Por El Río Ovil, Ancede, Baião, Portugal

En esta ruta estuvimos conociendo El Río Ovil, a su paso por Baião, Portugal.
Y lo hicimos, caminando una vez más, con nuestros amigos de Marco de Canaveses integrantes de la AARO que, inicialmente, nos llevaron hasta Ancede, más concretamente hasta el Parque de Lazer de São Pedro en Baião.

Allí nos encontramos ya con El Río Ovil que cruzamos por el llamado “Ponte de Esmoriz” de un solo arco y tablero ligeramente levantado.

A su vera, la Casa de Peralba es testigo de nuestro caminar por la ruta “Todos os Caminhos Vão Dar Ao Ovil”. Que discurrirá inicialmente por entre fincas y altos muros de piedra.
Y elementos vegetales propios de la zona.

Las aguas del Ovil están siempre presentes acompañando al caminante con su discurrir. Ora suave, ora abrupto por entre las rocas de su lecho, formando rápidos y pequeñas cascadas que animan al caminante.

Precioso el momento en que sus aguas besan la orilla en donde descansan las ruinas de un silencioso molino, antes de discurrir bajo un antiguo puente de irregulares piedras.

Prosigue su periplo el senderista por sendas fáciles que lo llevan a conocer los cultivos y viñedos del lugar.

Llegados a La Capela de São Domingos, de estructura similar a nuestros palomares, hacemos una paradiña para un refrigerio con derecho a música popular portuguesa a ritmo de acordeón.

A continuación iniciaremos un ligero descenso en donde nos iremos encontrando algún área recreativa, vegetación propia del lugar, una eira en donde antiguamente desgranaban el maíz,…

Y una Calzada Romana desde la que tendremos bonitas vistas sobre el Duero.

Destacando la localidad de Ribadouro y A Albufeira do Carrapatelo.

De allí, en ascenso, retornamos a orillas del Ovil al que encontramos relajado acompañado por un, ahora ruinoso molino.

Cerca, sus aguas se precipitan en el tobogán de la Hidroeléctrica de Ribadelouro.

Subimos los peldaños de una escalera y seguiremos el rápido y vertiginoso curso del Ovil en cuyas orillas descansan varios molinos.

Poco después admiramos La Casa Solariega de Penalba.

Regresando al punto inicial en donde dimos fin a la caminata. Terminando así una jornada de grata convivencia entre amigos que ya dura más de 12 años.