Pliego. Sendero de la Almoloya (PR-MU-108). Yacimiento arqueológico de La Almoloya.

Pliego es el lugar al que nos dirigimos hoy para realizar una ruta senderista, por muy bellos parajes que por si sólos merecerían la visita, a la que hemos añadido una visita al Yacimiento arqueológico de la Almoloya, que teníamos concertada desde hace semanas, y que hemos tenido que suspender en dos ocasiones por el temporal de lluvias que afectó a la Región recientemente. Para concertar la visita basta con dirigirse a asbadetotana@gmail.com, y pudimos organizar una visita especial en un día diferente a los habituales. Un equipo de arqueólogos de la Universidad Autónoma de Barcelona, liderados por Vicente Lull, ha hecho un magnífico trabajo recuperando este antiguo poblado argárico, cuyo origen se remonta a 2200 años a.C.; uno de los miembros del equipo, Miguel Valerio, nos presentó el yacimiento, dándonos una gran cantidad de información interesante sobre el mismo y la cultura argárica; al final tuvimos el placer de ver trabajar "in situ" al grupo de arqueólogos, que de nuevo aportaron una gran cantidad de información de interés. En conjunto ha sido una magnífica visita al yacimiento, compatibilizada con la ruta a pie que nos permitió acceder a él, y volver después a Pliego.
Para encontrar el sendero PR-MU-108 lo mejor es dirigirse al Cementerior de Pliego, en cuya parte posterior vemos la señal que anuncia el inicio del sendero. Advirtamos de inicio que se trata de un sendero circular, aunque ambos lados de la ruta se juntan bastante en un par de sitios, lo que crea la impresión al ver el track de que en ellos pasa por el mismo camino; no es así, y conviene tenerlo en cuenta.
El sendero, entre el bosque, con partes de tierra y otras de lapiaz, es muy bonito y no exigente (llegábamos un poco tarde y tuvimos que apretar el ritmo, lo que en mi caso no es muy recomendable, pero se llevó bien). Algo después de la salida el sendero se divide para rodear el Alto de Espuña, en dirección al Collado de Espuña, donde la elevación del lugar nos permite disfrutar de excelentes vistas. Desde aqui, en un prolongado y bastante suave descenso, seguimos hasta el Pino del Buen Aire, para luego continuar hacia la Cuerda del Buitre en una de las partes más bonitas del recorrido, que hoy, tras las lluvias, tiene una coloración preciosa. Llegaremos después al Camino Anguilas, por el que seguiremos hasta el Camino de Bullas a Retamosa, donde encontramos un amplio aparcamiento y algunas instalaciones hidráulicas. Por detrás está, dominante, el Cerro de la Almoloya, en cuya amesetada cima se pueden ver construcciones que, a no dudar, pertenecen al Yacimiento Arqueológico.
Esta es la parte más exigente de la subida, al llamado Cabezo del Corral de Nogueras, donde se encuentra el cerro, en la que se llega a un pequeño collado, donde vemos varios coches aparcados. Desde arriba nos ven y nos dicen que esperemos un momento, porque en seguida bajará un Arqueólogo para comenzar la explicación. Alli mismo están los primeros paneles informativos, y tras hacer la presentación subimos al Yacimiento para continuar la visita a las partes ya estudiadas y, luego, por los actuales trabajos de excavación. No es este el lugar adecuado para hacer la reseña arqueológica de la visita; nos ha parecido impresionante y agradecemos profundamente la amabilidad y conocimiento de quienes nos recibieron, especialmente Miguel Valerio, Eva Celdrán y Vicente Lull. Este último, un reputadísimo Catedrático de Arqueología y Director del Proyecto Bastida de Totana, es autor de dos libros, entre otros muchos y al menos 91 comunicaciones científicas, que me han impresionado: "Arqueología del origen del Estado" y "Los objetos distinguidos". Ambos son lúcidos análisis de la nueva realidad histórica de nuestro tiempo; hartos de la distorsión de la historia por mil y una razones interesadas, el conocimiento cultural debe volverse hacia los hechos, esos que machaconamente nos ofrece la realidad del pasado, aunque en algunos puntos esté también sometida a interpretación. Fue un placer leer esos libros, que en parte nos animaron a estar hoy aquí.
Tras completar la visita nos despedimos de nuestros nuevos amigos, y bajamos hasta el collado donde nos recogió Miguel. Desde ahí seguimos adelante por la llamada Senda del Agua, donde encontraremos algunos huertos y un cierto número de infraestructuras de regadío, para acabar saliendo de nuevo al Camino de Bullas a Retamosa, y luego ir en busca del Camino Anguilas y, más adelante, el Camino Hoya de la Cal. En todo el recorrido se ven señales, cada cierto tiempo, de marcado del sendero, pero en mi opinión es muy importante llevar la ruta grabada en el GPS, para evitar posibles extravíos por falta de atención en algún punto. Seguimos en dirección al Alto de Espuña, por el lado opuesto al utilizado antes, para luego descender, algo más agresivamente, hacia el tramo final de vuelta al Cementerio de Pliego, donde termina la ruta.
En conjunto una ruta muy bella, con un punto álgido de interés en la vista al Yacimiento Arqueológico. Los desniveles acumulados no son pequeños y la longitud del recorrido es media, por lo que la calificamos como de exigencia moderada. Buen calzado de montaña, bastones, protección solar, agjua suficiente y algo de comida son las recomendaciones lógicas en esta ruta, expuesta al sol en bastantes trozos (aunque yo no dejaría de hacerla por eso).
La Almoloya es uno de los grandes hitos de la historia de las culturas que en tiempos arcanos se asentaron en España. Hace pocos años su existencia era prácticamente desconocida, hoy se ha convertido en una de las salidas culturales mas interesantes que hemos realizado. Y, encima, se puede unir a un precioso y bastante cómodo sendero.