PR-MU 91 Sendero del Monte Arabí y PR-MU 91.1 Variante del Pocico de la Buitrera (Yecla)
near Arabí, Murcia (España)
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Trail photos
Itinerary description
El Monte Arabí, en Yecla (Murcia), está declarado monumento natural, y razones no faltan.
Lo más llamativo es la Cueva de la Horadada, evidentemente, pero las cazoletas y petroglifos, las pinturas rupestres, la geomorfología de la montaña y los paisajes no defraudarán al visitante.
Se accede desde la carretera de Yecla a Fuente Álamo, indicado por un gran cartel. En este camino giramos a la izquierda junto a una casa, y esa pista de tierra nos lleva al aparcamiento donde encontramos el panel de la ruta.
Al ser circular de puede hacer en un sentido u otro. Nosotros hemos optado por ir a la izquierda, ya que llegando se han metido nubes oscuras, y si llueve preferimos que nos pille ya abajo.
Es una pena que no haya sol, porque desluce mucho el paisaje. Además, hace mucho viento y muy frío. Pero es que estamos en diciembre, así que es normal. Además, en Murcia días así son la excepción, así que, lejos de refunfuñar, iniciamos la marcha con ánimo.
Enseguida llegamos a la Casa del Guardia, con varios pinos de gran porte, de los que al menos uno está declarado como árbol singular. El edificio, que supongo que sería una casa forestal, está cerrado, pero en uso. Desconozco si se utiliza como aula de naturaleza. Toda ella está perfectamente habilitada, así como el entorno. Qué buena noticia ver sitios así en funcionamiento.
El sendero nos ofrece el primer panel interpretativo, dedicado a algunas aves, y muy pronto llegamos al segundo y tercero, donde se habla de las cazoletas y petroglifos que tenemos a nuestros pies, y cuya verdadera función y significado se desconocen.
A la izquierda, las oquedades en las paredes del Arabí; a la derecha se extiende el paisaje en un valle repleto de campos de almendros y de cereal.
Un poste nos informa de que a cien metros tenemos la Piedra Corazón. Es una bonita curiosidad que merece la visita. Unos cuatrocientos metros más adelante llegamos al Mirador de los Cantos de Visera, con panel y barandilla metálica. El suelo y las grandes piedras redondeadas de la zona nos dan la respuesta al nombre que se le ha dado.
Abajo vemos un recinto cerrado para custodiar las pinturas rupestres. Las visitas se deben concertar con el ayuntamiento o la oficina de turismo de Yecla.
La senda baja por una escalera de forja junto a los postes del recinto, que queda a nuestra derecha. Ya se intuye la Cueva de la Horadada, a la que nos dirigimos. Se trata del gran atractivo de la ruta, y uno de los rincones más singulares de la Región de Murcia.
Al ser festivo, hay saturación de gente, de modo que apenas le dedicamos unos minutos para hacer alguna foto, que tampoco sale demasiado bien porque la falta de sol resta belleza al lugar.
Seguimos por un tramo a veces de tierra y otras sobre roca. Comenzamos a descender y a girar a la derecha, donde vemos otro mirador con panel y barandilla. El sendero desemboca junto al recinto de los Cantos de Visera, y giramos a la izquierda, dejándolo atrás.
Alcanzamos la bifurcación de donde parte la derivación, donde se ubican un poste indicativo y un cartelón de la ruta. La variante apenas sobrepasa el kilómetro de ida. Se llama PR-MU 91.1 Variante del Pocico de la Buitrera. Aquí las marcas de PR no se han repintado, y puede generar confusión porque salen varios caminos durante el trayecto, aunque el nuestro será el principal.
A la izquierda, las paredes del Monte Arabí tienen formas caprichosas. En su parte izquierda vemos como un semiarco, conocido como Puerta de la Iglesia, al parecer por su leve semejanza a la de la iglesia vieja de Yecla.
Tras algunas curvas, y siempre por el camino principal, unos olivos con dos mesas y bancos de piedra señalan el destino, ya que el pozo de agua está a continuación. Una charca para anfibios aprovecha la presencia de agua, delatada por un juncal.
Regresamos hasta el punto de bifurcación para retomar el sendero titular. Menos de tres kilómetros faltan para finalizar la ruta, y salvo un breve tramo por una senda paralela, vamos todo el tiempo por la pista de tierra.
Pasamos bajo la Cueva del Mediodía, cercada también para proteger las pinturas rupestres. En unos veinte minutos de paseo (con buenas vistas del paisaje a nuestra izquierda) arribamos al aparcamiento y ponemos punto final a la ruta.
Lo más llamativo es la Cueva de la Horadada, evidentemente, pero las cazoletas y petroglifos, las pinturas rupestres, la geomorfología de la montaña y los paisajes no defraudarán al visitante.
Se accede desde la carretera de Yecla a Fuente Álamo, indicado por un gran cartel. En este camino giramos a la izquierda junto a una casa, y esa pista de tierra nos lleva al aparcamiento donde encontramos el panel de la ruta.
Al ser circular de puede hacer en un sentido u otro. Nosotros hemos optado por ir a la izquierda, ya que llegando se han metido nubes oscuras, y si llueve preferimos que nos pille ya abajo.
Es una pena que no haya sol, porque desluce mucho el paisaje. Además, hace mucho viento y muy frío. Pero es que estamos en diciembre, así que es normal. Además, en Murcia días así son la excepción, así que, lejos de refunfuñar, iniciamos la marcha con ánimo.
Enseguida llegamos a la Casa del Guardia, con varios pinos de gran porte, de los que al menos uno está declarado como árbol singular. El edificio, que supongo que sería una casa forestal, está cerrado, pero en uso. Desconozco si se utiliza como aula de naturaleza. Toda ella está perfectamente habilitada, así como el entorno. Qué buena noticia ver sitios así en funcionamiento.
El sendero nos ofrece el primer panel interpretativo, dedicado a algunas aves, y muy pronto llegamos al segundo y tercero, donde se habla de las cazoletas y petroglifos que tenemos a nuestros pies, y cuya verdadera función y significado se desconocen.
A la izquierda, las oquedades en las paredes del Arabí; a la derecha se extiende el paisaje en un valle repleto de campos de almendros y de cereal.
Un poste nos informa de que a cien metros tenemos la Piedra Corazón. Es una bonita curiosidad que merece la visita. Unos cuatrocientos metros más adelante llegamos al Mirador de los Cantos de Visera, con panel y barandilla metálica. El suelo y las grandes piedras redondeadas de la zona nos dan la respuesta al nombre que se le ha dado.
Abajo vemos un recinto cerrado para custodiar las pinturas rupestres. Las visitas se deben concertar con el ayuntamiento o la oficina de turismo de Yecla.
La senda baja por una escalera de forja junto a los postes del recinto, que queda a nuestra derecha. Ya se intuye la Cueva de la Horadada, a la que nos dirigimos. Se trata del gran atractivo de la ruta, y uno de los rincones más singulares de la Región de Murcia.
Al ser festivo, hay saturación de gente, de modo que apenas le dedicamos unos minutos para hacer alguna foto, que tampoco sale demasiado bien porque la falta de sol resta belleza al lugar.
Seguimos por un tramo a veces de tierra y otras sobre roca. Comenzamos a descender y a girar a la derecha, donde vemos otro mirador con panel y barandilla. El sendero desemboca junto al recinto de los Cantos de Visera, y giramos a la izquierda, dejándolo atrás.
Alcanzamos la bifurcación de donde parte la derivación, donde se ubican un poste indicativo y un cartelón de la ruta. La variante apenas sobrepasa el kilómetro de ida. Se llama PR-MU 91.1 Variante del Pocico de la Buitrera. Aquí las marcas de PR no se han repintado, y puede generar confusión porque salen varios caminos durante el trayecto, aunque el nuestro será el principal.
A la izquierda, las paredes del Monte Arabí tienen formas caprichosas. En su parte izquierda vemos como un semiarco, conocido como Puerta de la Iglesia, al parecer por su leve semejanza a la de la iglesia vieja de Yecla.
Tras algunas curvas, y siempre por el camino principal, unos olivos con dos mesas y bancos de piedra señalan el destino, ya que el pozo de agua está a continuación. Una charca para anfibios aprovecha la presencia de agua, delatada por un juncal.
Regresamos hasta el punto de bifurcación para retomar el sendero titular. Menos de tres kilómetros faltan para finalizar la ruta, y salvo un breve tramo por una senda paralela, vamos todo el tiempo por la pista de tierra.
Pasamos bajo la Cueva del Mediodía, cercada también para proteger las pinturas rupestres. En unos veinte minutos de paseo (con buenas vistas del paisaje a nuestra izquierda) arribamos al aparcamiento y ponemos punto final a la ruta.
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