Pinar del Risco

El Pinar del Risco es de esos calares "olvidados" de la Sierra de Segura que pasan inadvertidos para la mayoría de la gente. Nos impresionó bastante. Primero por las vistas. En su cima, y haciendo un barrido de 360º podemos identificar la práctica totalidad de todas las montañas de Segura, Cazorla y las Villas; y segundo, el hecho de que al ser una montaña muy poco visitada nos permitió observar multitud de animales (jabalíes, ciervos, etc.).
Para el inicio de la ruta, lo normal sería dejar el coche en el nacimiento del Segura y empezar a subir por la pista que sube a los Campos de Hernan Perea; sin embargo nosotros seguimos un poco más arriba con el vehículo y lo dejamos justo al inicio de la pista que sube al Mirador de Juan León, nada más pasar la barrera.
Empezaremos andando por la pista hasta alcanzar la Tiná del Estrenina donde abandonaremos la pista principal y nos adentraremos unos metros en un nuevo carril el cual abandonaremos enseguida justo por detrás de un vallado que protege una zona de abrevaderos. A partir de ahora subiremos monte a través, disfrutando de este otoño bastante lluvioso, atravesando numerosas dolinas y terreno calar. Iremos ganando altura hasta localizar un jorro o trocha bastante empinado que nos situará cerca del primer objetivo del día, la caseta de fogoneros del Calar de los Peones. Desde allí iremos ahora en busca de la cota más alta del Pinar del Risco que está hacia el oeste. Nosotros optamos por avanzar por la cresta para no perder mucha altura y así ir alcanzando las sucesivas cotas de 1.800 metros que van salpicando el calar hasta llegar a la cumbre propiamente dicha.
Las vistas son espectaculares porque el Pinar del Risco está centrado dentro de todo el conglomerado de la Sierra de Segura, Cazorla y las Villas y en días claros como el que teníamos nos permitía prácticamente situar todas las montañas desde las lejanas Murcia con Revolcadores y Albacete con el Calar del Mundo hasta el Cabañas y la Cordillera de los Agrios al otro lado del Macizo montañoso, siempre vigilados por la omnipresente Sagra y el rey de Segura, el Banderillas. Y todo esto acompañado de una tremenda soledad característica de estos calares olvidados.
Para el regreso, bajaremos en dirección norte para cortar la pista que viene de la Hoya del Ortigal y asomarnos al Mirador de Juan León, para echar un vistazo a las aldeas olvidadas de los Centenares y el Miravete. Desde aquí, solo nos resta bajar por el carril camino del Nacimiento del Segura para volver al coche.