Por las Veredas de las Pedrocheñas, de la Alcaidía y de Linares y el Camino Mozárabe desde Cerro Muriano
near Cerro Muriano, Andalucía (España)
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Larga ruta circular, desde Cerro Muriano, barriada compartida por los municipios de Córdoba y Obejo, a la que llego por la N-432A (tras dejar la N-432), aparcando junto al Centro Cívico.
Desde aquí salgo del núcleo urbano por la calle La Mina, girando al final de ella a la izquierda para acceder por una cancela abierta a un camino que lleva a “Gachas Negras”: así se conoce localmente a la montaña artificial formada por las escorias de la fundición del mineral de cobre extraído por la compañía inglesa "Córdoba Copper Company LTD”. Luego me interno en las ruinas del complejo minero construido en ladrillo por esta compañía, que comenzó a explotar las minas de cobre (lo que no se hacía desde la Antigüedad) en 1872. Se trata de uno de los mayores y mejor conservados complejos de planta de tratamiento y producción de cobre del siglo XX en España, formado por almacenes, zona de embarque y plantas de lavado y hornos (donde se realizaban procesos de trituración, lavado, decantación del mineral y fundición) y, junto a cada pozo, construcciones auxiliares y viviendas; el conjunto ya funcionaba a pleno rendimiento en 1908, pero en 1929 la Copper, ante la caída del precio del cobre en la Bolsa de Londres, decide abandonar la explotación minera en la zona, que tuvo su máxima expresión en el cierre del Pozo de San Rafael. Por su parecido, al complejo se lo conoce como las "Ruinas Mayas".
Pero el pasado minero de Cerro Muriano se remonta incluso a épocas prehistóricas, con la existencia de un poblado del Neolítico en las inmediaciones del Cerro del Depósito, un yacimiento que tuvo ocupación durante la etapa del Bronce Final y época prerromana y, ya durante el reinado del emperador Tiberio, se convirtió en uno de los distritos mineros más relevantes de la Bética. Según Plinio, la explotación del mineral en esta región recibía el nombre de Aes Marianum, en referencia a Sexto Mario, banquero y propietario de minas (con fama de ser el hombre más rico de Hispania), probablemente nacido en Corduba a finales del siglo I a. C.; poseía extensas y ricas minas de oro y plata en Sierra Morena, serranía que le debe su nombre en época romana: Mariani Montes. Instalado en Roma, gozó durante años del favor de Tiberio, hasta que éste, seguramente por codicia, lo acusó de cometer incesto con su hija y lo hizo despeñar por la roca Tarpeya en el año 33, confiscando sus minas (para el erario público, pero el César se las apropió) y, dado su extensión, creando un cargo específico para su administración. El mismo nombre de la población puede proceder de este personaje, aunque también del latín Morituri (en las minas del Cerro de la Muerte -la mayoría inundadas- moría un elevado número de mineros) o de "mur muris" (roedor), por la gran cantidad de dichos animales que aquí había.
El cobre extraído, famoso tanto por su cantidad como por su calidad (aunque también se obtenían otros minerales como hierro, plomo, plata o mercurio), y la situación de las minas en un lugar privilegiado, hizo que el lugar se convirtiera en paso obligado de importantes rutas comerciales, hasta el fin del Imperio Romano. La importancia que históricamente ha tenido la minería ha posibilitado la inclusión de la Zona Minera de Cerro Muriano en el Catálogo General del Patrimonio Histórico Andaluz con la categoría de Sitio Histórico; frente al complejo minero, sobre el Cerro de la Coja, se encuentra, en el antiguo Cuartel de la Guardia Civil, el Museo del Cobre.
Bajo hasta el camino, por donde va la Vía Pecuaria de las Pedrocheñas (que se conecta con otras como la Pasada del Pino y la Armenta, lo que remite a la gran actividad ganadera que ha existido en la zona), encontrándome en pocos metros con la Piedra Horadada, un crestón de cuarzo que pudo ser explotado en la Prehistoria Reciente ya que presenta sudoraciones de malaquita y azurita en su interior, aunque otros autores consideran que se trata de un elemento geológico resultado de procesos erosivos naturales y hay quien cree que fue esculpida por los romanos, representando dos leones enfrentados; independiente de su origen, se ha convertido en un hito paisajístico y símbolo de Cerro Muriano.
Más adelante, a los pies del Cerro del Depósito, hay un yacimiento con diversas estructuras (tolvas, lavaderos, un depósito…) que usó la compañía minera de Cantosblancos S.L. en las décadas de los 50 y 60 del pasado siglo para la recuperación de cobre y oro procedentes de los desechos originados por la compañía inglesa.
Pasado éste, se deja a la izquierda el Camino Viejo de Córdoba a Obejo y se continúa por un sendero a la derecha que, tras franquear una portera para el ganado, sigue junto al margen derecho de un arroyo tributario del Guadalbarbo, hasta llegar a un camino; lo sigo a la derecha, en subida, continuando por la Vereda de las Pedrocheñas hasta llegar a un cruce de pistas, donde conecta con la vía pecuaria de la Alcaidía. Este antiguo camino está aquí bastante perdido, con la hierba muy alta, por lo que continúo por el carril (que va más o menos paralelo, a la derecha de la vereda); el tramo desde la Vereda de las Pedrocheñas hasta la Armenta tuvo problemas de paso con el propietario de la finca hasta su deslinde y me encuentro, ya pasado el Cortijo de la Armenta Baja, con una cancela cerrada con candado, aunque siguiendo la alambrada unos metros a la derecha se puede pasar bajo ella. Ya fuera de la finca, encuentro un par de cancelas con un paso habilitado en su lateral.
Llego siguiendo la vía pecuaria llega al Cortijo de la Alcaidía, hoy en ruinas, pero que tiene algo cautivador, con las palmeras y la casuarina (especie de pino australiano) que lo rodean; aquí suele pastar el ganado vacuno. Más adelante, la vereda desciende hacia el valle, dando vistas a la Campiñuela y al Campus de Rabanales, siguiendo la Cañada de la Y y de la Víbora, acompañado del rumor de agua del arroyo de la Cuesta de la Lancha. El bosque mediterráneo
deja paso ahora a la dehesa en tierras de Román Pérez, ya en las inmediaciones del cruce con la Vereda de Linares.
Sigo a la derecha por ésta (dejando la Vereda de la Alcaldía, que se dirige a la Campiñuela Baja), hasta las inmediaciones de un cortijo, donde hay que vadear el arroyo Rabanales; luego el camino sube por el Cerro de San Fernando, convirtiéndose en una senda que baja por el barranco (este tramo es realmente bonito) hasta confluir con la Cañada Real Soriana, muy cerca del Santuario de la Virgen de Linares. Esta es una de las siete grandes Cañadas Reales de la Mesta y une las provincias de Soria y de Sevilla. Aquí coincide con una etapa del sendero de gran recorrido "Sierra Morena" (GR-48), que discurre por toda la Sierra Morena a través de las provincias de Huelva, Sevilla, Córdoba y Jaén, viniendo desde el municipio portugués de Barrancos (571 kilómetros en 28 etapas); y con el Camino Mozárabe, por lo que no tiene pérdida siguiendo los monolitos con la venera y las flechas de color amarillo.
Muy cerca está el Puente Romano sobre el arroyo de Linares (ya casi en su confluencia con el de la Balanzonilla), puente de un solo ojo muy bien conservado.
El camino se va separando del arroyo Linares discurriendo en el interfluvio formado por la cuenca de éste por la izquierda y la del arroyo de la Balanzonilla por la derecha, ascendiendo entre encinas, olivos y pinos. Quedan restos de una antigua vía romana que conectaba Corduba (capital de la Bética) con Emérita Augusta (capital de la Lusitania), la Calzada de la Loma de los Escalones, que tuvo que salvar una sucesión de estratos geológicos (de ahí su nombre) por donde transitaron las legiones romanas y también el mineral de cobre procedente de Cerro Muriano. Estos estratos y plegamientos se formaron en el período carbonífero marino (cuando el mar de Tetis cubría estas tierras hace más de 300 millones de años), correspondiendo la Loma de los Escalones a un cañón submarino; ha sido un yacimiento geológico y paleontológico de primer orden (hoy ya agotado), donde se han encontrado incluso fósiles de ballenas o un mejillón gigante.
Tras esta subida, se llega a la planicie creada por la cantera de cemento, la Mesa de los Escalones, donde queda parte del gran algarrobo (incluido en el catálogo de árboles y arbustos singulares de Andalucía, tanto por su porte como por su antigüedad, estimada en 300-400 años), que en 2004 fue desmochado al tenderse la línea de alta tensión justo por su copa. Más adelante el camino contacta con la N-432A a la altura de la antigua de Villa Enriqueta, un palacete que fue restaurante y hoy casa rural.
Sigo unos metros junto al arcén hasta dirigirme hacia la Caseta de la Mocha, en la antigua vía férrea de la línea Córdoba-Almorchón (oficialmente Mirabueno-Almorchón), creada en el siglo XIX principalmente para el transporte del carbón de Bélmez y Peñarroya (iba desde Cercadillas hasta finalizar en la provincia de Badajoz, siendo el tramo de Cerro Muriano a Córdoba uno de los de mayor desnivel del país). Más adelante el Camino Mozárabe cruza la carretera y pasa cerca de la Ermita de la Virgen de los Pinos, antes de llegar a Cerro Muriano.
Desde aquí salgo del núcleo urbano por la calle La Mina, girando al final de ella a la izquierda para acceder por una cancela abierta a un camino que lleva a “Gachas Negras”: así se conoce localmente a la montaña artificial formada por las escorias de la fundición del mineral de cobre extraído por la compañía inglesa "Córdoba Copper Company LTD”. Luego me interno en las ruinas del complejo minero construido en ladrillo por esta compañía, que comenzó a explotar las minas de cobre (lo que no se hacía desde la Antigüedad) en 1872. Se trata de uno de los mayores y mejor conservados complejos de planta de tratamiento y producción de cobre del siglo XX en España, formado por almacenes, zona de embarque y plantas de lavado y hornos (donde se realizaban procesos de trituración, lavado, decantación del mineral y fundición) y, junto a cada pozo, construcciones auxiliares y viviendas; el conjunto ya funcionaba a pleno rendimiento en 1908, pero en 1929 la Copper, ante la caída del precio del cobre en la Bolsa de Londres, decide abandonar la explotación minera en la zona, que tuvo su máxima expresión en el cierre del Pozo de San Rafael. Por su parecido, al complejo se lo conoce como las "Ruinas Mayas".
Pero el pasado minero de Cerro Muriano se remonta incluso a épocas prehistóricas, con la existencia de un poblado del Neolítico en las inmediaciones del Cerro del Depósito, un yacimiento que tuvo ocupación durante la etapa del Bronce Final y época prerromana y, ya durante el reinado del emperador Tiberio, se convirtió en uno de los distritos mineros más relevantes de la Bética. Según Plinio, la explotación del mineral en esta región recibía el nombre de Aes Marianum, en referencia a Sexto Mario, banquero y propietario de minas (con fama de ser el hombre más rico de Hispania), probablemente nacido en Corduba a finales del siglo I a. C.; poseía extensas y ricas minas de oro y plata en Sierra Morena, serranía que le debe su nombre en época romana: Mariani Montes. Instalado en Roma, gozó durante años del favor de Tiberio, hasta que éste, seguramente por codicia, lo acusó de cometer incesto con su hija y lo hizo despeñar por la roca Tarpeya en el año 33, confiscando sus minas (para el erario público, pero el César se las apropió) y, dado su extensión, creando un cargo específico para su administración. El mismo nombre de la población puede proceder de este personaje, aunque también del latín Morituri (en las minas del Cerro de la Muerte -la mayoría inundadas- moría un elevado número de mineros) o de "mur muris" (roedor), por la gran cantidad de dichos animales que aquí había.
El cobre extraído, famoso tanto por su cantidad como por su calidad (aunque también se obtenían otros minerales como hierro, plomo, plata o mercurio), y la situación de las minas en un lugar privilegiado, hizo que el lugar se convirtiera en paso obligado de importantes rutas comerciales, hasta el fin del Imperio Romano. La importancia que históricamente ha tenido la minería ha posibilitado la inclusión de la Zona Minera de Cerro Muriano en el Catálogo General del Patrimonio Histórico Andaluz con la categoría de Sitio Histórico; frente al complejo minero, sobre el Cerro de la Coja, se encuentra, en el antiguo Cuartel de la Guardia Civil, el Museo del Cobre.
Bajo hasta el camino, por donde va la Vía Pecuaria de las Pedrocheñas (que se conecta con otras como la Pasada del Pino y la Armenta, lo que remite a la gran actividad ganadera que ha existido en la zona), encontrándome en pocos metros con la Piedra Horadada, un crestón de cuarzo que pudo ser explotado en la Prehistoria Reciente ya que presenta sudoraciones de malaquita y azurita en su interior, aunque otros autores consideran que se trata de un elemento geológico resultado de procesos erosivos naturales y hay quien cree que fue esculpida por los romanos, representando dos leones enfrentados; independiente de su origen, se ha convertido en un hito paisajístico y símbolo de Cerro Muriano.
Más adelante, a los pies del Cerro del Depósito, hay un yacimiento con diversas estructuras (tolvas, lavaderos, un depósito…) que usó la compañía minera de Cantosblancos S.L. en las décadas de los 50 y 60 del pasado siglo para la recuperación de cobre y oro procedentes de los desechos originados por la compañía inglesa.
Pasado éste, se deja a la izquierda el Camino Viejo de Córdoba a Obejo y se continúa por un sendero a la derecha que, tras franquear una portera para el ganado, sigue junto al margen derecho de un arroyo tributario del Guadalbarbo, hasta llegar a un camino; lo sigo a la derecha, en subida, continuando por la Vereda de las Pedrocheñas hasta llegar a un cruce de pistas, donde conecta con la vía pecuaria de la Alcaidía. Este antiguo camino está aquí bastante perdido, con la hierba muy alta, por lo que continúo por el carril (que va más o menos paralelo, a la derecha de la vereda); el tramo desde la Vereda de las Pedrocheñas hasta la Armenta tuvo problemas de paso con el propietario de la finca hasta su deslinde y me encuentro, ya pasado el Cortijo de la Armenta Baja, con una cancela cerrada con candado, aunque siguiendo la alambrada unos metros a la derecha se puede pasar bajo ella. Ya fuera de la finca, encuentro un par de cancelas con un paso habilitado en su lateral.
Llego siguiendo la vía pecuaria llega al Cortijo de la Alcaidía, hoy en ruinas, pero que tiene algo cautivador, con las palmeras y la casuarina (especie de pino australiano) que lo rodean; aquí suele pastar el ganado vacuno. Más adelante, la vereda desciende hacia el valle, dando vistas a la Campiñuela y al Campus de Rabanales, siguiendo la Cañada de la Y y de la Víbora, acompañado del rumor de agua del arroyo de la Cuesta de la Lancha. El bosque mediterráneo
deja paso ahora a la dehesa en tierras de Román Pérez, ya en las inmediaciones del cruce con la Vereda de Linares.
Sigo a la derecha por ésta (dejando la Vereda de la Alcaldía, que se dirige a la Campiñuela Baja), hasta las inmediaciones de un cortijo, donde hay que vadear el arroyo Rabanales; luego el camino sube por el Cerro de San Fernando, convirtiéndose en una senda que baja por el barranco (este tramo es realmente bonito) hasta confluir con la Cañada Real Soriana, muy cerca del Santuario de la Virgen de Linares. Esta es una de las siete grandes Cañadas Reales de la Mesta y une las provincias de Soria y de Sevilla. Aquí coincide con una etapa del sendero de gran recorrido "Sierra Morena" (GR-48), que discurre por toda la Sierra Morena a través de las provincias de Huelva, Sevilla, Córdoba y Jaén, viniendo desde el municipio portugués de Barrancos (571 kilómetros en 28 etapas); y con el Camino Mozárabe, por lo que no tiene pérdida siguiendo los monolitos con la venera y las flechas de color amarillo.
Muy cerca está el Puente Romano sobre el arroyo de Linares (ya casi en su confluencia con el de la Balanzonilla), puente de un solo ojo muy bien conservado.
El camino se va separando del arroyo Linares discurriendo en el interfluvio formado por la cuenca de éste por la izquierda y la del arroyo de la Balanzonilla por la derecha, ascendiendo entre encinas, olivos y pinos. Quedan restos de una antigua vía romana que conectaba Corduba (capital de la Bética) con Emérita Augusta (capital de la Lusitania), la Calzada de la Loma de los Escalones, que tuvo que salvar una sucesión de estratos geológicos (de ahí su nombre) por donde transitaron las legiones romanas y también el mineral de cobre procedente de Cerro Muriano. Estos estratos y plegamientos se formaron en el período carbonífero marino (cuando el mar de Tetis cubría estas tierras hace más de 300 millones de años), correspondiendo la Loma de los Escalones a un cañón submarino; ha sido un yacimiento geológico y paleontológico de primer orden (hoy ya agotado), donde se han encontrado incluso fósiles de ballenas o un mejillón gigante.
Tras esta subida, se llega a la planicie creada por la cantera de cemento, la Mesa de los Escalones, donde queda parte del gran algarrobo (incluido en el catálogo de árboles y arbustos singulares de Andalucía, tanto por su porte como por su antigüedad, estimada en 300-400 años), que en 2004 fue desmochado al tenderse la línea de alta tensión justo por su copa. Más adelante el camino contacta con la N-432A a la altura de la antigua de Villa Enriqueta, un palacete que fue restaurante y hoy casa rural.
Sigo unos metros junto al arcén hasta dirigirme hacia la Caseta de la Mocha, en la antigua vía férrea de la línea Córdoba-Almorchón (oficialmente Mirabueno-Almorchón), creada en el siglo XIX principalmente para el transporte del carbón de Bélmez y Peñarroya (iba desde Cercadillas hasta finalizar en la provincia de Badajoz, siendo el tramo de Cerro Muriano a Córdoba uno de los de mayor desnivel del país). Más adelante el Camino Mozárabe cruza la carretera y pasa cerca de la Ermita de la Virgen de los Pinos, antes de llegar a Cerro Muriano.
Waypoints
Intersection
1,024 ft
Izquierda, por el Camino Mozárabe; a la derecha, el GR 40 y camino 52 de las OOMM
Comments (1)
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Fabuloso!!!