Peña Palo, Cañón de Pitillos, Cola del Quiebrajano y miradores (Sierra Sur de Jaén)
near Carchelejo, Andalucía (España)
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Trail photos
![Photo ofPeña Palo, Cañón de Pitillos, Cola del Quiebrajano y miradores (Sierra Sur de Jaén)](https://s1.wklcdn.com/image_29/891088/59832281/39916681.400x300.jpg)
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Itinerary description
Trazado que nos hace recorrer los hitos y parajes más peculiares que rodean la cola del Embalse del Quiebrajano, en plena Sierra Sur de Jaén, tras los límites de su magnífico parque periurbano de Monte de la Sierra.
Durante el recorrido anotamos las vistas desde la Peña del Palo, recorremos las veredas y pistas forestales que se pierden en el valle del arroyo Valdearazo a la altura del cortijo de Prados Bajos, descubrimos la magnífica senda que se adentra por el Cañón de Pitillos y las pintorescas formaciones que rodean la Vegueta de los Frailes, terminando con las espectaculares panorámicas que nos brindan sendos miradores sobre el Quiebrajano.
NOTA. Aunque la mayor parte del recorrido se realiza por senda claras, veredas balizadas y pistas forestales, la aproximación al primer mirador sobre el Quiebrajano hace que marque la ruta como difícil. En el caso de evitar este paso, la valoración no pasaría de moderada.
En la descripción del recorrido detallo la información a tener en cuenta en ese corto pero intenso tramo, salvando un pequeño vasar y unos metros de cresteo algo confusos.
Nuestro punto de partida los marcamos en el acceso al Cortijuelo, en el apartadero de la misma carretera que nos trae desde el pueblo de Carchalejo. Aquí, un poste indicativo nos resume el destino de los caminos que parten hacia la sierra, tomando nosotros el carril coincidente con el sendero de gran recorrido GR7 y que nos lleva a las instalaciones del Cortijuelo.
En la entrada al cortijo, una cancela a nuestra izquierda nos desvía a la senda, dejándola siempre cerrada a nuestro paso por la actividad ganadera del cortijo. Pisamos la vereda unas decenas de metros, de no abandonarla nos llevaría directos al descenso por la Cañada del Sabinar hacia el Cañón de Pitillos, pero esos serán nuestros pasos de vuelta.
Cuando la senda cruza un escueto arroyo seco será el momento de apartarnos y descubrir una esquiva traza que acompañará el cauce en suave ascenso. Por momentos aparecerán pequeños tramos de mampostería que nos confirman en nuestro rumbo.
Tras estos primeros metros algo tapados, enlazamos con otra variante más marcada en una definida rambla. Ésta nos conduce ya a las inmediaciones de la Peña del Palo, realizando un coqueto bucle desde el collado que nos abre las vistas al valle del Valdearazo.
Optamos, desde este punto, a la aproximación por el flanco sur a fin de aparecer sobre un magnífico otero sobre la peña, recorriendo toda la línea de tajos hasta el punto donde casi tocamos la magnífica torre pétrea que domina por completo el Cañón de Pitillos y el Embalse del Quiebrajano.
La vuelta a nuestra senda la haremos por el pinar que nos lleva de nuevo hasta el collado, virando el paso sobre el agradable sendero que nos hará perder altura rápidamente.
Traza que se aferra a las paredes que encierran este lado del valle, sinuoso recorrido con vistas a las galas otoñales de Prados Bajos al fondo del valle, lugar donde iremos a para tras nuestro descenso.
Poco a poco hemos ido alejando la figura de la Peña del Palo, enlazando ahora con uno de los caminos que recorren la sierra. Por delante nos espera alguna que otra encrucijada y que nos permite modelar el recorrido a nuestro antojo.
En nuestro caso nos quedamos con las opciones que nos llevan a pasar junto las ruinas de los cortijos del Guarda y de Prados Altos. Finalizando el descenso junto a las instalaciones, en desuso, del caserío de Prados Bajos.
Junto al cortijo, la pintoresca vegueta de chopos y nogales, adornan la ribera del arroyo Valdearazo con pintas otoñales. A nuestra espalda, ya a lo lejos, sigue despuntando la figura de la Peña del Palo.
Toca vadear las aguas del Valdearazo por donde nos parece práctico, estando su ribera totalmente cegada de zarza y matorral. Encontrado un punto aceptable, cambiamos de margen y pasamos a caminar aguas abajo a escasos metros del cauce.
Durante el avance daremos con los restos de lo que parece una acequia y una pequeña construcción. Desde aquí seguiremos en lo posible la senda marcada paralela al arroyo, aunque se adivinan otras opciones con el mismo fin.
Nuestros pasos van a parar de nuevo a terreno firme, con una paso de valla de por medio, y que de nuevo nos hace caminar cómodamente, esta vez hacia la entrada al Cañón de Pitillos.
Abandonamos el carril y la senda se adentra en el cañón, en nuestro camino nos encontraremos sendos trechos equipados con una baranda de cuerda para salvar algunos pasos de piedra lisa e inclinada.
No tardamos mucho en caminar por el fondo del cañón, dejando de lado el desvío que nos llevará a la vuelta hacia el ascenso por la Cañada del Sabinar.
Una vez pisamos la arena de la Vegueta de los Frailes, posibilitado por el bajo nivel del embalse en fechas otoñales, tendremos la opción de continuar hasta encontrarnos con las aguas del Quiebrajano. En esta ocasión el terreno nos permite llegar poco antes del aporte de la Cañada de los Lobos.
Tras disfrutar del particular paisaje del interior de la cola del Quiebrajano, ponemos rumbo a los miradores que dominan el pantano desde el este. Antes tenemos que desandar nuestros pasos hasta la encrucijada que localizamos a nuestra llegada al cañón. Un pequeño puente nos sirve para vadear el Valdearazo por última vez y entrar de lleno en el exigente ascenso por la vereda de la Cañada del Sabinar.
Trazado sinuoso, a veces con fuerte pendiente y otras describiendo amplias zetas para aliviar el ascenso, que nos hace ganar altura rápidamente y alejarnos de las entrañas del Cañón de Pitillos.
Iremos ganando las vistas al embalse tras cada viraje, finalizando la subida en un pequeño collado en la parte alta de la sierra. De seguir la senda al frente daríamos por terminado el recorrido hacia las inmediaciones del Cortijuelo.
Nuestra opción nos hará romper con la tónica de la jornada, apuntando la marcha hacia el primero de los miradores sobre la Cañada del Sabinar. Nuestra aproximación resultará más ajetreada de lo esperado, salvando un estético paso por un pequeño vasar bajo la arista. Aunque si bien estos metros no revisten complejidad, en caso de tener vértigo o encontrar el terreno húmedo, habrá que extremar la precaución.
Pero será en la segunda parte de la aproximación donde el avance se torna complicado.
Por delante, un corto tramo de cresta en descenso, con un cortado a nuestra izquierda y terreno abrupto y arbustos a nuestra derecha.
Nos decidimos a descender sobre la misma arista, pero en varias ocasiones resulta inviable el avance, obligados a buscar el paso más favorable por la derecha pegados a la línea de cresta. La arboleda baja y un piso con una pendiente considerable nos hace dedicarle tiempo y paciencia al descenso.
Cuando la opción aérea de la arista nos lo permite nos decantamos por ganar metros con vistas al embalse. Pocos metros nos restan al mirador, y a sabiendas de la traza definida que se mueve bajo nosotros, nos damos por vencidos y descendemos como podemos hasta ir a parar a la esperada senda.
Aliviados caminamos ahora hasta el extremo de la arista, lugar donde obtenemos una de las mejores panorámicas del Quiebrajano.
Al otro lado de la cañada, algo más elevado al norte, se levanta nuestro segundo mirador en la agenda. Retornamos de nuevo sobre la clara senda que nos ha traído en los metros finales. Igualmente, esta vereda nos lleva de vuelta al Cortijuelo si quisiéramos dar por finalizado el trazado.
Volvemos a abandonar la cómoda vereda una vez el paso por la cañada a nuestra izquierda resulta liviano. Cruzamos a la loma de Los Cortijuelo, un canchal de piedra prácticamente sin desnivel y que no nos dificulta en exceso el avance a estas alturas del día.
Cuando nos acercamos al ocaso nos situamos sobre la formidable atalaya que dan por concluidas las vistas de la jornada.
Sólo nos resta volver sobre la loma hasta las mismas instalaciones del Cortijuelo y finalizar la marcha en nuestro punto de partida en la carretera a Carchalejo.
Nos vemos en las montañas.
Durante el recorrido anotamos las vistas desde la Peña del Palo, recorremos las veredas y pistas forestales que se pierden en el valle del arroyo Valdearazo a la altura del cortijo de Prados Bajos, descubrimos la magnífica senda que se adentra por el Cañón de Pitillos y las pintorescas formaciones que rodean la Vegueta de los Frailes, terminando con las espectaculares panorámicas que nos brindan sendos miradores sobre el Quiebrajano.
NOTA. Aunque la mayor parte del recorrido se realiza por senda claras, veredas balizadas y pistas forestales, la aproximación al primer mirador sobre el Quiebrajano hace que marque la ruta como difícil. En el caso de evitar este paso, la valoración no pasaría de moderada.
En la descripción del recorrido detallo la información a tener en cuenta en ese corto pero intenso tramo, salvando un pequeño vasar y unos metros de cresteo algo confusos.
Nuestro punto de partida los marcamos en el acceso al Cortijuelo, en el apartadero de la misma carretera que nos trae desde el pueblo de Carchalejo. Aquí, un poste indicativo nos resume el destino de los caminos que parten hacia la sierra, tomando nosotros el carril coincidente con el sendero de gran recorrido GR7 y que nos lleva a las instalaciones del Cortijuelo.
En la entrada al cortijo, una cancela a nuestra izquierda nos desvía a la senda, dejándola siempre cerrada a nuestro paso por la actividad ganadera del cortijo. Pisamos la vereda unas decenas de metros, de no abandonarla nos llevaría directos al descenso por la Cañada del Sabinar hacia el Cañón de Pitillos, pero esos serán nuestros pasos de vuelta.
Cuando la senda cruza un escueto arroyo seco será el momento de apartarnos y descubrir una esquiva traza que acompañará el cauce en suave ascenso. Por momentos aparecerán pequeños tramos de mampostería que nos confirman en nuestro rumbo.
Tras estos primeros metros algo tapados, enlazamos con otra variante más marcada en una definida rambla. Ésta nos conduce ya a las inmediaciones de la Peña del Palo, realizando un coqueto bucle desde el collado que nos abre las vistas al valle del Valdearazo.
Optamos, desde este punto, a la aproximación por el flanco sur a fin de aparecer sobre un magnífico otero sobre la peña, recorriendo toda la línea de tajos hasta el punto donde casi tocamos la magnífica torre pétrea que domina por completo el Cañón de Pitillos y el Embalse del Quiebrajano.
La vuelta a nuestra senda la haremos por el pinar que nos lleva de nuevo hasta el collado, virando el paso sobre el agradable sendero que nos hará perder altura rápidamente.
Traza que se aferra a las paredes que encierran este lado del valle, sinuoso recorrido con vistas a las galas otoñales de Prados Bajos al fondo del valle, lugar donde iremos a para tras nuestro descenso.
Poco a poco hemos ido alejando la figura de la Peña del Palo, enlazando ahora con uno de los caminos que recorren la sierra. Por delante nos espera alguna que otra encrucijada y que nos permite modelar el recorrido a nuestro antojo.
En nuestro caso nos quedamos con las opciones que nos llevan a pasar junto las ruinas de los cortijos del Guarda y de Prados Altos. Finalizando el descenso junto a las instalaciones, en desuso, del caserío de Prados Bajos.
Junto al cortijo, la pintoresca vegueta de chopos y nogales, adornan la ribera del arroyo Valdearazo con pintas otoñales. A nuestra espalda, ya a lo lejos, sigue despuntando la figura de la Peña del Palo.
Toca vadear las aguas del Valdearazo por donde nos parece práctico, estando su ribera totalmente cegada de zarza y matorral. Encontrado un punto aceptable, cambiamos de margen y pasamos a caminar aguas abajo a escasos metros del cauce.
Durante el avance daremos con los restos de lo que parece una acequia y una pequeña construcción. Desde aquí seguiremos en lo posible la senda marcada paralela al arroyo, aunque se adivinan otras opciones con el mismo fin.
Nuestros pasos van a parar de nuevo a terreno firme, con una paso de valla de por medio, y que de nuevo nos hace caminar cómodamente, esta vez hacia la entrada al Cañón de Pitillos.
Abandonamos el carril y la senda se adentra en el cañón, en nuestro camino nos encontraremos sendos trechos equipados con una baranda de cuerda para salvar algunos pasos de piedra lisa e inclinada.
No tardamos mucho en caminar por el fondo del cañón, dejando de lado el desvío que nos llevará a la vuelta hacia el ascenso por la Cañada del Sabinar.
Una vez pisamos la arena de la Vegueta de los Frailes, posibilitado por el bajo nivel del embalse en fechas otoñales, tendremos la opción de continuar hasta encontrarnos con las aguas del Quiebrajano. En esta ocasión el terreno nos permite llegar poco antes del aporte de la Cañada de los Lobos.
Tras disfrutar del particular paisaje del interior de la cola del Quiebrajano, ponemos rumbo a los miradores que dominan el pantano desde el este. Antes tenemos que desandar nuestros pasos hasta la encrucijada que localizamos a nuestra llegada al cañón. Un pequeño puente nos sirve para vadear el Valdearazo por última vez y entrar de lleno en el exigente ascenso por la vereda de la Cañada del Sabinar.
Trazado sinuoso, a veces con fuerte pendiente y otras describiendo amplias zetas para aliviar el ascenso, que nos hace ganar altura rápidamente y alejarnos de las entrañas del Cañón de Pitillos.
Iremos ganando las vistas al embalse tras cada viraje, finalizando la subida en un pequeño collado en la parte alta de la sierra. De seguir la senda al frente daríamos por terminado el recorrido hacia las inmediaciones del Cortijuelo.
Nuestra opción nos hará romper con la tónica de la jornada, apuntando la marcha hacia el primero de los miradores sobre la Cañada del Sabinar. Nuestra aproximación resultará más ajetreada de lo esperado, salvando un estético paso por un pequeño vasar bajo la arista. Aunque si bien estos metros no revisten complejidad, en caso de tener vértigo o encontrar el terreno húmedo, habrá que extremar la precaución.
Pero será en la segunda parte de la aproximación donde el avance se torna complicado.
Por delante, un corto tramo de cresta en descenso, con un cortado a nuestra izquierda y terreno abrupto y arbustos a nuestra derecha.
Nos decidimos a descender sobre la misma arista, pero en varias ocasiones resulta inviable el avance, obligados a buscar el paso más favorable por la derecha pegados a la línea de cresta. La arboleda baja y un piso con una pendiente considerable nos hace dedicarle tiempo y paciencia al descenso.
Cuando la opción aérea de la arista nos lo permite nos decantamos por ganar metros con vistas al embalse. Pocos metros nos restan al mirador, y a sabiendas de la traza definida que se mueve bajo nosotros, nos damos por vencidos y descendemos como podemos hasta ir a parar a la esperada senda.
Aliviados caminamos ahora hasta el extremo de la arista, lugar donde obtenemos una de las mejores panorámicas del Quiebrajano.
Al otro lado de la cañada, algo más elevado al norte, se levanta nuestro segundo mirador en la agenda. Retornamos de nuevo sobre la clara senda que nos ha traído en los metros finales. Igualmente, esta vereda nos lleva de vuelta al Cortijuelo si quisiéramos dar por finalizado el trazado.
Volvemos a abandonar la cómoda vereda una vez el paso por la cañada a nuestra izquierda resulta liviano. Cruzamos a la loma de Los Cortijuelo, un canchal de piedra prácticamente sin desnivel y que no nos dificulta en exceso el avance a estas alturas del día.
Cuando nos acercamos al ocaso nos situamos sobre la formidable atalaya que dan por concluidas las vistas de la jornada.
Sólo nos resta volver sobre la loma hasta las mismas instalaciones del Cortijuelo y finalizar la marcha en nuestro punto de partida en la carretera a Carchalejo.
Nos vemos en las montañas.
Waypoints
Desvío a Prados Altos
Comments (3)
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Hola, Carlos. Entiendo que el tramo del vasar y la arista es más coñazo que otra cosa por la vegetación y falta de traza, no? o es zona peligrosa?
Buenas Rafalín!!!
Poca cosa. El vasar si está mojado mejor tenerlo en cuenta.
La pequeña arista, más que el matorral, es abrirte el paso y adivinar el lado bueno.
Pero vamos, con tu rodaje ni te enteras!!!!!
Un fuerte abrazo... seguimos esperendo ese día de coincidir en el campo.
Cuando quieras. El otro día conocí a Aitor y me habló de tus palizas en Sierra Nevada, que he estado también consultando estos últimos días. Que sea antes del verano!