PR-MU 109 Senda de la Huertecica (Calasparra)

Seguramente éste sea el sendero más transitado en el municipio de Calasparra. Y no me extraña: es muy sencillo, corto, apto para familias, y sobre todo, pasa por el Bosque de Cañaverosa, una pequeña joya natural.

El panel de la ruta se encuentra junto a la punto de información Cañaverosa, justo en el arco de entrada del Santuario de Nuestra Señora de la Esperanza.

El punto de partida ya requiere su buena hora de visita, pues tanto el santuario (excavado en la roca) como el río Segura nos piden que disfrutemos de cada uno de sus rincones. No es de extrañar que por aquí pasen hasta cinco senderos de pequeño recorrido (PR-MU 85, 86, 86.1 y 87) y uno de gran recorrido (GR 127).

Pero como ya hemos venido aquí muchas veces y conocemos bien el lugar, salimos de ruta directamente. Para ello nos dirigimos al santuario, pasamos por el restaurante y a su espalda tomamos la carretera que discurre por encima del río.

Enseguida llegamos a Las Juntas, el punto donde el río Moratalla desemboca en el Segura. El Moratalla nace de la unión entre los ríos Alhárabe y Benámor, apenas unos kilómetros más arriba, en la antesala del espectacular Estrecho de Bolvonegro (ver en mis rutas PR-MU 110 Senda de Bolvonegro).

Salimos por el primer camino que sale a la derecha, y que vadea el río Moratalla en sus últimas bocanadas. Este camino se adentra entre ambos ríos (el Moratalla y el Segura), y llega hasta la cercana puerta de acceso al Bosque de Cañaverosa. Pero antes, a la altura de una pequeña casa de labor, parte un sendero a la izquierda que vamos a tomar.

Pasando por un antiguo horno de cal, ascendemos brevemente para "montarnos" sobre el lomo de la loma. Desde esta pequeña cresta tenemos a la vista ambos ríos, uno a cada lado. Es una visión muy bonita.

Tendremos que bajar por terreno rocoso y subir por una recia escalera de madera a un mirador natural. Curiosamente, y a pesar de tener un río a cada lado, no veremos agua: el escaso caudal del río Moratalla, unido a que su lecho está cubierto de calas, por una parte. Por otra, la densa vegetación hace que el Segura discurra literalmente bajo un túnel natural, de modo que adivinamos su curso del río por los miles de álamos que lo cubren.

El sendero comienza el cómodo descenso hasta alcanzar un cruce. A la izquierda y a poca distancia está el Mirador del Campillo, que ya hemos visitado en otras ocasiones, de modo que giramos a la derecha para introducirnos por fin en el Bosque de Cañaverosa.

¡ATENCIÓN! A día de hoy hemos encontrado muchas garrapatas. Como sabéis, con el calor se multiplican y se apostan en la punta de las hojas de algunos arbustos (como el esparto) en zonas de paso. Llevad mucho cuidado, sobre todo en época estival, a mí en un tramo de no más de doscientos metros se me han pegado cuatro. Menos mal que llevaba pantalón largo. Si lleváis perro, collar antipulgas, mucho cuidado con los niños, y cuando lleguéis al coche revisaos bien piel y ropa (sobre todo pliegues y costuras).

Dicho esto, y a pesar de todo, vale mucho la pena hacer esta ruta, porque la exuberancia de la vegetación, que es en verdad un túnel, así como la belleza del río, que aquí presenta su cara virgen e incontaminada, hacen de éste uno de los rincones más bellos de toda la Región de Murcia.

Llegamos a la puerta de acceso, con diversos carteles informativos. Estamos en el camino donde hace un rato subimos por la senda. Los estrechos terrenos junto a la casa, durante mucho tiempo cultivados, son conocidos como Huertecica, es decir, son los que dan nombre a esta ruta.

Desde la casa de labor regresamos al santuario por el mismo itinerario de la ida.