Pico del Lobo desde La Pinilla
near Ríofrío de Riaza, Castilla y León (España)
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Trail photos
Itinerary description
Estamos a las puertas del mes de diciembre. Aunque débilmente, ya cayeron las primeras nieves en la Sierra de Ayllón y las faldas de las montañas que tenemos frente a nosotros presentan un color blanco difuminado.
A pesar de ello y del frío que hace (estaremos cerca de los 0°), el día está despejado.
No quedan muchos fines de semana antes de que, ya entrada la primavera del próximo año, podamos intentar nuevamente hacer cumbre en el Pico del Lobo, una cima que Kike y yo teníamos en mente desde hacía ya tiempo...
Así pues, después del madrugón de rigor, salimos de San Sebastián de los Reyes por la A-1 en dirección al puerto de Somosierra.
Tras cruzar el puerto, tomamos la salida 103 hacia Riaza y La Pinilla y en poco más de 10 minutos, llegamos al aparcamiento de la estación de esquí, el punto de partida de nuestra excursión de hoy.
Estamos en la provincia de Segovia, Castilla y León, pero gran parte de la ruta discurre por Guadalajara, Castilla La Mancha (donde se encuentra la cima que queremos ascender) y por el límite entre las dos provincia y las dos Comunidades Autónomas.
Desde el parquing, nos adentramos en el pinar por la izquierda conforme vamos a encarar el ascenso. El desnivel es considerable en este primer tramo pero vamos ganando altitud sin dificultad. Kike va algo tocado de su ciática, pero me asegura que se ha tomado un par de ibuprofenos que deberían limitarle el sufrimiento...
El sendero no tiene pérdida y enlaza con otro en las inmediaciones de una edificación vallada de tratamiento del agua para consumo.
Cruzamos el arroyo y seguimos ascendiendo por este sendero. Varios excursionistas y un trail runner nos adelantan y se lo hago constar a Kike para espolearle. Como era de esperar, él se lo toma a chacota, y seguimos nuestra conversación sobre micología, ornitología y shinrin-yoku.
Esta es la cara norte de la montaña y vamos a poder experimentar las consecuencias rápidamente: la senda que nos lleva al primer hito de la ruta, el collado del Aventadero, se encuentra cubierta en parte por una buena capa de hielo bajo la que corre el agua...
Vamos con cuidado para evitar caernos y por suerte, tras recorrer unos 50 metros, el hielo ya no cubre la senda. Continuamos nuestro ascenso y alcanzamos el collado, situado a 2.000 msnm. Allí descansamos y decidimos no acercarnos hasta el Cerro del Aventadero para no alargar en exceso la caminata. Unos flamantes paneles nos marcan la dirección del Pico del Lobo (hacia el oeste) y del Puerto de la Quesera (hacia el este) por el sendero PR-GU 25.
En este cruce de caminos, charlamos amistosamente con otros dos excursionistas. Uno de ellos, burgalés de Aranda de Duero, nos acompaña durante un tramo del recorrido y nos da algún consejo para ascender hasta el pico del Lobo y hacer la ruta circular, volviendo a la Pinilla sin accidentarnos. Nos desaconseja tomar lo que él llama "el tubo", un barranco que en esta época puede estar totalmente helado y por el que se baja a machete hasta las pistas de esquí y la estación.
Ya vemos la construcción en ruinas en la que se encuentra el Pico del Lobo. Las panorámicas de la llanura segoviana con las que vamos disfrutando nos permiten dejar perdida la mirada en el horizonte castellano. Se respira aire puro y tranquilidad. El tiempo no sólo parece respetarnos si no que incluso nos premia con un sol agradable y un viento imperceptible. Mejor día, imposible.
Kike acelera el paso para ascender desde el collado hasta el vértice geodésico que marca la cima del Pico del Lobo. Yo le sigo a una distancia prudencial y no sin esfuerzo voy avanzando por la pendiente. Hay algo de nieve y me dedico a hacerle fotos a algunas formaciones de hielo que adornan los piornos y las rocas. Así de paso voy descansando un poco...
Ya en la cima (2274 m de altitud, unos 5 km recorridos y 750 m de desnivel desde el inicio de la ruta), nos hacemos unas fotos para inmortalizar el momento y volvemos a coincidir con nuestro amable arandino, que nos dejó atrás en el collado. Se despide de nosotros y nos pide prudencia. Seguro que ha visto en nuestras miradas las ansias de montañismo que corren por nuestras venas...
Nos entregamos sin más dilación a los placeres de la carne.
Que nadie se equivoque: me refiero a los tradicionales torreznos que ha preparado Kike y que le han salido especialmente buenos: crujientes y sabrosos.
Disfrutando de unas vistas magníficas de las cordilleras de montañas que nos rodean, damos cuenta también de nuestros bocadillos, nos hidratamos (Kike con su clásica Cruzcampo Reserva y yo con agua) y terminamos el almuerzo a lo grande. Con unos cafés con leche que Kike sirve desde su termo en unos vasos de sidra de plástico. Nadie podrá decir que el chico no es apañado...
Nos despedimos de otro excursionista con el que hemos entablado conversación durante el almuerzo y nos decidimos a seguir nuestra ruta.
Partimos en dirección al Pico Cerrón, que se alza más hacia el oeste.
El silencio de las cumbres nos acompaña ahora por este pequeño sendero que brinda unas panorámicas conmovedoras de paz y sosiego.
Dejamos el Alto de Las Mesas a nuestra derecha y atravesamos el collado homónimo. Nos imaginamos este paisaje en pleno invierno, completamente cubierto de nieve, y tenemos claro que resultaría muy arriesgado, si no imposible, recorrerlo sin el material adecuado (crampones, piolets, etc.) y con unas condiciones climatológicas adversas (ventisca, niebla, etc.).
Vamos ahora descendiendo siguiendo unas balizas con los colores blanco y amarillo. El Pico Cerrón (2197 m) se alza imponente al fondo pero tendremos que dejar su ascenso para otra ocasión. La idea es volver a la Estación de La Pinilla con algo de tiempo para picar alguna cosa antes de volver a Madrid.
Tras un hito de piedra con la marca blanca y amarilla encontraremos otra baliza con esta misma señal. En este punto, dejamos el sendero por el que veníamos y ascendemos en dirección sur. Llegados al collado, deberemos buscar un sendero con hitos formados con piedras que nos llevará hacia las pistas de esquí.
La vuelta por las pistas de esquí se nos hace bola por la pendiente y el castigo al que se ven sometidas nuestras rodillas pero en poco más de un kilómetro llegamos a la zona llamada Gran Plató (1800 m) donde se encuentran los remontes y donde la pendiente de va suavizando.
Desde aquí, nos dirigimos hacia la zona boscosa que marca un cartel de madera (peatones / bosque) y nos adentramos en el pinar por los senderos peraltados del bike park.
Otro kilómetro y pico más y llegamos a la entrada a la Estación de Esquí y al aparcamiento.
Un día espectacular haciendo ruta en la mejor compañía. Gracias Kike!!
Recomendación: evitar hacerla con mal tiempo y, en invierno, sin el equipo adecuado.
A pesar de ello y del frío que hace (estaremos cerca de los 0°), el día está despejado.
No quedan muchos fines de semana antes de que, ya entrada la primavera del próximo año, podamos intentar nuevamente hacer cumbre en el Pico del Lobo, una cima que Kike y yo teníamos en mente desde hacía ya tiempo...
Así pues, después del madrugón de rigor, salimos de San Sebastián de los Reyes por la A-1 en dirección al puerto de Somosierra.
Tras cruzar el puerto, tomamos la salida 103 hacia Riaza y La Pinilla y en poco más de 10 minutos, llegamos al aparcamiento de la estación de esquí, el punto de partida de nuestra excursión de hoy.
Estamos en la provincia de Segovia, Castilla y León, pero gran parte de la ruta discurre por Guadalajara, Castilla La Mancha (donde se encuentra la cima que queremos ascender) y por el límite entre las dos provincia y las dos Comunidades Autónomas.
Desde el parquing, nos adentramos en el pinar por la izquierda conforme vamos a encarar el ascenso. El desnivel es considerable en este primer tramo pero vamos ganando altitud sin dificultad. Kike va algo tocado de su ciática, pero me asegura que se ha tomado un par de ibuprofenos que deberían limitarle el sufrimiento...
El sendero no tiene pérdida y enlaza con otro en las inmediaciones de una edificación vallada de tratamiento del agua para consumo.
Cruzamos el arroyo y seguimos ascendiendo por este sendero. Varios excursionistas y un trail runner nos adelantan y se lo hago constar a Kike para espolearle. Como era de esperar, él se lo toma a chacota, y seguimos nuestra conversación sobre micología, ornitología y shinrin-yoku.
Esta es la cara norte de la montaña y vamos a poder experimentar las consecuencias rápidamente: la senda que nos lleva al primer hito de la ruta, el collado del Aventadero, se encuentra cubierta en parte por una buena capa de hielo bajo la que corre el agua...
Vamos con cuidado para evitar caernos y por suerte, tras recorrer unos 50 metros, el hielo ya no cubre la senda. Continuamos nuestro ascenso y alcanzamos el collado, situado a 2.000 msnm. Allí descansamos y decidimos no acercarnos hasta el Cerro del Aventadero para no alargar en exceso la caminata. Unos flamantes paneles nos marcan la dirección del Pico del Lobo (hacia el oeste) y del Puerto de la Quesera (hacia el este) por el sendero PR-GU 25.
En este cruce de caminos, charlamos amistosamente con otros dos excursionistas. Uno de ellos, burgalés de Aranda de Duero, nos acompaña durante un tramo del recorrido y nos da algún consejo para ascender hasta el pico del Lobo y hacer la ruta circular, volviendo a la Pinilla sin accidentarnos. Nos desaconseja tomar lo que él llama "el tubo", un barranco que en esta época puede estar totalmente helado y por el que se baja a machete hasta las pistas de esquí y la estación.
Ya vemos la construcción en ruinas en la que se encuentra el Pico del Lobo. Las panorámicas de la llanura segoviana con las que vamos disfrutando nos permiten dejar perdida la mirada en el horizonte castellano. Se respira aire puro y tranquilidad. El tiempo no sólo parece respetarnos si no que incluso nos premia con un sol agradable y un viento imperceptible. Mejor día, imposible.
Kike acelera el paso para ascender desde el collado hasta el vértice geodésico que marca la cima del Pico del Lobo. Yo le sigo a una distancia prudencial y no sin esfuerzo voy avanzando por la pendiente. Hay algo de nieve y me dedico a hacerle fotos a algunas formaciones de hielo que adornan los piornos y las rocas. Así de paso voy descansando un poco...
Ya en la cima (2274 m de altitud, unos 5 km recorridos y 750 m de desnivel desde el inicio de la ruta), nos hacemos unas fotos para inmortalizar el momento y volvemos a coincidir con nuestro amable arandino, que nos dejó atrás en el collado. Se despide de nosotros y nos pide prudencia. Seguro que ha visto en nuestras miradas las ansias de montañismo que corren por nuestras venas...
Nos entregamos sin más dilación a los placeres de la carne.
Que nadie se equivoque: me refiero a los tradicionales torreznos que ha preparado Kike y que le han salido especialmente buenos: crujientes y sabrosos.
Disfrutando de unas vistas magníficas de las cordilleras de montañas que nos rodean, damos cuenta también de nuestros bocadillos, nos hidratamos (Kike con su clásica Cruzcampo Reserva y yo con agua) y terminamos el almuerzo a lo grande. Con unos cafés con leche que Kike sirve desde su termo en unos vasos de sidra de plástico. Nadie podrá decir que el chico no es apañado...
Nos despedimos de otro excursionista con el que hemos entablado conversación durante el almuerzo y nos decidimos a seguir nuestra ruta.
Partimos en dirección al Pico Cerrón, que se alza más hacia el oeste.
El silencio de las cumbres nos acompaña ahora por este pequeño sendero que brinda unas panorámicas conmovedoras de paz y sosiego.
Dejamos el Alto de Las Mesas a nuestra derecha y atravesamos el collado homónimo. Nos imaginamos este paisaje en pleno invierno, completamente cubierto de nieve, y tenemos claro que resultaría muy arriesgado, si no imposible, recorrerlo sin el material adecuado (crampones, piolets, etc.) y con unas condiciones climatológicas adversas (ventisca, niebla, etc.).
Vamos ahora descendiendo siguiendo unas balizas con los colores blanco y amarillo. El Pico Cerrón (2197 m) se alza imponente al fondo pero tendremos que dejar su ascenso para otra ocasión. La idea es volver a la Estación de La Pinilla con algo de tiempo para picar alguna cosa antes de volver a Madrid.
Tras un hito de piedra con la marca blanca y amarilla encontraremos otra baliza con esta misma señal. En este punto, dejamos el sendero por el que veníamos y ascendemos en dirección sur. Llegados al collado, deberemos buscar un sendero con hitos formados con piedras que nos llevará hacia las pistas de esquí.
La vuelta por las pistas de esquí se nos hace bola por la pendiente y el castigo al que se ven sometidas nuestras rodillas pero en poco más de un kilómetro llegamos a la zona llamada Gran Plató (1800 m) donde se encuentran los remontes y donde la pendiente de va suavizando.
Desde aquí, nos dirigimos hacia la zona boscosa que marca un cartel de madera (peatones / bosque) y nos adentramos en el pinar por los senderos peraltados del bike park.
Otro kilómetro y pico más y llegamos a la entrada a la Estación de Esquí y al aparcamiento.
Un día espectacular haciendo ruta en la mejor compañía. Gracias Kike!!
Recomendación: evitar hacerla con mal tiempo y, en invierno, sin el equipo adecuado.
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