PR-MU 89 Sendero de la Cañada del Pino (Mula)

Es la tercera vez que hago este sencillo y agradable sendero, y la de hoy ha sido la que más he disfrutado. El día, fresco, reluciente y nítido, ha sido perfecto.

Llegar al inicio de ruta es sencillo: desde La Copa de Bullas se sale por la carretera del cementerio, y poco antes de llegar al kilómetro 7 veremos el cartel de inicio de ruta en la puerta de la Casa Rural Cañá del Pino. Hace unos años estuve en esta casa y fue un fin de semana memorable.

Está perfectamente señalizada. Las marcas de PR aguantan bien, y a pesar de que a algún poste le han arrancado su placa indicativa, se puede seguir sin dificultades.

Junto a la casa rural parte un camino a la derecha con un poste que nos indica que lo tomemos. La cadena de la entrada es para evitar el paso a vehículos.

Unos cientos de metros más adelante llegamos a la bifurcación donde debemos escoger en sentido en que realizaremos la ruta. Nosotros hemos optado por la izquierda, bajando al Barranco de Guardiola (en el mapa se llama Vertiente de Guardiola), que vadeamos para comenzar una prolongada ascensión entre terrenos cultivados en terrazas.

Nos llama la atención la cantidad de eucaliptos que hay plantados a la orilla del camino, algo que va a ser una constante durante todo el sendero. Y es que nos sorprende encontrar tantos ejemplares de este árbol en una zona árida.

A medida que ganamos altitud mejoran las vistas. Tras un giro a la derecha y atravesar unos pilares que, supongo, indican la entrada a una finca, llegamos a un balcón natural en un codo que hace la pista, quedando a nuestros pies el Barranco de Guardiola, y sobre él y más allá distintos cabezos, montes y sierras, destacando la de la Silla, aún recuperándose del incendio que sufrió hace año y medio.

Nuestra ruta sigue hacia arriba, sin pendientes demasiado agresivas pero que te ponen las pilas. No nos lleva más de veinte minutos alcanzar el siguiente hito de la ruta: Las Canteras y el Pino Gordo. Estamos en una suerte de replaceta donde un pino (no particularmente grande, la verdad) destaca enmedio. A un lado, restos de lo que parece un antiguo horno de yeso explican el topónimo de este paraje.

Giramos a la derecha, hacia una fila de eucaliptos, y entramos a una finca de almendros vallada. Se puede acceder por un paso canadiense. Aquí llega la parte menos evidente del recorrido, pues el camino llega a terreno labrado. Sin embargo, al frente y a derecha vemos un poste del PR, al que le falta la placa que señala que continuemos a la derecha.

Este tramo se hace entre los almendros, en paralelo a la valla, y encontraremos marcas de PR en piedras y estacas. Alguna queda fuera del vallado, pero no os preocupéis, porque hay que ir por dentro hasta girar a la izquierda, donde daremos con el otro paso canadienses que nos saca de la finca.

Alcanzamos el segundo paso por la Vertiente de Guardiola, donde un carrizal y algunos juncos delatan la presencia de humedad, aunque el agua no florezca a la superficie.

Salimos al otro lado del barranco por un empinado talud perfectamente transitable y conectamos con el Camino de los Porriones. Ahora caminamos un trecho en paralelo al barranco, que queda a nuestra derecha. Los pinos y los eucaliptos proporcionan una agradable sombra.

Un poste nos informa que a la izquierda podemos subir a un mirador, que se encuentra a cuatrocientos metros, así que nos dirigimos a él sin pensarlo. La rampa que hay que subir es empinada, pero el trecho es corto y merece la pena llegar aquí, quizás no tanto por las vistas —que no están mal pero no son nada del otro mundo— como por la sorpresa de encontrarnos aquí arriba con una mesa y tres bancos de piedra, cuyas bases son reproducciones de capiteles románicos (yo creo que románicos) que representan ángeles y alguna escena bíblica. Si no me equivoco me pareció identificar la Presentación del Niño en el templo, y una Sagrada Familia.

De vuelta al camino seguimos el itinerario, en cómodo descenso, hasta llegar a una rambla donde se nota más humedad y fresco. En este área encontramos otra mesa y bancos idénticos a los de arriba, pero aquí abajo sólo quedan los capiteles que sirven de base.

Una corta cuesta final nos deja junto a la bifurcación inicial, donde giraremos a la izquierda para recorrer los escasos metros que nos devuelven a la Cañada del Pino (Casa Carreño).