sus habitantes, pues el lugar quedó convertido en un destacamento de la Guardia Civil desde el que se vigilaba el movimiento de los guerrilleros antifranquistas o "maquis" en aquella parte de la sierra. Durante varios años fueron muchas, y muy duras, las experiencias que se vivieron en la finca, que vio trocada su apacible vida rural por la estricta disciplina de un cuartel militar. Pero, afortunadamente, aquellos momentos de zozobra también llegaron a su fin. A ellos siguió una época de calma, en la que se retomó la vida cotidiana en el cortijo -la de "antes de la guerra"-, aunque sus habitantes ya preferían vivir en los pueblos cercanos -Jayena, Otívar o Albuñuelas
Con el paso de los años, la soledad y el silencio se abatieron sobre los muros de Prados de Lopera; todo indicaba que el cortijo terminaría sus días como tantos otros, convertido en un olvidado montón de piedras. Pero el tiempo transcurre para todos, e inevitable y afortunadamente, para nuestro cortijo también. Llegaron los años 60, los 70 y tras ellos, los 80 -la "década prodigiosa", según algunos-. España, que con la muerte de Franco había recuperado la libertad, dejó atrás sus complejos y volvió a figurar en el panorama internacional. Esos aires de cambio se notaron especialmente en la juventud: la "cultura alternativa" y las ideas innovadoras proliferaban en todas las universidades. Y en la de Granada, un grupo de ocho amigos -cuatro chicos y cuatro chicas- cuyas edades oscilaban entre los 19 y los 24 años, decidió pasar a la acción.
Entre todos imaginaron un lugar especial: una granja escuela -algo casi desconocido en aquellos años-. Un espacio diferente donde trabajar, en plena naturaleza, que les permitiese desarrollar actividades prácticas, culturales y lúdicas tales como educación medioambiental, música, teatro, talleres sobre plantas y animales, cultivo ecológico, concienciación social… y no sólo dirigidas a los niños; también a universitarios y recién graduados; incluso -¿por qué no?- a adultos y jubilados con ganas de seguir aprendiendo. Desde entonces, la trayectoria de la granja escuela Huerto Alegre ha sido todo un éxito, y año tras año los ocho compañeros han visto aumentar exponencialmente el número de solicitudes para visitarlos, tendencia que no ha variado hasta ahora. Huerto Alegre es una empresa que funciona como una cooperativa en la que trabajan más de cuarenta personas, y que engloba otras actividades como Aulas de Naturaleza y colaboraciones con el Patronato de la Alhambra, la Universidad de Granada y el Parque de las Ciencias.”
Seguimos el camino y llegamos al esperado y merecido reavituallamiento en el REATAURANTE MESÓN LOS PRADOS; habitualmente frecuentado por senderistas, cazadores y buscadores de setas y donde sirven unas carnes exquisitas. Unos metros más por carretera y llegamos al punto de inicio; donde fiel y leal nos espera sin moverse nuestro vehículo.
Agradecimientos a Juan A Elrubio por el track.
Los puntos fuertes de este sendero son su asequibilidad y la espectacularidad de sus vistas, así como la constatación de los distintos "pisos de vegetación" en función de la altitud sobre el nivel del mar en la que se encuentran. Junto a los robles, cuya presencia tan al sur resulta muy extraña, encontraremos multitud de especies aromáticas, como la lavanda, la salvia o el romero, que sirven para la destilación de aceites esenciales utilizados en perfumería y cosmética.
Iniciamos la caminata por la carreta para desviarnos, a 200 m., por una pista de tierra que a parece a la izquierda y que pasa por el PARAJE LAS CABAÑUELAS y llega hasta un CORTAFUEGOS por el que descenderemos radicalmente. En el descenso pasaremos por pequeñas manchas de robledales en el PARAJE DE LOS PRADOS.
Continuaremos por el BARRANCO DE CHUPA; tras cruzarlo llegaremos al CORTIJO LA CHUPA en ruinas; flanqueado por grandes sauces, y algo después veremos el PUNTO DE AGUA PARA HELICÓPTEROS Y VEHICULOS DE EXTINCIÓN LAS CHUPAS; que es una gran Alberca. Saldremos del barranco de Chupa por una pista que en ascenso nos lleva a un amplio CORTAFUEGOS. Lo seguiremos llaneando por LOS MORROS DE PINEDO. En este paraje, que atraviesa un gran pinar, encontramos una gran charca congelada; alrededor de ella había muchas huellas de la fauna que ronda por la zona. Pudimos identificar algunas de ellas: ciervos, jabalís, zorros,..
Al llegar a los LLANOS DE ALPANTA, nos desviaremos a la izquierda por un camino que en continuado descenso por un poblado pinar nos llevará hasta el BARRANCO DE PISADA DE VACA, un espectacular barranco seco por el que descenderemos por el mismo cauce. Es un pequeño tramo muy divertido con pequeños saltos de piedra en piedra, destrepadas etc.… Aquí vimos huellas de zorro y restos de piñas devoradas por las ardillas. Recorridos unos 500 m. del barranco, saldremos de este por la izquierda< campo a través hasta llegar a un cortafuegos. Ascenderemos por la pronunciadísima inclinación del cortafuegos, solo 100 m.
Llegaremos al PARAJE DE LOS ARENALEJOS, una llanura con densos pinares, donde nosotros tuvimos la suerte de ver unos 8 ciervos que huyeron antes de poder fotografiarlos. Cruzaremos un cortafuegos y pasada la CUERDA DE LOS MORROS enlazaremos con el GR-7. Entramos en el encantador BARRANCO DE ORIHUELA, ÁREA CLARAMENTE RESINERA; donde en otra ocasión que hacíamos el GR-7, conocimos a una pareja que habían cambiado el trabajo de carpintería por el de explotación resinera e este paraje; comentándonos que su salud había mejorado ostensiblemente; dejando el estrés de los ruidos y el serrín por la paz y la tranquilidad.
Seguiremos con un largo ascenso por pista, con algunos hitos del GR-7, hasta llegar a la cota de máxima de altura de esta ruta en el CORDEL DE LAS VEREDAS (1339 m). Desde aquí iniciamos el descenso hasta el PARAJE MIRADOR PINO DE LAS CINCO RAMAS; lugar de paso desde tiempos antiguos, ha sido, es y será siempre punto de encuentro, al abrigo del espíritu del mítico árbol que le dio nombre, “El Pino de las Cinco Ramas”. Era denominado así este ejemplar de pino, por los cinco enormes brazos que poseía. Estaba formado por un gran tronco bifurcado desde el suelo y cada pie se dividía a su vez en otras dos enormes ramas maestras, quedando el conjunto en un equilibrado porte. El Pino de las Cinco Ramas se encontraba ubicado al borde del antiguo camino que iba y va desde la Villa de Jayena a Los Prados de Lopera, dentro aun del término municipal de Jayena, en la ancestral ruta que iba hacia Otivar y Almuñecar, desde esta Villa. Camino de transito desde tiempos pretéritos entre la Comarca alhameña y esas zonas costeras. Hoy además formando parte del Sendero de gran recorrido GR-7, que en este tramo que arranca desde Jayena, da salida a este sendero de nuestra Comarca para adentrase en el Valle de Lecrin.
El Pino de las Cinco Ramas siempre estuvo presente en la tradición popular de los jayeneros, y otras muchas gentes, porque en torno a él se fue tejiendo y forjando una leyenda de lugar de encuentro y confluencia, donde muchas historias dieron comienzo, fin, o tránsito. En la gélida madrugada del 11 de diciembre de 2017, el ciclo de la vida, la marea del destino, la desidia del hombre y la ciclogénesis “Ana”, ponían fin a la centenaria vida del Pino de las Cinco Ramas teniendo que ser talado. La última vez que pasamos en 2015, haciendo el GR 7, aún estaba el pino de las cinco ramas esbelto y señorial. Adjuntamos una foto de esta fecha y la ruta: “GR-7 Prados de Lopera- Jayena” en:
https://es.wikiloc.com/rutas-senderismo/gr-7-prados-de-lopera-jayena-11087883#wp-11087890
El 11 de febrero de 2018, El Club de Senderismo Navachica de Jayena, y muchos amigos, de los árboles, del planeta y del Parque Natural Sierras de Tejeda, Almijara y Alhama, plantaron un pino en ese lugar, en pro de la conservación del espíritu de encuentro que este paraje encierra, para que siempre esté presente para las generaciones futuras, y no caiga en el olvido.
En este punto disfrutaremos de unas vistas inmejorables;:de izquierda a derecha veremos los siguiente picos: Cabañeros, Piedra Sillada, Salto del Caballo y Lucero o Raspón de los Moriscos.
En las cercanías se encuentran las ruinas del Cortijo de Doro y algo después veremos a la derecha el conocido Pico de Lopera, al que ascendimos en esta ruta “Pico Lopera desde Huerto Alegre” en:
http://es.wikiloc.com/wikiloc/view.do?id=8269767
Tras pasar por un par de abrevaderos en la CUESTA DE LAS PULGAS Y EL CORTIJO DE GARVÍN, tuvimos una grata sorpresa, vimos OTRO PINO CON CINCO RAMAS parecidísimo al desaparecido, aunque algo más joven. Siguiendo el camino nos introducimos en un magnífico robledal seguido de una plantación de nogales y entre numerosos Majuelos llegamos a LA GRANJA ESCUELA DE HUERTO ALEGRE. Para describir este pintoresco lugar copiamos detalles de “Un largo viaje: de Prados de Lopera a Huerto Alegre “en:
https://alhama.com/digital/myblog/almijara-caminos-y-gentes/9368-un-largo-viaje-de-prados-de-lopera-a-huerto-alegre
“Existió una vez, no hace demasiados años, una próspera finca situada en el centro de una pradera, abrazada por fértiles lomas redondeadas que se extendían, subiendo y bajando suavemente, hasta alcanzar la base de las cumbres de Sierra Almijara. Era un sitio realmente apropiado para la agricultura y la ganadería, tanto por la calidad de sus tierras como por la abundancia de agua, además de estar bien comunicado con los pueblos más próximos. El lugar había tomado su nombre precisamente de una de las montañas que tenía más cerca, el Cerro de Lopera. Desde que los más antiguos podían recordar, las productivas tierras del cortijo de los Prados de Lopera, que también eran extensas -más de quinientas hectáreas de vegas, tierras de secano y monte bajo- se habían dedicado principalmente al cultivo de cereales y a la cría de cabras y ovejas. Muchas fueron las familias que se alojaron en aquellas casas, y varias las generaciones de guardas, labradores y pastores que nacieron, crecieron e incluso murieron entre sus recios muros de piedra y cal.
No obstante, dicen que nada dura para siempre, y los acontecimientos posteriores así lo demostraron. Cuando los crueles años de la Guerra Civil y la -casi peor- posguerra llegaron a todos los rincones de España, alcanzaron también a aquel cortijo, rompiendo atrozmente con el tranquilo ritmo de vida de sus habitantes, pues el lugar quedó convertido en un destacamento de la Guardia Civil desde el que se vigilaba el movimiento de los guerrilleros antifranquistas o "maquis" en aquella parte de la sierra. Durante varios años fueron muchas, y muy duras, las experiencias que se vivieron en la finca, que vio trocada su apacible vida rural por la estricta disciplina de un cuartel militar. Pero, afortunadamente, aquellos momentos de zozobra también llegaron a su fin. A ellos siguió una época de calma, en la que se retomó la vida cotidiana en el cortijo -la de "antes de la guerra"-, aunque sus habitantes ya preferían vivir en los pueblos cercanos -Jayena, Otívar o Albuñuelas
Con el paso de los años, la soledad y el silencio se abatieron sobre los muros de Prados de Lopera; todo indicaba que el cortijo terminaría sus días como tantos otros, convertido en un olvidado montón de piedras. Pero el tiempo transcurre para todos, e inevitable y afortunadamente, para nuestro cortijo también. Llegaron los años 60, los 70 y tras ellos, los 80 -la "década prodigiosa", según algunos-. España, que con la muerte de Franco había recuperado la libertad, dejó atrás sus complejos y volvió a figurar en el panorama internacional. Esos aires de cambio se notaron especialmente en la juventud: la "cultura alternativa" y las ideas innovadoras proliferaban en todas las universidades. Y en la de Granada, un grupo de ocho amigos -cuatro chicos y cuatro chicas- cuyas edades oscilaban entre los 19 y los 24 años, decidió pasar a la acción.
Entre todos imaginaron un lugar especial: una granja escuela -algo casi desconocido en aquellos años-. Un espacio diferente donde trabajar, en plena naturaleza, que les permitiese desarrollar actividades prácticas, culturales y lúdicas tales como educación medioambiental, música, teatro, talleres sobre plantas y animales, cultivo ecológico, concienciación social… y no sólo dirigidas a los niños; también a universitarios y recién graduados; incluso -¿por qué no?- a adultos y jubilados con ganas de seguir aprendiendo. Desde entonces, la trayectoria de la granja escuela Huerto Alegre ha sido todo un éxito, y año tras año los ocho compañeros han visto aumentar exponencialmente el número de solicitudes para visitarlos, tendencia que no ha variado hasta ahora. Huerto Alegre es una empresa que funciona como una cooperativa en la que trabajan más de cuarenta personas, y que engloba otras actividades como Aulas de Naturaleza y colaboraciones con el Patronato de la Alhambra, la Universidad de Granada y el Parque de las Ciencias.”
Seguimos el camino y llegamos al esperado y merecido reavituallamiento en el REATAURANTE MESÓN LOS PRADOS; habitualmente frecuentado por senderistas, cazadores y buscadores de setas y donde sirven unas carnes exquisitas. Unos metros más por carretera y llegamos al punto de inicio; donde fiel y leal nos espera sin moverse nuestro vehículo.
Agradecimientos a Juan A Elrubio por el track.
Waypoints
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Information
Easy to follow
Scenery
Moderate
Muchas gracias por compartir esta magnífica ruta que transcurre por unos caminos muy poco transitados y con su dosis de aventura para atravesar el Barranco de Pisada de la Vaca. No hemos podido disfrutar de las maravillosas vistas pero sí que hemos disfrutado de la paz y la tranquilidad que en estos parajes se respira.
Nicolinni, gracias por tus comentarios y valoración.
Saludos.