Pico Cebolleda (2052 m.) y Gildar (2076 m.) desde el puerto de Panderrueda
near Caldevilla, Castilla y León (España)
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Trail photos
Itinerary description
Punto de partida: Puerto de Panderrueda.
Espacio protegido: Parque Nacional Picos de Europa.
Época recomendada: Todo el año evitando el invierno pues la dificultad de la ruta se incrementa en gran medida especialmente en el cordal de Cebolleda.
Elementos de interés: La vista de los macizos occidentral y central de Picos, las hoyas de Frañana, los robledales y hayedos por los que subiremos y bajaremos y las fuentes del río Cares.
Tipo de camino: Pista forestal en gran parte del recorrido de ascenso y descenso. Todo el cordal que rodea a las hoyas de Frañana, tanto su ascenso como descenso se realiza campo a través por brezos, matorrales, roca y canchales.
Servicios: En Posada de Valdeón encontramos alojamientos así como restaurantes y bares.
Descripción del itinerario.
La montaña oriental leonesa es una de las zonas que más cumbres acumula a lo largo y ancho del norte español. Aquí confluyen las estribaciones de la cordillera Cantábrica con las altivas y verticales torres de los Picos de Europa, repartidas caóticamente en sus tres imponentes macizos, occidental, central y oriental.
La ruta parte desde el puerto de Panderruedas, paso natural que, desde la comarca de Riaño, da acceso al maravilloso valle de Valdeón. Una vez aparcado nuestro coche en la explanada del puerto, cruzaremos la carretera hacia la pista que sale al otro lado (figuras 1, 2 y 3).
El camino nos lleva dirección suroeste, primero tomando un desvío hacia la derecha pasando por una fuente, ideal para recargar nuestras cantimploras, junto a varias mesas de merendero. Poco a poco nos vamos adentrando en un bonito bosque de robles donde observamos un monolito en recuerdo a una fosa común de la guerra civil (figuras 4, 5, 6 y 7).
Llegamos muy rápidamente hasta las proximidades de una pequeña subestación eléctrica a la que no tendremos que llegar, pues unos metros antes, tomaremos un camino que sale a nuestra izquierda en dirección hacia el collado de la Vieja para desembocar en la loma de Poza Perro (figuras 8, 9, 10 y 11).
Tras salir del bosque, el sendero nos lleva por lo alto de las Cerras de Cuénabres, cordal que constituye la divisoria natural entre el valle de la Iglesia, a nuestra derecha, y el de Frañana, a nuestra izquierda. Al fondo de éste último podremos intuir el trazado de un modesto arroyo cuyas aguas son las primeras en alimentar el afamado río Cares (figuras 12, 13, 14, 15, 16, 17 y 18).
Nuestra ruta prosigue en todo momento por el cordal en dirección sur, hasta alcanzar el cordal de la sierra de Cebolleda, que se cruza perpendicularmente, ejerciendo de frontera natural entre las tierras de Valdeón al norte, con las de Burón al sur (figuras 19, 20, 21, 22, 23 y 24).
Con rumbo este, entramos ahora en un terreno no tan cómodo, marcado por los piornos y brezos que pueblan la zona de la arista. En días mojados como el que me tocó la opción elegida fue descender algo para evitar el contacto con la roca (figuras 25, 26, 27 y 28).
La rocosa cumbre del Cebolleda nos recibe con unas impresionantes vistas miremos donde miremos. Al noroeste se levanta el macizo occidental, presidido por la grandiosidad de peña Santa, mientras que hacia el norte destaca la blanca caliza de las cumbres del macizo central (figuras 29, 30 y 31).
Para dirigirnos desde el Cebolleda hacia la vecina cima del Gildar, podemos escoger dos opciones. La primera, para los más acostumbrados a moverse por este terreno supondría seguir por el cordal hacia el este, teniendo en cuenta que nos tocaría atravesar una arista bastante aérea con algún paso complicado. La otra, mucho más cómoda sería descender por el camino de ascensión hasta llegar al collado donde comenzaría la arista rocosa desde donde tomamos un sendero que bordea la cumbre por su vertiente norte, perdiendo eso sí algo de altura (figuras 32, 33, 34, 35, 36 y 37).
Desde aquí ya no tendremos ningún problema en alcanzar la cima del Gildar, que con sus 2076 metros, según mi GPS, es la más alta de todo este cordal; además en su cima se encuentra el vértice geodésico acompañado de unas vistas aún mejores que las del Cebolleda. Sin duda uno de los mejores balcones hacia Picos junto al Coriscao (figuras 38, 39, 40, 41, 42 y 43).
Una vez alcanzada la cumbre, volvemos hacia el collado para afrontar el descenso hacia el norte en dirección hacia las hoyas de Frañana. Primero hemos de superar un canchal que atravesaremos de principio a fin, para luego descender campo a través hasta que lleguemos a las hoyas de Frañana, una amplia pradera herbosa donde confluyen todos los arroyos y regueros que dan nacimiento al río Cares (figuras 44, 45, 46, 47, 48, 49, 50, 51 y 52).
Una cabaña a modo de refugio fue el lugar elegido para hacer un alto y reponer fuerzas debido a un viento helador en esta época del año. Muy cerca de ella y tras cruzar el Cares, nace una pista forestal que nos adentra en un precioso hayedo (figuras 53, 54, 55, 56, 57, 58 y 59).
La pista se sigue sin ningún tipo de problemas, además de que el descenso se realiza rápido y cómodo, el hayedo presentaba un aspecto difícilmente mejorable en esta época del año ofreciéndonos además, en algún que otro claro, el macizo de los Urrieles. La única dificultad de esta zona será elegir bien el desvío del kilómetro 11,2 pues es bastante fácil continuar de frente (figuras 60, 61, 62, 63, 64, 65, 66 y 67).
Tras pasar una pradería entramos de nuevo en el hayedo para salir finalmente al camino viejo que une Panderruedas con Posada. En nuestro caso, giraremos en ascenso hacia la izquierda, siguiendo esta nueva pista hasta llegar al puerto, nuestro punto de inicio, no sin antes pasar de nuevo un Cares convertido ya en río (figuras 68, 69, 70, 71, 72, 73, 74, 75 y 76).
Impresiones.
Esta excursión o ascensión es una de las más completas que se pueden realizar por la cordillera Cantábrica; el Gildar y el Cebolleda ofrecen desde sus cumbres unas de las mejores vistas hacia los Picos de Europa. Además para desconocimiento de muchos, en sus bases nace el afamado río Cares. La única dificultad de esta ruta radica en superar la arista del Cebolleda. No es muy técnica pero tiene pasos estrechos y aéreos que son totalmente desaconsejables con climatología adversa.
Espacio protegido: Parque Nacional Picos de Europa.
Época recomendada: Todo el año evitando el invierno pues la dificultad de la ruta se incrementa en gran medida especialmente en el cordal de Cebolleda.
Elementos de interés: La vista de los macizos occidentral y central de Picos, las hoyas de Frañana, los robledales y hayedos por los que subiremos y bajaremos y las fuentes del río Cares.
Tipo de camino: Pista forestal en gran parte del recorrido de ascenso y descenso. Todo el cordal que rodea a las hoyas de Frañana, tanto su ascenso como descenso se realiza campo a través por brezos, matorrales, roca y canchales.
Servicios: En Posada de Valdeón encontramos alojamientos así como restaurantes y bares.
Descripción del itinerario.
La montaña oriental leonesa es una de las zonas que más cumbres acumula a lo largo y ancho del norte español. Aquí confluyen las estribaciones de la cordillera Cantábrica con las altivas y verticales torres de los Picos de Europa, repartidas caóticamente en sus tres imponentes macizos, occidental, central y oriental.
La ruta parte desde el puerto de Panderruedas, paso natural que, desde la comarca de Riaño, da acceso al maravilloso valle de Valdeón. Una vez aparcado nuestro coche en la explanada del puerto, cruzaremos la carretera hacia la pista que sale al otro lado (figuras 1, 2 y 3).
El camino nos lleva dirección suroeste, primero tomando un desvío hacia la derecha pasando por una fuente, ideal para recargar nuestras cantimploras, junto a varias mesas de merendero. Poco a poco nos vamos adentrando en un bonito bosque de robles donde observamos un monolito en recuerdo a una fosa común de la guerra civil (figuras 4, 5, 6 y 7).
Llegamos muy rápidamente hasta las proximidades de una pequeña subestación eléctrica a la que no tendremos que llegar, pues unos metros antes, tomaremos un camino que sale a nuestra izquierda en dirección hacia el collado de la Vieja para desembocar en la loma de Poza Perro (figuras 8, 9, 10 y 11).
Tras salir del bosque, el sendero nos lleva por lo alto de las Cerras de Cuénabres, cordal que constituye la divisoria natural entre el valle de la Iglesia, a nuestra derecha, y el de Frañana, a nuestra izquierda. Al fondo de éste último podremos intuir el trazado de un modesto arroyo cuyas aguas son las primeras en alimentar el afamado río Cares (figuras 12, 13, 14, 15, 16, 17 y 18).
Nuestra ruta prosigue en todo momento por el cordal en dirección sur, hasta alcanzar el cordal de la sierra de Cebolleda, que se cruza perpendicularmente, ejerciendo de frontera natural entre las tierras de Valdeón al norte, con las de Burón al sur (figuras 19, 20, 21, 22, 23 y 24).
Con rumbo este, entramos ahora en un terreno no tan cómodo, marcado por los piornos y brezos que pueblan la zona de la arista. En días mojados como el que me tocó la opción elegida fue descender algo para evitar el contacto con la roca (figuras 25, 26, 27 y 28).
La rocosa cumbre del Cebolleda nos recibe con unas impresionantes vistas miremos donde miremos. Al noroeste se levanta el macizo occidental, presidido por la grandiosidad de peña Santa, mientras que hacia el norte destaca la blanca caliza de las cumbres del macizo central (figuras 29, 30 y 31).
Para dirigirnos desde el Cebolleda hacia la vecina cima del Gildar, podemos escoger dos opciones. La primera, para los más acostumbrados a moverse por este terreno supondría seguir por el cordal hacia el este, teniendo en cuenta que nos tocaría atravesar una arista bastante aérea con algún paso complicado. La otra, mucho más cómoda sería descender por el camino de ascensión hasta llegar al collado donde comenzaría la arista rocosa desde donde tomamos un sendero que bordea la cumbre por su vertiente norte, perdiendo eso sí algo de altura (figuras 32, 33, 34, 35, 36 y 37).
Desde aquí ya no tendremos ningún problema en alcanzar la cima del Gildar, que con sus 2076 metros, según mi GPS, es la más alta de todo este cordal; además en su cima se encuentra el vértice geodésico acompañado de unas vistas aún mejores que las del Cebolleda. Sin duda uno de los mejores balcones hacia Picos junto al Coriscao (figuras 38, 39, 40, 41, 42 y 43).
Una vez alcanzada la cumbre, volvemos hacia el collado para afrontar el descenso hacia el norte en dirección hacia las hoyas de Frañana. Primero hemos de superar un canchal que atravesaremos de principio a fin, para luego descender campo a través hasta que lleguemos a las hoyas de Frañana, una amplia pradera herbosa donde confluyen todos los arroyos y regueros que dan nacimiento al río Cares (figuras 44, 45, 46, 47, 48, 49, 50, 51 y 52).
Una cabaña a modo de refugio fue el lugar elegido para hacer un alto y reponer fuerzas debido a un viento helador en esta época del año. Muy cerca de ella y tras cruzar el Cares, nace una pista forestal que nos adentra en un precioso hayedo (figuras 53, 54, 55, 56, 57, 58 y 59).
La pista se sigue sin ningún tipo de problemas, además de que el descenso se realiza rápido y cómodo, el hayedo presentaba un aspecto difícilmente mejorable en esta época del año ofreciéndonos además, en algún que otro claro, el macizo de los Urrieles. La única dificultad de esta zona será elegir bien el desvío del kilómetro 11,2 pues es bastante fácil continuar de frente (figuras 60, 61, 62, 63, 64, 65, 66 y 67).
Tras pasar una pradería entramos de nuevo en el hayedo para salir finalmente al camino viejo que une Panderruedas con Posada. En nuestro caso, giraremos en ascenso hacia la izquierda, siguiendo esta nueva pista hasta llegar al puerto, nuestro punto de inicio, no sin antes pasar de nuevo un Cares convertido ya en río (figuras 68, 69, 70, 71, 72, 73, 74, 75 y 76).
Impresiones.
Esta excursión o ascensión es una de las más completas que se pueden realizar por la cordillera Cantábrica; el Gildar y el Cebolleda ofrecen desde sus cumbres unas de las mejores vistas hacia los Picos de Europa. Además para desconocimiento de muchos, en sus bases nace el afamado río Cares. La única dificultad de esta ruta radica en superar la arista del Cebolleda. No es muy técnica pero tiene pasos estrechos y aéreos que son totalmente desaconsejables con climatología adversa.
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Rutón!